Viajar al fin del mundo puede ser realidad. Siempre se ha soñado con perderse en alguna remota isla desierta o encontrar el valle perdido entre altas montañas. Viajar al fin del mundo es cuestión de presupuesto, organización y no dejar de soñar en ello.
En este artículo te proponemos viajar a los siete lugares que podrían considerarse el fin del mundo, los más perdidos del planeta, esos que estés dónde estés, vivas donde vivas, te parecerán los más remotos y extraños del mundo.
Viajar al fin del mundo: Isla de Pascua (Chile). Tierra perdida nº 1
Célebre isla por sus grandes cabezas de piedra, el moái, pero lejos de las rutas turísticas tradicionales. Adscrita a la administración de Valparaíso (Chile), llegar hasta allí resulta complicado por la protección medioambiental y de patrimonio cultural que posee la isla y por ser el territorio insular más alejado de tierra firme de todo el planeta.
Por senderos inhóspitos caminarás junto a volcanes, encontrarás unas playas paradisíacas con vecinos tan simpáticos como los tiburones. Una vez logrados los permisos, se puede alquilar un todoterreno y con espíritu explorador no perderse un solo rincón de una de las tierras con más encanto y misterio del planeta. Aún hoy resulta enigmático cómo llegaron los primeros pobladores a esa isla perdida en medio del océano, una tierra además escasa en recursos para sobrevivir.
Viajar al fin del mundo: Desierto de Atacama (Chile). Tierra perdida nº 2
Seguimos en Chile, aunque para ser exactos toda la zona desértica que se conoce como Atacama comprende también territorios en Bolivia, Perú y Argentina. El territorio desértico de Atacama también es célebre por ser el ejemplo de desierto por excelencia. Decir que nunca llueve no es exagerado. La oscilación térmica va de los -25º de la noche a los casi 50º por el día a la sombra.
Amaneceres, atardeceres y anocheceres en grandes praderas con dunas increíbles. Mesetas sin fin, con lagunas saladas. Cielos que parecen caer sobre nuestras cabezas. Lo mejor de perderse en este rincón perdido del planeta es contemplar el firmamento. Por la noche se ven todas las estrellas de la galaxia.
Viajar al fin del mundo: Groenlandia (Región autónoma de Dinamarca). Tierra perdida nº 3
Si para ti alejarse del mundanal ruido de la vida cotidiana, perderse en un lugar remoto, tranquilo y despoblado, es más una zona nevada, de fiordos y glaciares, que un paraje desértico caluroso, tú opción, sin duda, es Groelandia. Zona del planeta que es en realidad una enorme isla, la más grande del mundo si no consideramos la isla-continente de Autralia, “anexada” al continente americano por el norte y vinculada a Europa por ser puente entre el oceáno Atlántico y el océnao Glacial Ártico.
Casi deshabitada, su capital Nuuk será de lo poco “civilizado” que encontrarás en ese inhóspito lugar cubierto de hielo y nieve en el 85% de su territorio. Si te cansas de fiordos, glaciares y auroras boleares (cosa que dudo), puedes probar a llegar hasta Ittoqqortoormiit, el municipio de Groelandia y del mundo más innaccesible. Sólo se puede viajar en helicóptero o barco rompe hielos y en fechas concretas.
Viajar al fin del mundo: Siquijor (Filipinas). Tierra perdida nº 4
Si en el fondo eres un tradicional y quieres perderte en una isla desierta, ese lugar es la Isla de Fuego o Siquijor, en el archipélago filipino. Es una isla de playas con finas arenas y aguas traslúcidas. Increíble paraíso en el centro de Filipinas, entre las grandes islas del norte y del sur del país. Son famosas sus “fiestas-conjuros” en las calas perdidas por la isla, algo que le da más secretismo y magia a este lugar perdido del planeta.
Viajar al fin del mundo: Huacachina (Perú). Tierra perdida nº 5
En el llamado desierto del Sur o Desierto Costero (Pacífico), en Perú, esta aldea perdida del planeta es el perfecto oasis imaginado en un espejismo. Pero en este caso es muy real. Se aparece a “nómadas” viajeros y turistas que van camino de la costa del Pacífico y que aún tienen una hora de camino. Así que es necesario detenerse en este pequeño pueblo, a la ribera de una laguna con cuatro palmeras.
Ese lago tiene una leyenda, cada año se aparece una sirena que rapta a un hombre que esté cerca de la orilla. Precaución si te asomas a sus aguas.
Viajar al fin del mundo: Ushuaia, Tierra del Fuego (Argentina). Tierra perdida nº 6
Conocido como el puerto del Fin del Mundo, el extremo más extremo de la Patagonia, es capital de la provincia de Tierra del Fuego, Argentina, esta ciudad-puerto (Ushuaia) será también la mejor manera de conocer uno de los lugares perdidos del planeta por excelencia: la Antártida.
La ciudad portuaria de Ushuaia es también capital de la Antártida (argentina) y de las Islas del Atlántico Sur (que incluiría las disputadas Islas Malvinas). Hay controversia en considerarla como la única ciudad argentina costera al Pacífico, pues existen tratados fronterizos con Chile que impiden tener presencia argentina en el Pacífico. Para Argentina se trata de un canal de transición (Canal Beagle) entre los dos océanos (Atlántico-Pacífico).
Viajar al fin del mundo: Laponia (Finlandia). Tierra perdida nº 7
Conocida por albergar la residencia de Papá Noel, esta región del norte de Finlandia es también la tierra más norteña de la Unión Europea. Algunos la llaman la “Alaska” de Europa por sus bosques infinitos, sus praderas nevadas de silencio extremo con manadas de renos y sus tranquilas aldeas de casas de madera.
El tópico te hará creer que Laponia es tierra de esquimales. No es así exactamente, aunque de etnias “primas hermanas”, los Sami (lapones) son diferentes, únicos en realidad, de los Inuit (esquimales). Perderse por las aldeas del pueblo Sami es otra opción si buscas viajar al fin del mundo y llegar a una tierra perdida del planeta.
Cuando se trata de destinos, chile es uno de mis preferidos… He tenido la dicha de hacer varias visitar a este hermoso país, y de verdad que lo disfruto muchísimo. Aunque no dejo a un lado otro de mis favoritos, en mis <a target="_blank" href="https://www.sildaviaviajes.com/viajes-japon/"> Viajes a Japón </a> me he percatado que este destino también entra en esa lista. Tanta tecnología, su cultura, su gastronomía, en fin todo lo de Japón es para mi, una grata experiencia.