Consejos para visitar la Vía de la Plata

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Como en otras ocasiones el marketing turístico para atraer al turista cultural que desea conocer huellas del pasado y museos, ha descabalado el rigor histórico. En este artículo haremos lo mismo, promocionar el turismo, pero ciñéndonos al espacio histórico que verdaderamente ocupó la “vía de la Plata”.

En la etimología de la palabra “plata” está la solución del problema y el origen de la confusión, que ha generado cierta polémica entre los alcaldes de las ciudades que recorren la ruta “vía de la plata”.

Milario, piedra que marcaba mil pasos en la Vía de la Plata (imagen propia)

Milario, piedra que marcaba mil pasos en la Vía de la Plata (imagen propia)

Dónde empieza y dónde acaba la Vía de la Plata

 “Iter ab Emerita Asturicam”. O lo que es lo mismo, como en una señal de la M-30, en latín se indicaba una dirección en un hito de la calzada. Es decir, que la vía realizada por los romanos y conocida como “vía de la plata” iba desde Mérida, auténtica capital del sur, mal que le pese a Hispalis (Sevilla), hasta Astorga (Austorica) en la provincia de León; por tanto, un camino que atravesaba la actual Extremadura y el centro leonés.

Se ha pretendido darle el nombre de “Ruta de la Plata” porque especulan servía desde la época de los tartessos para transportar ese argento metal de norte a sur de la península. Desde el actual Gijón hasta la Hispalis sevillana. Pues es mucho suponer. Empezando por el dato de Tartessos, civilización con gran dominio de la minería pero a la que no le hacía ninguna falta comerciar y “subir” sus metales preciosos o su estaño hasta el norte peninsular, ya que se centraba en sus contactos con fenicios y griegos en el estuario del Guadalquivir y el Mediterráneo.

 “Al-balat”, palabra árabe que denomina calzada, vía para hacer a pie o en bicicleta

En la zona hubo fuerte presencia musulmana durante siglos y para muchos investigadores, el nombre de la vía de la plata derivaría del término árabe “Al-balat” ; la fonética romance habría ido derivando el término balat en plat y de ahí al castellano del siglo XVI que confundió la etimología con la del preciado metal, la plata. Varios topónimos de localidades por las que circulaba una vía o tenían cruce de calzada certifican esta hipótesis; Albalate, Albalat, Albalá, Albadalejo… Alvalade en portugués.

Otra teoría más reciente defiende el origen del nombre de “Vía de la Plata” por las indicaciones en la epigrafía peninsular que transcriben “vía delapidata”, es decir, de calzada empedrada (significado en latín). Para muchos autores de tesis es más fácil pasar de “de-la-pid-ata” a “de-la-pla-ta”, que de “al-ba-lat” a “ala-pla-ta”. De una forma u otra, la etimología que puso nombre a la calzada “Iter ab Emerita Asturicam” no proviene del término que haría mención al comercio argénteo.

En bicicleta por la Vía de la Plata, rutas gastronómicas 

Un miliario marcaba en la calzada la distancia de mil pasos. Desde la Roma extremeña, Mérida, se han encontrado varios de esta vía. Emerita llegó a ser una Roma ibérica, como así lo reconoce el monumento que en la plaza junto a la alcazaba y el puente romano representa a la loba amamantando a Rómulo y Remo, regalo de la ciudad eterna a su hermana ciudad, Mérida.

Subiendo por el norte de la calzada, podemos hacer parada en el primer lugar que el viajero romano usaba como área de servicio. Una mansión, casa grande, que servía de hospedaje y que ahora es el pueblo de Casas de Don Antonio (Cáceres). El puente que dicen romano sobre el río Ayuela, que es parte de la vía, tiene muchos añadidos de época medieval, pero conserva un estribo de la primera construcción.

[Aunque está fuera de ruta, es imprescindible visitar el vecino pueblo de Montáchez, afamado por sus jamones de bellota y pata negra. A la sombra de su recoleta plaza mayor y bajo el señorío de su castillo, degustar sus embutidos y jamones ibéricos es una experiencia casi religiosa.

Cocido Maragato (imagen Web del Ayuntamiento de Astorga)

Cocido Maragato (imagen Web del Ayuntamiento de Astorga)

Camino de la Vía de la Plata, seguir hasta Astorga

Exageraciones a parte, seguir por el norte dejando atrás a la pagana Emerita sí que puede proporcionar experiencias notables del sentir religioso con la contemplación de las magníficas iglesias y catedrales de Plasencia, Cáceres y Salamanca. Estas últimas ciudades declaradas patrimonio de la humanidad, merecen una visita calmada del viajero de la “vía de la Plata”.

Al llegar a Astorga acabamos (o empezamos, si enlazamos con el Camino de Santiago) la calzada, “la al-balat” árabe o “la delipediata” romana. Si atravesamos las murallas romanas de la ciudad nos espera un edificio de Gaudí (Museo de los Caminos) y un cocido maragato.

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