Crítica de “Verano (estiu) 1993”, la ópera prima de Carla Simón

Verano (estiu) 1993 de la española Carla Simón se ha convertido en una de las cintas más premiadas y exitosas del año pasado (2017), consagrándose en la gala de los Goya con 3 estatuillas de 8 nominaciones. Y es que la ópera prima de la catalana ha convencido tanto a críticos como al gran público gracias a la sutil y contenida mirada de una niña de 6 años, porque Verano 1993 es una película autobiográfica basada en el verano de ese año. Su estilo íntimo, cuasi documental y desdramatizado confieren a la cinta un estilo personal que le aleja considerablemente del cine más comercial.

Verano 1993 es la primera cinta de Carla Simón ya que anteriormente no había realizado ninguna película, ni siquiera un cortometraje. La joven directora de 32 años supo rodearse de un fantástico equipo humano: comenzando por el actor David Verdaguer —que ya actuó también en la opera prima de Carlos Marquet-Marcet, 10.000KM— y terminando por la fantástica Laia Artigas  — interpretando a Carla Simón a la edad de 6 años.

Verano 1993 ya despuntó en la Berlinale (Festival de Berlín) ganando el premio a la “Mejor Opera Prima” y el “Gran Premio del Jurado Internacional”, le siguió la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga, también distintos galardones en los Premios Gaudí, y finalmente terminó coronándose en la gran fiesta del cine español, los Goya. Aquí, consiguió 3 premios de 8 nominaciones: el Goya a la mejor actuación femenina principal, a la mejor actuación masculina de reparto y remató con el premio a la mejor directora novel.

Sinopsis/Trama de Verano 1993: el trascendenal verano de una niña con sus nuevos padres

Laia Artigas

Image by Filmin.es

 

Frida (Laia Artigas) es una niña de 6 años que acaba de perder a su madre, y, como también había fallecido anteriormente su padre, es adoptada por sus tíos, se translada a la casa rural de los mismos. En ese verano de 1993, Frida intentará asimilar la pérdida de sus padres y adaptarse a la nueva vida.

 

Crítica/Review de Verano 1993: obra intimista autobiográfica de sello propio

Verano 1993 es una de las obras más personales de la cartelera española en los últimos años, porque su estilo, a medio camino del documental, así lo acredita. Además, el espectador nota que la información nunca se clarifica, percibe a través de los temblorosos ojos de una niña de actitud contenida y espectante. Y es que es una película de contenido autobiográfico y desdramatizado, sentimos en cada momento cómo vivió el verano de 1993 la pequeña Carla Simón. El tono está muy alejado del drama convencional que solemos ver en cualquier cartelera, aquí la capacidad de observación del espectador se antoja importante a la hora de comprender y empatizar con el argumento.

Verano_1993

Image by cinemaldito.com

Porque en Verano 1993 ni la dirección austera ni la fotografía destacan notablemente, pero apenas importa, todo el foco del espectador se concentrará en los ojos de la niña Frida. Para ello, la actriz (Laia Artigas) que encarna a la directora de pequeña, realiza una de las mejores interpretaciones que he visto nunca; logra un tono muy contenido, y a la vez, percibes en cada momento lo que la actriz quiere trasmitir. Las comparaciones son siempre odiosas, pero Laia Artigas nos hace recordar a la otra gran pequeña actriz del cine español, Ana Torrrent. Verano 1993 nos recuerda a Cría cuervos… de Carlos Saura y también a El espíritu de la colmena de Victor Érice.

En Verano 1993, la niña Frida pierde a su madre — anteriormente perdió a su padre— por razones desconocidas, no parece importante el por qué. La directora elige no explicarnos nunca estas razones, pero, sí, muy poco a poco, percibimos a cuenta gotas cuál fue la razón principal de estas muertes. Frida intenta ubicarse en su nueva familia, y para ello, observa, imita y actúa en consencuencia. Frida intenta satisfacer a sus padres adoptivos de todos los modos posibles, llamando la atención si la situación es propicia, o, incluso, compitiendo de tú a tú con la hija de sus nuevos padres. Este proceso de adaptación marcará toda la película.

Por todo ello, y a pesar de su corto presupuesto, Verano 1993, trasmite honestidad, sencillez, verosimilitud y ternura. Este sello tan personal  logra calar hondo en el espectador, éste sabe que está asistiendo a una historia veraz y humana. La pequeña historia de Carla Simón rezuma universalidad, veracidad y talento.

 

Frida_Verano1993

Imagen by alfonsomendiz.blogspot.com

 

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