Uno de enero, el primer peldaño de la “Escalera de San Fermín”

“1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo, 4 de abril, 5 de mayo, 6 de junio, 7 de julio San Fermín”. Como dice la canción, el primer día del año los pamploneses comienzan a subir la famosa Escalera de San Fermín y celebrar que ya queda menos para los sanfermines.

Fue el navarro Ignacio Baleztena (1887-1972), carlista y fundador de la peña sanferminera Muthiko Alaiak, quien escribió los versos de esta conocida canción. La secuencia temporal que narra la letra es conocida como “la escalera sanferminera” y cada una de las fechas, sus “peldaños”. Comienza el 1 de enero y continúa sucesivamente los 6 meses siguientes. Es una celebración que sirve de excusa a peñas y cuadrillas para preparar el ambiente sanferminero y festejar la cuenta atrás para las fiestas. Las cenas sanfermineras vuelven a tomar las calles y el ambiente festivo se cuela entre las celebraciones navideñas.

No solo de fiesta vive el hombre

La tradición más arraigada en torno a la Escalera de San Fermín consiste en una misa en honor al santo que se celebra cada uno de los peldaños de esta cuenta atrás. La eucaristía tiene lugar a las 19.30 horas en la capilla de San Fermín de la parroquia de San Lorenzo de Pamplona, donde cientos de feligreses acuden a visitar al santo y a celebrar que ya queda menos para su semana grande. Se trata de una misa en la que participan colectivos religiosos ligados al santo, así como grupos musicales. Durante la celebración los pamploneses ofrecen al santo un ramo de flores rojas con una cinta en la que se indica el escalón subido para las fiestas de San Fermín. Además, se coloca un pañuelo rojo sobre el altar por cada peldaño subido de manera que el 6 de junio el altar aparece engalanado con 6 pañuelos.

Sanfermines, unas fiestas en honor al santo

Busto de San Fermín en la capilla – Wikipedia

Uno de los elementos que originariamente formaban parte de las fiestas en honor a San Fermín son los actos religiosos en honor al Santo. Esta fiesta nació para honrar la figura del santo, que paradójicamente no es patrón de Pamplona, sino que es copatrono de Navarra junto a San Francisco Javier.

Para los pamploneses y pamplonesas, creyentes o no, la figura de San Fermín tiene un valor simbólico que va más allá de lo religioso. Representa un icono que despierta la simpatía y el cariño de la ciudadanía, convirtiéndolo en un elemento aglutinador con el que se identifican todas las personas.

La historia cuenta que Fermín, hijo de Eugenia y de Firmo, un senador romano que vivió en pamplona en el siglo III y que, según la tradición, fue convertido al cristianismo por San Saturnino (patrón de Pamplona). A los diecisiete años el joven Fermín predicaba el evangelio por los alrededores y a los veinticuatro años fue consagrado Obispo. Con treinta años inició un periplo por tierras galas que le llevó a predicar por Aquitania, Auvernia y Anjou, antes de asentarse en Amiens, donde también fue nombrado Obispo de Amiens. Paralelamente se ganó la enemistad de las autoridades oficiales contrarias al cristianismo, lo que le llevó primero a la cárcel y más tarde al martirio por decapitación un 25 de septiembre.

La leyenda del Santo nació hacia el siglo IX en Amiens y de ahí llegó a Pamplona en el siglo XII, cuando en 1186, Pedro de París trasladó a la ciudad una reliquia de la cabeza del Santo, convirtiéndolo en un santo de devoción para cientos de pamploneses.

Los Sanfermines conservan el culto al San Fermín con tres grandes ceremonias; las Vísperas, la Procesión en honor al Santo y la Octava.

Las Vísperas

El primer acto religioso de las fiestas son las Vísperas cantadas en honor al Santo. Se celebran el día 6 a las 20 horas en la capilla de San Fermín y a ellas acude la banda municipal La Pamplonesa y la corporación municipal vestida con el tradicional traje de gala: los hombres con frac, guantes y chistera, y las mujeres con vestido inspirado en los trajes tradicionales de los valles de Roncal, Salazar y Aezkoa.

Ligada íntimamente a este acto, es el Riau Riau, una antigua Marcha a Vísperas que la corporación municipal realizaba a pie entre la Casa Consistorial y la capilla de San Fermín que tradicionalmente era acompañada por la interpretación del Vals de Astráin. La denominación de Riau-Riau para la Marcha a Vísperas procede de la costumbre, nacida entre 1911 y 1914, de corear con el grito “¡riau, riau! cada estrofa del vals, y de bailar delante de la corporación entorpeciendo su marcha y procurando que este trayecto durara el mayor tiempo posible a modo de protesta.

La procesión al Santo

“Momentico” de la Jota “Al glorioso San Fermín”

La multitudinaria procesión a San Fermín es quizá una de las tradiciones más arraigadas de los Sanfermines, ya que su origen data del siglo XII.

El acto comienza un poco antes de las 10 de la mañana del 7 de Julio, cuando la Corporación, vestida de gala como en las Vísperas, se dirige desde el ayuntamiento hasta la Catedral para recoger a los miembros del Cabildo a quien le corresponde presidir la procesión. Desde allí, todos se dirigen hacia la iglesia de San Lorenzo para recoger la talla de San Fermín. Aquí, hacia las diez y media, sale la imagen del Santo (la única vez que sale al año) y se saca en procesión por las calles del Casco Viejo acompañado por una nutrida comitiva. Les acompañan la comparsa de Gigantes y Cabezudos, clarineros, maceros, txistularis, dantzaris, timbaleros, representantes de los gremios históricos, la Hermandad de la Pasión y la Congregación Mariana. Cierra la procesión la banda municipal de música La Pamplonesa. Y flanqueando la figura del santo, desfilan los representantes de las peñas de Pamplona, dos representantes por peña.

De vuelta a la iglesia de San Lorenzo, el arzobispo celebra la misa, después de la cual la Corporación acompaña de nuevo al Cabildo hasta la Catedral. Posteriormente la Corporación regresa al Ayuntamiento al son del ‘Asombro de Damasco’.

Lo más emotivo de la procesión son las pausas, llamadas “momenticos” que se realizan durante el recorrido, en las que se homenajea al Santo entonando coplas y jotas o interpretando melodías de txistu. Es imposible acudir a todos los puntos importantes de la procesión, así que hay que elegir:

– El traslado del santo desde el altar a las andas: este acto es tan desconocido y poco seguido como singular. Entre tres personas se desbloquea la peana del altar de la capilla de San Fermín y se colocan dos raíles que permiten trasladar, arrastrando, la figura del santo hasta su posición en las andas para iniciar la procesión.

– El “Momentico” de verdad es el instante en el que la corporación municipal engalanada acude al atrio de la catedral para recoger al cabildo catedralicio. Todavía el santo descansa en la capilla de San Fermín pero la comitiva ya ha iniciado su camino. Pero hay otros.

– La jota “Al glorioso San Fermín”, que la coral de Santiago de la Chantrea entona en una abarrotada Plaza del Consejo.

– En el pocico de San Santurnino o San Cernin, dos niños colocan rosas en la peana del Santo al ritmo de unos txistularis que tocan el Agur Jaunak.

– En el atrio de la Catedral los gigantes bailan al son de txistus y gaitas, mientras suenan las campanas (destaca el sonido de la campana María y sus 12.000 kilos, la segunda más grande de España, fabricada en 1584), los clarines y La Pamplonesa, dando lugar a un espectáculo de gran belleza estética y sonido que constituye uno de los momentos más emotivos de los Sanfermines.

Comparsa bailando en el ayuntamiento – Wikipedia

– Cuando la corporación regresa al ayuntamiento, los dantzaris se despiden bailando en la Plaza Consistorial arropados por miles de personas y por la comparsa de gigantes y cabezudos que también se une a estos bailes.

La Octava

Como su propio nombre indica es la 8ª y última misa de fiestas y que se lleva a cabo el 14 de Julio, a las 11 de la mañana. Esta eucaristía se celebra desde 1689 y es el último acto religioso del programa oficial de las fiestas. La Corporación acude en procesión a la capilla, acompañada por los Gigantes y Cabezudos, la guardia municipal y La Pamplonesa, y tras el oficio religioso vuelven al Ayuntamiento.

En definitiva, actos cargados de emoción en honor al santo que da nombre a una de las fiestas más populares del mundo, los sanfermines, que ya se empiezan a celebrar el 1 de enero, con el primer peldaño de la escalera y que volverá a celebrarse el 2 de febrero, cuando se sube un escalón de esta cuenta atrás.

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