“Trainspotting”: La novela debut de Irvine Welsh

“Trainspotting”, primera novela del escritor escocés Irvine Welsh, es un crudo retrato sobre la las decisions y adicción a la heroína de un grupo de yunkies en Edimburgo, atisbado por acertado humor negro y memorables personajes.

En muchas ocasiones, la obra literaria de origen escocés es principalmente identificada por la vena de los clásicos románticos y la mitificación de héroes como “Rob Roy” (1818) y “Ivanhoe” (1819), ambas del escritor Walter Scott.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la literatura escocesa, un tanto popular por la transición de Robert Louis Stevenson del periplo de piratas en “La Isla del Tesoro” (Treasure Island, 1883) a la novela corta de corte psicológico de “El Extraño Caso de Dr. Jekyll y Mr. Hide” (Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hide, 1886), adoptó un lado experimental a partir de la década de los ochenta, con una predominancia en el retrato de vidas urbanas en el país, tal como lo realizado por el escritor James Kelman en sus novelas “The Busconductor Hines” (1984) y “A Chancer” (1985).

Prosiguiendo con la predominación del tema, el nombre de Irvine Welsh se colocó en la mira del mundo de las letras gracias a “Trainspotting” (1993), su libro debut con el que, además de recrear a una juventud escocesa sumida en la desesperanza económica en tiempos de la ex primer ministro británica Margaret Thatcher, añade crudeza y dilemas con tintes filosóficos y humor negro.

La trama de “Trainspotting”: Un poderoso debut literario

Edimburgo, Escocia. Ochentas. Un grupo de jóvenes yunkies vive en el lado oscuro de una ciudad en la que predomina la crisis económica, la desesperanza, el desempleo y el sida.

Entre sexo, drogas, rock and roll, borracheras frecuentes en pubs, hinchas del futbol, discotecas (como eran llamadas en ese entonces) y el folclor del idioma en las calles escocesas, Welsh recurre a historias cortas divididas en siete partes en las que participan algunos integrantes de la banda de amigos de Mark Renton: el mujeriego Sick Boy, el violento Begbie, el incauto Spud, el tambaleante Tommy y el alcohólico “Segundo Premio”, entre algunos otros que exaltan la problemática social vivida durante la década, aspecto identificable incluso en la actualidad.

Crítica de “Trainspotting”: Un crudo y humorístico retrato de una búsqueda de redención

Trainspotting, Irvine Welsh 1993

Trainspotting, Irvine Welsh Mariana Fernandez Fabela Galakia

Intercalando la narrativa en primera persona entre algunos de los personajes mencionados (Spud, Begbie, Renton, Sick Boy) con la del narrador omnisciente, “Trainspotting”, además de representar con crudeza las vivencias de los yonkies, ofrece sus puntos de vista sobre la existencia, con los propios “dilemas” de Renton tanto en estado “enganchado” como “desenganchado” de la heroína, con la idiosincrasia de jóvenes de la clase obrera representada en el argot callejero.

Acompañada por lo explícito y violentos que pueden ser algunos de los relatos, el humor negro resalta, por momentos, lo burda que la vida puede volverse a causa de las circunstancias. Los cuestionamientos del grupo sobre el sexo, el futbol, la traición, la amistad, el honor y el nacionalismo escocés, para unos el orgullo que los mantiene en pie (Billy, hermano de Renton), destacan por su realismo y el aire desesperanzador en tiempos en los que la llamada “Dama de Hierro”, Margaret Thatcher, gozaba su poder político en el pináculo de su carrera en unos ochenta desalentadores en cuanto al panorama económico se refiere.

Una faceta de Edimburgo oscura, que muy pocos observan, con individuos desesperanzadores: “Spuds” destinados a perder de manera permanente oportunidades para salir de una existencia hueca con las constantes apariciones de los negocios clandestinos, con “Sick Boys” que buscan beneficios a expensas de los demás y la violencia existencial en “Begbies” que pretenden controlar su entorno, careciendo de méritos. Personajes un tanto repulsivos en sus comportamientos y conveniencias, con un inusual carisma en cuanto a sus propias reflexiones sobre sus mundanas existencias.

Así, el rechazo a la burguesía se representa a través de Renton, quien experimenta una notoria transformación personal que lo lleva hacia el abandono de la adicción y de su vida caótica al atestiguar las historias paralelas de sus camaradas yonkies. Tommy, en un inicio sano y en buena forma, termina por deteriorarse a causa de su caída en el consumo de heroína y en la depresión por el abandono de su novia.

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“Trainspotting” es un meritorio debut que trasciende por el realismo sucio, la importancia a los detalles que marcarán el destino de los involucrados y el dialecto nativo escocés manejado por Welsh.

La obra representa las tribulaciones por las que los jóvenes londinenses de la época enfrentaban y sus claroscuros en sus existencias, así como el placer con el que los personajes encuentra en las drogas, reflejo de la vivencia al margen de la sociedad que los condena para eludir la misma vida a  la que no encuentran sentido alguno.

Irvine Welsh después de “Trainspotting”

Nacido en Leith, Escocia, el escritor Irvine Welsh (1958-), después del aplauso de la crítica especializada y convertirse en un éxito de ventas que le valió el estatus de culto y el denominativo “Merece vender más ejemplares que la Biblia” por parte de la revista literaria Rebel Inc, prosiguió con una prolífica carrera en la que la vida en las calles escocesas y su modus vivendi reafirmaron su particular estilo e intereses: el futbol y la música.

Welsh, quien en su juventud se dedicó a múltiples trabajos como electricista, guitarrista en la era del punk y en reformarse tras varios arrestos, trabajó en el Distrito de Consejo en Edimburgo y se gradúo en los ochenta de la Universidad Herriot- Watt. Su estilo como escritor está definido por múltiples personajes que aparecen a lo largo de su obra, compartiendo escenario y el mismo argot urbano escocés.

Pesadilla del Marabú “(Marabou Stork Nightmares, 1995), su segunda novela, es una intercalación entre el surrealismo y los recuerdos de un hombre en coma. Deslindándose del escenario yunkie de Leith, “Escoria” (Filth, 1998) es un periplo de corte criminal en la que el detective Robertson, un inmoral detective adicto a la cocaína, al sexo y al alcohol, se le asigna el caso de asesinato de una mujer mientras enfrenta una caída en espiral por los excesos, sus problemas personales, su bipolaridad y la separación de su ex esposa.

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Para su tercera novela, Welsh aligeró un poco los temas por los que es identificado, retomando la compilación de historias y el humor negro en “Cola” (Glue, 2001) con cuatro jóvenes escoceses como los protagonistas, recorriendo diversas décadas en sus vidas y en sus lazos de amistad.

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La secuela de “Trainspotting”, “Porno” (2002), se ubica diez años después de los acontecimientos de su antecesora, en la que se deslinda de la narración de múltiples personajes para centrarse en Sick Boy (un fracasado propietario de un pub que pretende introducirse en el negocio del cine porno), Renton (un exitoso dueño de un club en Amsterdam), Spud (quien pasa su tiempo en centros de rehabilitación para dejar las drogas), Begbie (el violento alcohólico que busca venganza por la traición de Renton) y Nikki (una bulímica estudiante universitaria).

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La complicada relación antagónica de dos inspectores de salubridad en restaurantes en  “Secretos de Alcoba de los Grandes Chefs” (The Bedroom Secrets of The Master Chefs, 2006), la recuperación de un hombre por el asesinato de un infante en “Crime” (2008), la “precuela” de la banda de Renton y compañía sobre los orígenes de sus adicciones yunkies en “Skagboys” (2012) y la extraña relación de una instructora de fitness y una mujer obesa en Miami en “La Vida Sexual de las Gemelas Siamesas“ (The Sex Lives of Siamese Twins, 2014) son otras obras con las que puede entreverse el característico estilo del escritor, siendo las más recientes novelas de su autoría la “obligación” de un porn-star en la resolución de una desaparición en “A Decent Ride” (2015) y el thriller “The Blade Artist” (2016).

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The Acid House” (1994) es una recopilación de cuentos cortos con personajes y escenarios distintos, sin relación aparente entre sí, además de presentar temáticas similares a “Trainspotting” y coincidiendo con el desenfado en su estilo.

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Éxtasis: Tres relatos de amor químico” (Ecstasy: Three Tales of Chemical Romance, 1996), “Si te gustó la escuela, te encantará el trabajo” (If You Liked School You’ll Love Work, 2007) y “Col Recalentada” (Reheated Cabbage, 2009) son otros compilatorios de su autoría.

“Trainspotting”: La película de Danny Boyle

Trainspotting (1996), Danny Boyle

Trainspotting (1996) Danny Boyle comfortnoise tumblr

Después de un promisorio debut en 1993 con el thriller de la codicia compartida por tres amigos en torno a un millonario hallazgo en “Tumba al ras de la Tierra” (Shallow Grave), el realizador británico Danny Boyle fue el encargado de trasladar la odisea gamberra de “Trainspotting” a una adaptación cinematográfica de 1996 que goza en la actualidad de un venerado estatus de culto.

Apoyado con el guion de John Hodge, capta la esencia sucia de la novela, su particular humor, los tintes escatológicos y las referencias culturales, enaltecida con el estilo visual característico de Boyle: la voz en off que es la evocación directa de la mente de Renton, el desfile de ediciones rápidas, el onirismo para afincar la percepción del personaje y la selección de un atinado soundtrack en el que se despliegan las poderosas letras de David Bowie e Iggy Pop.

El filme se convirtió en un destacado complemento a su versión literaria, añadiendo también míticas frases aludidas para “elegir la vida” y la vociferación de la “mierda” que existe en el mundo ante la falta de aspiraciones, representadas en Renton (Ewan McGregor), Spud (Ewen Bremner), Sick Boy (Jonny Lee Miller), Begbie (Robert Carlyle), Tommy (Kevin McKidd) y Diane (Kelly MacDonald).

“Trainspotting”, ese hobbie en apariencia intrascendente en la observación del paso de los trenes, adquirió un móvil oportuno para el retrato de una generación X en su mayoría desesperanzada y escéptica por el sistema. Aquellos que retoman la vida son los únicos que podrán salir del pozo existencial.

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