“The Meyerowitz Stories” es una divertida comedia que obtuvo aplausos en el pre-estreno de Cannes, y —aunque no se llevó ningún premio—, en general consiguió buenas críticas. Su director es uno de esos bichos raros que pululan en Estados Unidos (junto a Woody Allen, Wes Anderson y pocos más) que tienen relativo éxito comercial. Pero, podría entenderse que su cine no está tan alejado del gusto medio del público, en realidad el cine de Noah Baumbach es relativamente sencillo y accesible.
Es por tanto la temática lo que le diferencia del cine más convencional; porque sus personajes los consideramos fracasados e inadaptados, muy alejados del canon hollywoodiense. The Meyerowitz Stories tiene un aire distinto al de sus dos anteriores películas (Frances Ha, Mistress America) del director, ya no tenemos a la carismática e incomprendida Greta Gerwig, pero sí tenemos al dúo cómico más famoso del cine: Ben Stiller y Adam Sandler. La película de Noah Baumbach presenta enormes coincidencias con Los Tenenbaums. Una familia de genios del anteriormente mencionado Wes Anderson. Y a todo esto hay que añadirle ese toque post burgués más propio del americano Woody Allen.
Es Netflix quien pescó nuevamente en un importante Festival —como ya ocurrió en Cannes con la genial Okja— de la esfera mundial, y nuevamente pudo estrenar su adquisición antes de los cines.
Sinopsis de la película The Meyerowitz Stories
La trama gira en torno a las interrelaciones de un padre de familia ausente (Dustin Hoffman) con sus tres hijos (Adam Sandler, Ben Stiller y Elisabeth Marvel). El padre es un egocéntrico artista frustrado que paga su depresión con sus hijos, los cuales nunca lo han respetado. Allí, en Nueva York, se reúnen nuevamente después de mucho tiempo para celebrar el evento que conmemora toda la obra del padre. Los conflictos familiares serán la tónica general.
Crítica de la película The Meyerowitz Stories
La película nos cuenta las relaciones disfuncionales de un padre y sus tres hijos. El padre (Dustin Hoffman) recibe en su casa a sus tres hijos justo antes de presentar un evento en la Galería de Arte, y es, sobre todo, un frustrado creador artístico traumatizado y lleno de rencor hacia los más allegados. Dustin Hoffman es también un fracasado padre y marido (tres ex-esposas ya), de hecho se trasmite desidia en todo lo que no concierne a su obra artística, está totalmente desquiciado. Gracias a su interpretación la película fluye y consigue ser creíble en todo momento. Los tres hijos —aunque de diferente forma— son fiel reflejo de la ausencia paternal, ellos son conscientes de sus propias inseguridades.
En la película se contraponen las profesiones artísticas y poco remuneradas con las no artísticas pero sí muy bien remuneradas; esto se ve claro en la profesión del personaje de Ben Stiller (agente inmobiliario con bastante dinero) y el personaje de Dustin Hoffman (sin éxito artístico ni dinero). Este nunca asimila su fracaso ni tampoco valora el éxito de sus colegas de profesión.
Noah Baumbach hace gala de una dirección estándar, simple junto con algunos matices personales. A veces la escena se corta en mitad de una frase de diálogo (quizás evocando la insignificancia de lo dicho), y otras fundidos en negro. Por lo demás apenas hay nada que pueda perturbar las interrelaciones de los personajes, ni siquiera la banda sonora (ya que esta forma de la propia narración). La película tiene un tono que cabalga entre los dramático y cómico, muy parecido al estilo de Woody Allen, pero nunca alcanza el genial y marciano humor de Wes Anderson.