El género del Rock y todos los subgéneros derivados del mismo, tienen dos elementos comunes, por un lado, el uso de amplificadores que elevan el sonido y lo acercan a públicos amplios y por otro lado, la incorporación de la distorsión como pieza fundamental y característica en sus composiciones.
La amplificación de la música, está muy ligada a la aparición de la distorsión ya que ésta nació cuando los primeros amplificadores eran forzados al máximo. Este efecto trató de ser corregido por los diseñadores creyéndolo una merma de calidad a evitar, pero los artistas descubrieron en el mismo la posibilidad de crear un nuevo sonido.
El amplificador, breve historia e incorporación al Rock
Los primeros amplificadores nacen en la década de 1930 para dar cabida a la necesidad de que instrumentos como la guitarra acústica tuvieran presencia en las bandas, dado que su sonido era gran parte de las veces, apagado por el resto de instrumentos acústicos más sonoros.
Además en dicha época, artistas como Robert Johnson en el Blues o Django Reindhart en el Jazz comienzan a dar importancia a la guitarra como instrumento clave en las composiciones del momento, siendo preciso que su sonido sea protagonista indiscutible en las bandas en directo.
Los primeros amplificadores tenían una potencia de entre 10 y 15 watios, potencia realmente ridícula para los estándares actuales que superan los 100 watios.
Inicialmente usaban la tecnología de radio con válvula proyectando el sonido a través de un pequeño altavoz. Evidentemente con el paso de los años y con la demanda de un sonido cada vez más elevado, la tecnología fue adaptándose y desarrollando amplificadores con una potencia muy superior.
A medida que se utilizaban amplificadores, también se comenzaba a electrificar las guitarras, que cobraban cada vez más protagonismo en los años 40, siendo así que la primera empresa en ofrecer amplificadores específicos para guitarra fue nada menos que, Fender, creando el Fender Super Amp en 1949 y diseñando solo dos años más tarde la primera gama de guitarras eléctricas de cuerpo sólido y plenamente dependientes de sus amplificadores.
Pero el punto de inflexión en la construcción de amplificadores tal y como los conocemos en la actualidad, fue marcado por la popularización del Rock, su ejecución en escenarios de gran capacidad y las ideas del ingeniero Jim Marshall.
En 1962 Jim Marshall, dueño de una tienda de música en Londres, que contaba con clientes tan ilustres como Ritchie Blackmore y Pete Townsed, diseñó un amplificador de 100 watios que se podía conectar a una columna de 4 altavoces de 12 pulgadas.
La creación de este amplificador supuso un antes y un después en la música Rock, siendo utilizado por artistas como Jimi Hendrix o Jeff Beck, adquiriendo la categoría de icono.
El nacimiento de la distorsión y su uso en el Rock
Con el nacimiento del Rock en los años 40 y su posterior popularización en los 50, sobre todo a raíz del gran éxito del tema Rock around the Clock" de Bill Haley & his Comets, el uso de los amplificadores comenzó a ser una necesidad insoslayable al actuar las bandas en recintos cada vez más amplios.
Los amplificadores más usados en la década de los 50 eran el Fender Twin Reverb y el Vox AC30 y precisamente con ellos nació la distorsión, inicialmente como un efecto indeseable que surgía cuando el artista forzaba hasta el extremo las válvulas emitiendo una señal deformada.
Esta señal deformada trató de ser corregida por los ingenieros pero, los artistas empezaron a demandar ese nuevo sonido para sus composiciones.
Entre los primeros artistas en utilizar la distorsión, se cita al guitarrista Paul Burlison cuando cayéndosele un amplificador al suelo y aflojándose una de las válvulas de potencia, apreció un nuevo sonido que empleó en 1956 en la grabación de dos temas, “Train Kept A-Rollin” y “Honey Hush”.
También se cita como pionero de este nuevo sonido a el guitarrista Reggie Young que quitaba una de las válvulas de potencia o al también guitarrista Roy Buchanan que rajaba los altavoces para lograr el mismo efecto.
Pero el primero en saltar a la fama por el uso de la distorsión, fue Link Wray, sobre todo en su tema de 1958 “Rumble”, donde no solo forzaba accidentalmente el amplificador Premier para conseguir ese sonido distorsionado, sino que lo agujereaba con un lapicero, para que el sonido fuera aún más caótico, sentando las bases de la música Rock y sobre todo Hard Rock que nacería a partir de ese instante.
Pero Link Wray, a pesar de ser reivindicado por los profesionales de la música, nunca alcanzó la suficiente popularidad como para que ese sonido sobre el que investigaba y desarrollaba, llegase al gran público.
La popularidad de la distorsión realmente surgió en 1961 cuando Grady Martin iba a grabar en los estudios Quonset Hut de Nashville, con su Danelectro el tema “Don’t Worry” de Marty Robbins y por un defecto, uno de los canales de la mesa de válvulas comenzó a distorsionar. La grabación se realizó con el sonido distorsionado y a partir de ese momento muchos músicos se interesaron por ese efecto.
El ingeniero del estudio, Glen Snotty, decidió reproducir ese sonido con un circuito de transistores que acabó siendo desarrollado por la Gibson creándose el “maestro Fuzz-Tone” en 1962, que es considerado el primer circuito específicamente diseñado para conseguir el sonido distorsionado.
El “maestro Fuzz-Tone” comenzó a utilizarse tan ampliamente que el guitarrista de ZZ-Top, Billy Gibbons, hizo instalar el circuito en el interior de su guitarra Fender Jaguar y a partir de ese mismo circuito se crearon y desarrollaron los posteriores pedales de efectos que ampliarían el lenguaje musical hasta extremos ilimitados.
Actualmente la música Rock y cualquiera de sus vertientes no se entienden sin el uso de la distorsión y la utilización de amplificadores para llegar a un público cada vez más amplio.