Reseña de “La chica del tren”, de Paula Hawkins

Análisis del superventas de Paula Hawkins, La chica del tren, que ha cautivado al mundo y ahora ocupa la gran pantalla. Un acercamiento al porqué.

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La chica del tren es el primer thriller de la autora, publicado en 2015. Ha sido traducido a más de 40 lenguas y ocupado el número 1 de las listas por todo el mundo. Además, ha supuesto la «separación» de Hawkins con su mundo previo, el periodismo, al que dedicó 15 años de carrera.

Para esta reseña, he decidido emplear el método que suelo emplear en estos casos. Se trata del método P.E.L.O.T.A. (Personajes, Expectativas, Lenguaje, Originalidad, Trama y «¿Algo más?» o conclusiones), que veremos a continuación. Antes de eso, sin embargo, me gustaría comentar algunos aspectos que no se pueden incluir fácilmente en ninguna de las categorías que se tratarán. Por ejemplo, que la novela está considerada un thriller, con las propias maquinaciones y estrategias propias del género. También, y quizá más relevante, que el idioma del ejemplar que reseño es el original: inglés. O que cuenta con un formato muy peliculero al ser bastante magro: apenas hay relleno. Tenemos la introducción, el nudo y el desenlace sin dilación. El método comienza ahora.

personajes

1. Personajes de La chica del tren

Los personajes de La chica del tren no son muy numerosos. De hecho, si nos ceñimos a aquellos a través de los cuales vemos avanzar la trama, nos plantamos en 3: Rachel, Megan y Anna. Por supuesto, tenemos también otros que contribuyen en gran medida a la trama, pero no nos ponemos en sus zapatos. En términos generales, los personajes darán la impresión de ser poco profundos. Digo esto y no «son poco profundos» porque durante el tiempo que dura la trama no dan señales de profundidad. Sin embargo, no es nada difícil intuir que durante el resto de su tiempo (sin olvidar que es ficción) muy probablemente sí cuenten con esa característica.

Por otro lado, la gran mayoría de personajes son egoístas y no se esfuerzan mucho por ocultarlo. Esto les da un aire de naturalidad y, quizá, de opresión, pues no en pocos casos vemos que son esclavos de su propia voluntad. El resultado es un tanto visceral, pues habrá ocasiones en que veremos la tragedia muy cerca pero sea como sea el resultado, nos sorprenderá.

expectativas

2. Expectativas que suscita la novela

Con este apartado me refiero a las expectativas que tenía antes de y durante la lectura de la novela. Es difícil mantener  una mente abierta cuando en la misma portada aparece el distintivo de superventas, pero me entrené a conciencia.

A medida que avanzaba, mi gusto y mi avidez crecían lenta pero inexorablemente. Cuando llegó el tramo final del libro, no obstante, todo decayó. Daba una sensación como de que Hawkins ideó varios finales posibles y que, al no poder decidirse, optó por «probar» uno, sin mucho convencimiento. Como si fuese un ensayo que, a costa de haberse repetido muchas veces, hubiese perdido chicha. Es una pena porque la confianza y la autoridad que exuda el resto de la novela es admirable.

lenguaje

3. Uso del lenguaje en un superventas

Recordemos que nos estamos refiriendo a la versión original (inglés) de La chica del tren. Recomiendo la edición de 2016 de Black Swan para quienes no lo hayan leído o quieran leerlo en su idioma natal. Se puede conseguir fácilmente aquí:

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Podemos apreciar claroscuros dentro del lenguaje de la novela. Algunos segmentos contarán con una precisión casi quirúrgica mientras que otros serán ciertamente vagos. Esto, lejos de ser una flaqueza, puede considerarse una ventaja importante: Hawkins juega con el lenguaje para unas veces recrear un escenario muy detallado y otras dar la sensación de que estamos a oscuras. Además, contamos con que la trama se desarrolla siempre a través de los ojos de una de las protagonistas, así que el nivel de atención que cada una de ellas preste a una realidad en particular variará en gran medida de su concentración o interés.

originalidad

4. Originalidad de Hawkins

En términos generales, La chica del tren puede considerarse una obra original. Si bien decíamos que es un thriller, cabe resaltar que cuenta con una característica en particular que la hace desviarse ligeramente. Esto es que lo que sucede en la trama no lo orquesta ningún villano, como generalmente se ve en el género, sino que es el propio ansia de los personajes por ir más allá, por ganar, lo que realmente podemos considerar un villano. Sin embargo, un punto negativo es que casi todos los personajes descargarán sus puyas e inseguridades en Rachel, convirtiéndola en «la mala» por su comportamiento, cuando ellos por su parte actúan de forma similar.

Aparte, Hawkins baraja un elenco de personajes que son mundanos. Sus caracteres no son especialmente novedosos y, de algún modo, se encuentran más cerca del suelo que del cielo. A pesar de esto, son perfectamente capaces de crear una atmósfera de intriga y tensión. Casi podemos saborear la verosimilitud en ese carácter mundano.

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5. Trama de La chica del tren

Aquí viene lo realmente interesante. La trama parte muy lenta presentando no a un personaje, Rachel, sino su contexto más inmediato. El resto lo iremos conociendo poco a poco cuando la trama gane en intensidad. No obstante, el proceso es inexorable, como un tren. En el punto 1 hablaba del marco temporal de la novela y de su estanqueidad. Bien, todos los personajes tienen un pasado del que enorgullecerse o avergonzarse pero, a excepción del de Megan, no parece que el pasado en sí tenga mucho impacto en la narrativa.

Por su parte, la propia narrativa se asemeja a una montaña rusa. Tiene tramos de reflexión que siguen a los de avance. Esto es un recurso que muestra compasión hacia el lector, ya que le otorga tiempo y medios para digerir la situación, además de espolear su imaginación para lo que vendrá después. Un ejemplo sublime de esta idea es «el pelirrojo», personaje de lo más sugerente.

Otro recurso que se presenta muy interesante y que le ha valido preguntas incómodas a la autora (véase una ronda de preguntas que contestó para Penguin Random House: www.penguinrandomhouse.ca/imprints/doubleday-canada/blog/qa-paula-hawkins-author-girl-train ) es el de la pérdida de memoria. De este modo, Hawkins puede hablar en primera persona desde Rachel y aún sorprendernos con las acciones que esta lleva a cabo. Dicho de otro modo, cuando somos Rachel somos los últimos en enterarnos de lo sucedido, aun cuando ella no guarda ningún secreto al lector.

Finalmente, hay algo en lo que no estoy totalmente de acuerdo con la contraportada de la novela. Nos dice que «Todos los días son lo mismo, hasta hoy». No obstante, la trama nos lleva a imaginar una especie de subtrama, historieta, basada en lo que Rachel ve a través de la ventana del tren: la famosa historia de Jess y Jason.

conclusiones

6. ¿Algo más que destacar?

En otras palabras, la conclusión. La chica del tren se nos ha presentado como una novela de misterio y tensión. Podemos decir que lo consigue porque, por el carácter de algunos personajes, las cosas nunca son lo que parecen. La narrativa a través de los personajes funciona a la perfección y la química entre ellos (ya sea amor u odio) es admirable. La expectación crece incansable pero se viene un poco abajo al final. La crítica al modo en que mucha gente bebe en el Reino Unido está presente. Para bien o para mal, la novela no parece que vaya a tener secuela, sino que se quedará como historia singular. Solo queda reconocer la calidad de La chica del tren y recomendar su lectura a todos aquellos interesados en novelas de intriga, aun fáciles de leer y que dejan buen sabor de boca tras su finalización.

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