
Sin Alma
Mikel Oraá
Apache Libros
294 páginas
17,95 euros.
En la dedicatoria de Sin Alma, la primera novela publicada del periodista vitoriano Mikel Oraá (1975), el lector comprueba que este libro lo dedica especialmente a todas las personas que son luz; a las que aportan luminosidad a este mundo, a esta vida y a todas las personas que tienen la suerte de estar cerca de ellas o de cruzarse en sus caminos. Aparte de ser una bella y poética dedicatoria, tiene mucha relación con lo que nos cuenta el libro, que en buena medida es un descenso a las profundas oscuridades, a los infiernos que están más cerca de nosotros de lo que se cree. Porque lo siniestro nos rodea, querámoslo o no, o incluso está dentro de nosotros mismos.
Y qué mejor género literario para hablar de todo lo citado que la novela negra, o el thriller, que es donde se enmarca esta historia trepidante y vertiginosa, que cuenta la peripecia de Jesús Díaz, un periodista de mediana edad que trabaja en un diario de provincias, al que un día Javier Montes, su redactor jefe, le encarga cubrir la desaparición de un bebé en Malpartida, un poblado marginal de chabolas, un narco barrio, y con la que se verá inmerso en un torbellino de turbios acontecimientos, tan inesperados como sorprendentes (hasta con la aparición de una organización secreta que quiere cambiar el mundo), que le harán vivir la gran aventura de su vida y que le convertirán también en otra persona. Porque la novela es un thriller lleno de intriga, y una novela negra, pero lo que no deja de ser tampoco es eso: una aventura, un relato rocambolesco de aventuras lleno de sorpresas y de interés creciente (como es toda buena novela negra ), que en muchas ocasiones pondrá en peligro la vida de Jesús, y que le hará conocer la parte más oculta del ser humano y las cloacas de la sociedad en la que nos toca vivir.
Un destacable debut literario de Oraá
Además de todo lo dicho, el libro tiene otros aspectos interesantes. Se podría pensar que tiene los defectos que poseen muchas óperas primas, pero en este caso no solo se le nota a Oraá un enorme trabajo anterior a la escritura de esta novela emborronando y tirando muchos folios a la papelera hasta alcanzar un buen nivel de escritura (y para eso seguro que le ha ayudado su profesión de periodista en varios medios), sino también se puede observar una buena asimilación de incontables lecturas que ha realizado y del muchísimo cine que ha visto, y por ello el lector se encuentra con un relato maduro, de un escritor que tiene las ideas muy claras, y que está estupendamente escrito con un estilo sobrio y directo, consiguiendo una historia que se vuelve cercana a los lectores, y eso es todo un logro.
En Sin Alma se encuentra también, y sería otro punto a destacar, un talento muy destacable a la hora de la recreación de ambientes. El lector se adentra, por ejemplo, como si estuviese allí, en el ambiente marginal de ese citado barrio de chabolas, en un ejercicio descriptivo y sensorial que alcanza una gran fisicidad, y que le hace sentir todos esos aspectos tan escabrosos y hasta escatológicos que un barrio de estas características posee, y que son necesarios mostrar en la narración.
También es destacable la descripción que hace de la redacción del periódico. Como lo es también del funcionamiento del periódico, de cómo trabaja un periodista. Porque la novela también enseña de manera teórica y didáctica, pero sin frialdad ni de manera plúmbea, sobre diversos asuntos, como por ejemplo el funcionamiento de nuestro cerebro.
El gran valor de la amenidad
Otro de sus valores es la amenidad. Oraá consigue —asunto muy difícil de hacer— un relato ameno, muy entretenido, que atrapa y deja sin aliento al lector desde la primera página, y por eso hay que destacar el buen pulso del escritor para elaborar una historia de estas características, en la que el interés no debe decaer, y en la cual las sorpresas son casi constantes y no pueden resultar inverosímiles. Y lo logra, sin duda. Lo consigue con un ritmo lleno de inquietante vértigo. Y es que ese adjetivo es otro que definen esta novela: inquietante.
Por todo ello, la lectura de Sin Alma es muy recomendable y no defraudará a todo tipo de lectores, no solo a los que les gusta estos géneros. Si escribir es formular perplejidades, como decía Felipe Benítez Reyes, Oraá aprueba el examen, y regala un libro que se lee de un suspiro, que resulta tan liviano como profundo, lleno de humanidad y de sangre hirviendo, que además formula interrogantes, que alberga una mirada crítica que siempre tiene que estar en este tipo de relatos y que incluso tiene muchas posibilidades de ser adaptada al cine, ya que es muy cinematográfica.
En definitiva, un gran debut de Oraá, con el que se comprueba su nervio narrativo y el talento de un auténtico escritor. Un sello ya de reconocido prestigio como es Apache Libros, dueña de un estupendo catálogo, ha realizado una cuidada edición con una portada maravillosa de Ismael Pinteño, y acierta una vez más al dar una oportunidad a un autor que lo merece. La única pega que se podría poner al libro es la extensión de los capítulos: hubiera sido recomendable haber hecho capítulos más cortos para facilitar la lectura, atrapar aún más al lector y para insuflarle mayor intensidad al relato. Pero, aún así, es una gran novela que da lo que promete, y que anuncia una prometedora carrera literaria. Esperamos ya su siguiente libro.
Si deseas hacerte con esta novela, aquí tienes tu oportunidad: