David Lagercrantz sustituye al fallecido Stieg Larsson, en una cuarta entrega de “Millennium”. “Lo que no te mata te hace más fuerte” continúa la saga después de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” y “La reina en el palacio de las corrientes de aire”.

No es la primera vez que tras el fallecimiento del creador de una saga, un sustituto escribe más títulos, pues sin ir más lejos numerosos autores han tomado el legado de Sir Arthur Conan Doyle, con nuevas novelas y relatos (algunos tan imaginativos como los escritos por Enrique Jardiel Poncela). Y recientemente, Dacre Stoker, sobrino-biznieto del autor original reclutó a un mercenario, Ian Holt, para escribir con él una secuela de “Drácula” que no podía haber sido más nefasta.

Así las cosas, nadie se ha sorprendido de que otro escritor, el periodista y escritor sueco David Lagercrantz, haya sido contratado por los herederos de su compatriota Stieg Larsson, para continuar con “Millennium”, cuyo éxito éste no llegó a disfrutar porque le sobrevino demasiado pronto la muerte.

“Lo que no te mata te hace más fuerte”, cuarta entrega de las peripecias de Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander, está publicado en España por Destino, en edición en tapa blanda, de 656 páginas, que sale a la venta al precio de 21,37€. También está disponible en edición digital.

Sinopsis de “Lo que no te mata te hace más fuerte”, de hackers y periodistas

Portada de Millennium 4.

La revista “Millennium” atraviesa una situación difícil, pues el grupo al que ahora pertenece quiere suavizar sus contenidos, para desesperación de Mikael Blomkvist. Mientras trata de afrontar el incierto futuro de la publicación, el veterano periodista de investigación acepta acudir a un bar al encuentro de un desconocido, que le advierte de un caso de robo de información que podría interesarle, y le habla de Frans Balder, un genio informático.

A Blomkvist el asunto no le interesa nada, hasta que su interlocutor le comenta que recibió la ayuda de una inteligente hacker, de aspecto gótico, cuya descripción se parece a la de su antigua compañera de aventuras, Lisbeth Salander. Posteriormente recibirá una llamada del propio Balder –en ese momento preocupado por sacar adelante a su hijo autista, que podría tener una inteligencia privilegiada–, que le avisa de que tiene en su poder información vital para el servicio de inteligencia estadounidense.

Crítica de “Lo que no te mata te hace más fuerte”, ni lo uno ni lo otro

El escritor David Lagercrantz.

El libro de David Lagercrantz no mata la saga, de hecho se sigue con interés y agrado, pero tampoco la hace más fuerte, es decir que no aporta demasiado a las tres novelas originales.

Quizás esta opinión pueda parecer un sacrilegio para los seguidores incondicionales de la saga, que posiblemente la magnifiquen, pero no está de más recordar que tras un primer libro impecable, al segundo le sobran bastante páginas y el tercero resultaba interminable, lo que da pensar sobre si esto hubiera resultado distinto si el autor original hubiera tenido tiempo de retocarlos.

Por un lado, resulta sorprendente la capacidad de Lagercrantz para mimetizar a Larsson, que a pesar de sus méritos, tampoco tenía un estilo propio muy definido y complejo de imitar. El recambio ha escogido muy bien la temática, pues recupera a los hackers y el robo de información, las conspiraciones, etc., lo que acaba resultando lo suficientemente apasionante como para mantener al espectador pegado, también porque se le dan muy bien las secuencias de acción.

Por otro lado, los personajes parecen un poco más descafeinados y planos, y la nueva Lisbeth Salander ahora es menos radical y más sensible (sniff). El texto resulta a veces demasiado reiterativo, para evitar que hasta el más tonto se pierda. Y en suma, tampoco ofrece nada nuevo que no estuviera ya en los anteriores libros.

En suma, una obra prescindible, pero lo suficientemente amena como para que los seguidores de Larsson la acepten de buen grado. Está siendo tal éxito que más libros parecen inevitables.