Arnhild Lauveng es autora y protagonista, testigo y parte de una historia, la suya, que de seguro te sorprenderá. Dedicó diez años de su vida a luchar contra la esquizofrenia, ingresada en distintas unidades de hospitalización psiquiátricas. Es la suya una historia de superación. “Quizá la descripción de la travesía más impactante del año, vista desde el paisaje interno de la esquizofrenia.” Tore Rem, Dagbladet.

Arnhild Lauveng, autora de “El país de los bosques de hierro” Mi regreso de la esquizofrenia.

“Solía vivir mis días como oveja. Cada día los pastores nos reunían a todos en la unidad para la marcha conjunta, en rebaño. Y sus perros pastores, como hacen la mayoría, ladraban furiosos si alguien se negaba a traspasar la puerta. Puede que yo haya balado un poco, bajito, mientras me arreaban a través de los corredores. Pero nunca nadie preguntó por qué. Cuando estás loco, puedes balar todo lo que quieras. Solía vivir mis días como oveja. Los pastores cortaron mi melena y mis garras para que fuese más fácil fusionarme con el rebaño. Recorría el patio entre acicalados asnos, osos, ardillas y cocodrilos, y me preguntaba por qué nadie quería ver. Me dejé llevar de la pradera al corral y del corral al establo, donde decían que era mejor para una oveja. Y yo sabía que estaban equivocados. Y yo sabía que no sería para siempre. Porque yo vivía mis días como oveja. Pero en mi mañana, siempre fui una leona.” Arnhild Lauveng.

Reseña de “El país de los bosques de hierro” Mi regreso de la esquizofrenia, de Arnhild Lauveng

Es esta una historia real de alguien que trasmite en carne propia el sufrimiento causado por una enfermedad, la esquizofrenia, y lo hace de una forma casi poética, sumida en un bosque de hierro y perseguida por un sinfín de hordas de ratas y manadas de lobos de ojos amarillos que le aprisionan los talones con sus babosas mandíbulas. Un mundo donde habitan voces y alucinaciones casi a partes iguales, que dan cuenta acerca de la lógica propia que acompaña a esta enfermedad.

Aprender y comprender a interpretar su contenido es tanto como descorrer esa cortina de niebla y aislamiento que acompaña a su autora, para revelar los misterios que las imágenes de su mente le mostraron durante años.

Portada de “El país de los bosques de hierro” Mi regreso de la esquizofrenia de la autora Arnhild Lauveng.

Pero lo que realmente hace grande a esta historia, no es la minuciosa descripción de esas voces e imágenes convertidas en dragones, sangre y hierro, sino las historias de cambio con las que la autora busca crear ese puente entre profesionales y usuarios, un puente que es en estos momentos necesario y hasta prioritario. Y es a través de esas historias del sistema, a través de las que Arnhild demuestra que la recuperación es posible. Para ello, es imprescindible observar en vez de juzgar, y comprender en lugar de describir. De ahí, nace una de las partes más duras de la historia, como producto de las diversas heridas profesionales.

Arnhild nos muestra su experiencia desde la naturalidad de padecer sufrimiento psíquico, como parte de la vida, pero también desde la responsabilidad que obliga al mundo de la psiquiatría y a la sociedad, en general, a empezar a mirar la salud mental con otros ojos. Dejando atrás cualquier forma de deshumanización o domesticación de los usuarios y abogando por la recuperación de las personas. Quizás su perspectiva como ex paciente convertida hoy en psicóloga clínica le permite esa flexibilidad necesaria para empezar a hablar de salud mental. Y digo empezar, porque leyendo historias como la suya, entiendes que no hemos avanzado tanto como predicamos en estos temas, incluso, en ocasiones retrocedemos a pasos agigantados.

Arnhild, a través de su prosa casi poética, nos invita a reflexionar acerca de la necesidad de las etiquetas a la hora de trabajar con problemas reales, que son diferentes de los diagnósticos. Integración es la palabra que mejor describe su historia, además de la valentía de alguien que decide compartir sus luces y sombras por una salud mental de calidad.