Crítica de la película “El amante japonés”

Isabel Allende vuelve a sorprender a los lectores con “El amante japonés”, que quizás no aporte nada nuevo a su bibliografía, pero cautiva desde el principio hasta el final.

“Acariciaste los nombres en la piedra oscura del Memorial de Vietnam y me dijiste que las piedras hablan, que se pueden oir sus voces, que los muertos están atrapados en ese muro y nos llaman, indignados por su sacrificio. Me quedé pensando en eso. Hay espíritus por todas partes, Alma, pero creo que son libres y no guardan rencor”.

Hasta los grandes detractores de Isabel Allende, coincidirán en que títulos como “La casa de los espíritus” tienen una capacidad extraordinaria para fascinar al lector y hacerle acabar el libro (“Una copia barata de Gabriel García Márzquez”, opinan algunos. Sí, pero se leen al completo sus novelas). Pasan los años, pero la autora mantiene intacta su capacidad de seducción en los nuevos lanzamientos.

Plaza & Janés publica en España “El amante japonés”, en edición de 350 páginas, en tapa dura con sobrecubierta, que sale a la venta al precio de 20,81€.

Sinopsis de “El amante japonés”, toda una vida de pasión

“El amante japonés”

Irina Bazili, una atractiva joven de 23 años, comienza a trabajar en el departamento de administración y asistencia de Lark House, una lujosa residencia de ancianos de las afueras de Berkeley. Tras dar muestras de enorme honradez llama la atención de Alma, una anciana de clase alta que la recluta como secretaria. La muchacha encandila al nieto de esta última, Seth, que inicia la labor de escribir un libro sobre su familia, para acudir con regularidad a su lado.

Entre los papeles que pone a su disposición Alma para el escrito, Irina y Seth descubren las cartas que le han sido enviadas a lo largo de los años por Ichimei, al que conoció durante su infancia. Gracias a ellos reconstruyen una historia que se remonta a 1939, cuando Alma era una niña enviada por sus padres a Estados Unidos desde su Polonia natal por el miedo a los nazis. Se instala en la mansión de sus tíos en San Francisco donde se encuentra con Ichimei, hijo del jardinero japonés, por entonces también de corta edad. Con la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial, la familia de Ichimei es enviada al igual que el resto de los emigrantes nipones a un campo de internamiento…

Crítica de “El amante japonés”, lección de cómo cautivar lectores

Isabel Allende.

Publicada sólo un año después de su trabajo anterior, “El juego de Ripper”, tiene algunas cosas en común con aquélla, como el marco de la ciudad de San Francisco (ciudad de adopcion de la literata) y la relación entre personajes de diversas edades, dando muestras la autora en ambos casos de conocer de sobra los gustos y la forma de ser de las nuevas generaciones (posiblemente por su enorme y pública devoción por sus nietos).

Por lo demás, se trata de una obra bastante fresca, lo suficientemente distinta de trabajos anteriores, pues a lo largo de los años, Isabel Allende se ha esforzado por buscar senderos nuevos que recorrer. Posiblemente no se recordará “El amante japonés” como una de sus obras cumbres, e incluso puede calificarse de previsible, pues al leer la solapa es posible imaginar más o menos el contenido.

Pero la chilena tiene un enorme oficio, y atrapa gracias a sus evocaciones nostálgicas del siglo XX. Sus personajes son interesantes, aunque resultan sobre todo memorables Alma, dama de la alta sociedad, y su amante a lo largo del tiempo Ichimei, de familia de origen nipón. Entre otros temas reflexiona sobre todo del desarraigo, tema que conoce bastante bien al haberse instalado desde muy joven en Estados Unidos, donde llegó con lo puesto, por amor hacia el abogado y escritor William Gordon. Por eso conectan bastante bien con la actualidad sus protagonistas, en busca de un futuro esperanzador dejando atrás el hambre, la intolerancia o una tradición que les condena.