El bastante reciente descubrimiento de Quirón, planeta o planetoide que de su interpretación en la carta natal arroja luz sobre matices de la existencia humana, que de otro modo pueden ser difíciles de reconocer.

En 1977 se descubrió un pequeño planeta al que se llamó Quirón, ubicado entre las órbitas de Saturno y Urano, al que los astrónomos consideraron planetoide a causa de sus escasos 150 km de diámetro, pero al que se le puede considerar un verdadero planeta en los términos de la astrología, ya que posee elíptica y órbita propias. Desde hace años ya, también, Quirón es materia de estudio astrológico y empieza a figurar en las nuevas ediciones de efemérides planetarias.

La cuestión de las regencias

Desde sus principios, la astrología le ha adjudicado un planeta como regente, a cada signo zodiacal, en correspondencia de naturalezas, las de planetas respecto de signos.
En épocas en que la observación del cielo se realizaba sin instrumentos de ninguna clase, a “simple vista”, y por no ser de este modo observables sino hasta el planeta Saturno, astrónomos y astrólogos por esta razón desconocían la existencia de los planetas transaturninos, los que están más allá de este planeta, respecto del sol, Urano, Neptuno, Plutón, y desde 1977, también Quirón.
Habiendo diez planetas, prácticamente uno para adjudicar a cada signo, al no conocer a aquellos, los astrólogos resolvían por medio de las “doble regencias”, es decir, adjudicaban un planeta a dos signos, en lo que ellos distinguían como las fases “diurna” y “nocturna” de cada astro.
No estaban tan equivocados, pues cada planeta “personal” (los que van del sol a Saturno, incluida la luna terrestre; en astrología el sol y la luna son llamados también “planetas”), se corresponde exactamente en una octava (por vibración) en relación con su respectivo transaturnino, siendo estos una “octava superior” respecto de los primeros, siempre tratando de sus naturalezas específicas.
Si al ir siendo descubiertos cada nuevo planeta fueron asumiendo la regencia del signo que anteriormente uno personal regía solo en su faz nocturna, entonces debemos considerar a Quirón como regente de Virgo, siendo que antes Mercurio regía en esta faz a este signo, y que se corresponde a Quirón por una octava inferior.
Cabe destacar que Venus sigue poseyendo doble regencia, la de los signos Libra (faz diurna) y Tauro (faz nocturna), por lo que se podría deducir que aún falta descubrir un planeta. Aunque se cree entre los especialistas del tema, que la Tierra tenga aún una segunda luna, aún sin descubrir.

El mito de Quirón

Como ocurre con el resto de planetas, analizar el mito griego que le corresponde ayuda a, por analogía, comprender la naturaleza del planeta en cuestión.
El mito cuenta que Quirón era un centauro, médico, que por designio de los dioses no podía curar sus propios males.
Tenía por discípulo a Hércules, que un día, por accidente, le asesta al maestro con una flecha envenenada. Los centauros eran seres inmortales, o al menos Quirón lo era, y lastimado, al no poder curarse a sí mismo, sigue sufriendo, en agonía perpetua.
En tal estado miserable, queda deambulando por el mundo sin rumbo cierto, hasta que cierta vez, ya cansado de tanto sufrimiento, decide dirigirse al Tártaro, a cambiarle su libertad a Hades, por la de su amigo, Prometeo, que había sido castigado con tal encierro por robarle el fuego a los dioses.
Hades admite el cambio, y conmovido luego Zeus con la generosidad del centauro, le libera, lo asciende a los cielos y lo transforma en constelación. Fin de la historia.

La significación de Quirón en la astrología

Concomitante al mito, el planeta Quirón representa en astrología lo que se llama la “herida kármica”, que se abriría en el ser humano, a través de sus sucesivas reencarnaciones, un dolor que es imposible de curar.
Dependiendo de donde se halle el planeta en una carta natal, y en relación o no con los demás planetas, se puede interpretar cuál es la relación de un individuo determinado, y cuáles son los aspectos de la vida determinados en los que se presenta, en relación con esta herida, que, se vuelve a decir, es irresoluble.
No obstante, en el mito vemos que el personaje toma una decisión respecto de su herida. En astrología se cree que si bien la herida no tiene cura, al menos el mismo planeta ofrece posibilidades de sobrellevarla.