Plantas de Navidad: acebo y muérdago. Historia, simbología y leyenda

En Navidad son varias las plantas encargadas de crear un especial clima navideño, ya sea desde el punto de vista decorativo como simbólico. El acebo y el muérdago están colmados de simbolismos y forman parte de las tradicionales fiestas navideñas.

El acebo es una planta siempre verde, símbolo de la eternidad, y sus hojas punzantes representan la agresividad, motivo por el cual en la antigüedad se usaba esta característica agresiva para espantar a los espíritus malignos.

El muérdago era honorado por los druidas como planta sacra porque creían que nacía del cielo (al ser una planta parásita vive sobre los árboles) y porque sus frutos se desarrollan en nueve meses y se agrupan de tres en tres (número sagrado en muchas culturas).

Características del acebo

El acebo, Ilex aquifolium, pertenece a la familia de las aquifoliáceas, comúnmente conocido también con el nombre de cardón o cardonera. Es un arbusto de hojas verde oscuro con espinas en sus bordes. Algunas variedades tienen los bordes color blanco, crema, amarillo. Sus frutos son bayas de color rojo que contrastan con el color verde de las hojas convirtiéndolo en un arbusto decorativo. Las flores, en cambio, son pequeñas, reunidas en ramilletes y de color blanco.

Simbología del acebo

El acebo siempre fue considerado como una planta mágica. Plinio el Viejo ya aconsejaba en el año 100 a.C. plantar el acebo cerca de la entrada de la casa para proteger el hogar de la perfidia y los demonios. Se creía que las hojas puntiagudas del acebo podían alejar a los espíritus malignos.

Los romanos acostumbraban regalar ramas de acebo a los recién casados como signo de buenos augurios y como un gesto de simpatía hacia la nueva pareja.

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Leyenda del acebo

Con respecto al nacimiento del acebo existe una leyenda de los países nórdicos según la cual el hijo del dios Odín, Balder, fue alcanzado por una flecha y cayó sobre una planta de acebo. Cuando murió Balder, su padre quiso recompensar a la planta que lo había protegido en sus últimos minutos de vida y la transformó en una siempre verde llena de frutos rojos, como símbolo de la sangre de su hijo.

Entre los druidas (sacerdotes de la antigua Britania) se creía que el acebo podía proteger al hombre de las frías noches de invierno y que cualquier animal salvaje podía ser domesticado empujándolo sobre las ramas de acebo.

El acebo como planta de Navidad

Con el pasar de los siglos, las creencias mágicas fueron desapareciendo y el acebo comenzó a utilizarse cada vez más como adorno y planta navideña. Los primeros que lo utilizaron con tal fin fueron los irlandeses que como eran pobres para arreglar sus casas con otro tipo de adorno, usaron las ramas y frutos del acebo.

Más tarde los cristianos importaron esta tradición y el uso del acebo durante el periodo de la Navidad se difundió por toda Europa. El motivo por el cual los cristianos utilizaron esta planta reside en la estructura de la planta: las hojas recuerdan las espinas de la cruz de Jesús, los frutos rojos evocan la sangre, mientras las flores blancas representan la pureza de María.

El muérdago

El muérdago, Viscum album, es una planta siempre verde parásita de árboles como robles, tilos, olmos, pinos. Puede realizar la fotosíntesis pero la falta de algunos elementos la obligan a pedir ayuda a otras plantas.

Besarse bajo el muérdago en Navidad

Planta navideña

Frutos de muérdago

Cuenta la leyenda que la tradición del beso navideño bajo el muérdago proviene de la mitología escandinava. El muérdago se asociaba a Freya, diosa del amor, quien tenía dos hijos, Balder y Loki. Este último causó la muerte del primero. Freya lloró desconsoladamente y sus lágrimas en contacto con el muérdago le devolvieron la vida a Balder. Como agradecimiento la diosa decidió recompensar con un beso a los que pasaran por debajo del muérdago, asegurándoles protección eterna en la vida amorosa.

Las creencias acerca del muérdago tienen orígenes paganas. Los druidas le atribuían un gran poder por el hecho de ser una planta aérea que vive sobre otros árboles sin tocar el suelo. Para los celtas era un símbolo de los dioses que viven en el cielo. Los vikingos asociaban el muérdago a la diosa Frigg, esposa de Odín, protectora del amor y los enamorados.

El muérdago en la historia

En el siglo XVIII los británicos comenzaron a usar el muérdago en las fiestas navideñas. En un cuento de 1820, Washington Irving describía el muérdago como celebración natalicia. En 1836, Charles Dickens hace referencia por primera vez al beso debajo del muérdago como símbolo de buena suerte para los enamorados que se besaban debajo de la planta.

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