Si es aficionado a la Historia y a las series de época un acertado regalo sería el cofre de la serie en DVD o Blu-ray The Tudor (2007), con una ambientación histórica más que sobresaliente y una interpretación del joven actor Jonathan Rhys Meyers que le da un tono de modernidad al carácter regio e histórico del personaje.
Enrique VIII en pintura de la época.
Desde luego la vida de Enrique VIII da para una película, una serie, una obra de teatro y hasta una ópera; sus romances, sus conflictos con la Iglesia de Roma y con hombres tan insignes como Thomas Moro alimentan la imaginación de cualquier autor, de cualquier guionista. Entre las películas destaca la interpretada por Charles Laughton, titulada “La Vida Privada de Enrique VIII” (1933).
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La dinastía Tudor
El emblema de la Casa Tudor se compone de una Rosa blanca y roja, formada por dos anillos de pétalos superpuestos, el blanco en el interior simboliza a la Casa de York y el rojo de la periferia a la rosa de la Casa de Lancaster. De esta forma, los Tudor representaban la unión del reino, al finalizar la guerra civil en el siglo XV entre las dos citadas dinastías, conocida como la “Guerra de las Dos Rosas”.
El fundador de la Casa Tudor es Enrique VII que batalló al lado de los Lancaster; su linaje es de origen galés, el primer Tudor que se conoce en la Corte es Owen Tudor, supuesto amante de la reina viuda de Enrique V de Lancaster, Catalina de Valois; de esta forma la familia Tudor emparentaba con la dinastía Lancaster aunque fuese de forma “bastarda”. Owen fue ejecutado por la dinastía enemiga de los York, pero había conseguido seguir relacionado con los monarcas al casar a su primogénito con Margarita de Lancaster.
Los Tudor, la serie. Imagen Amazon
Enrique VIII, el Tudor más célebre
Será de esa unión, siendo la madre una descendiente también de los Plantagenet, que nacerá el futuro Enrique VII, que para rubricar la paz nada más ser coronado rey, por sus derechos dinásticos vía materna, y por haber vencido al último monarca de la Casa York, Ricardo III, se casaría con una sobrina de éste último, Isabel de York. De esta forma la nueva dinastía quedaba emparentada con las anteriores que se habían estado disputando la legitimidad del trono y así ella misma se legitimaba para reinar en las islas británicas.
A Enrique VII le sucederá y dará continuidad a la Casa Tudor, su hijo Enrique en 1509. Reinará casi cuarenta años, hasta 1547 con el nombre de Enrique VIII, pero no podrá consolidar la dinastía al dejar el reino en su enfermizo hijo varón, Eduardo, que morirá con 15 años, cuando apenas llevaba meses ejerciendo de hecho su reinado, caracterizado por el poder de los validos, tutores que impuso su padre.
Los Tudor y las seis esposas de Enrique VIII
En los seis casamientos de los que se tienen constancia, pues sus amoríos y amantes se pueden contar por cientos, tiene mucho que ver la obsesión por tener un hijo varón que le sucediera en el trono. Tal ansiedad por conseguirlo provocó la ruptura matrimonial con Catalina de Aragón, hija de los prestigiosos reyes católicos, y el comienzo de las hostilidades con el Papado; al no concederle la anulación porque repudiaba a Catalina por no darle un vástago (le daría una hija; Maria Tudor), propició la Reforma Protestante en Inglaterra con la creación de su propia Iglesia.
Dejó a Catalina en la condición ambigua de “reina hermana” (pues antes de marido y mujer habían sido cuñados, Catalina estuvo casada con el fallecido Arturo, hermano mayor de Enrique VIII), para casarse con la seductora cortesana Ana Bolena, a la que, tras un “culebrón” (que es lo atrayente para el Cine y la TV) amoroso muy apasionado terminará decapitando.
Tudor obsesionado con las Catalinas
Su tercera esposa será la católica y dama de buena familia, Jane Seymour, de la que al final logró tener un hijo (que costó la vida de la madre, Jane falleció de fiebres posparto), al que dio una educación de “Príncipe del Renacimiento” aunque no tuvo tiempo material de traspasar la corona con garantías, pues Enrique VIII murió cuando Eduardo, el ansiado hijo, contaba sólo con 10 años.
Las “otras esposas” de Enrique supusieron la misma obstinación por tener descendencia masculina, viendo la pésima salud de Eduardo; fueron Ana de Cleves, Catalina Howard y Catalina Parr. De éstas la primera apenas duró en la Corte seis meses, repudiada por el rey al que le decepcionó su físico. La segunda, Catalina Howard, fue decapitada, como su prima y predecesora, Ana Bolena, por adulterio. La tercera y última esposa, Catalina Parr logró sobrevivir a Enrique VIII y fue el artífice de la reconciliación del rey con sus hijas, María e Isabel, futuras reinas de la casa Tudor.
Toda esta saga trepidante de amor, odio y venganza, la puede encontrar en Amazon en un cofre Blu-ray o DVD y disfrutar de una serie de gran ambientación artística, excelentes interpretaciones y suficiente rigor histórico. Otra opción interesante es comprar el cofre de la serie completa en V.O. (Versión Original) para practicar su inglés .
