Boris Cyrulnik no es un psiquiatra al uso. Acompaña casi todas sus portadas con una gestualidad más propia de un comediante que de un psiquiatra estirado. Quizás sea su propia historia de vida la que le permite referirse al maltrato infantil y al trauma desde una posición de colaboración y no de paternalismo como estamos acostumbrados.
“El murmullo de los fantasmas”, de Boris Cyrulnik
El maltrato infantil hace referencia a los niños y adolescentes. Es por esto, que Boris, consciente de las diferencias que existen entre ambos grupos dedica varios libros, entre ellos “El murmullo de los fantasmas”, a explicar los nuevos retos que asolan a esta nueva etapa y se interesa por la adolescencia de los niños maltratados.
Remite al lector a historias reales para alentar a las personas a superar episodios dramáticos y retornar de callejones sin salida gracias a la resiliencia, tarea en la que involucra a maestros o amigos, entre otros. Habla de la figura de estas personas (distintas de la familia) como poderosos antídotos para una fase tan delicada y vulnerable.
Probablemente sea su tono, una de las claves de su éxito. Siempre tan humano que hasta sorprende en un profesional de su altura, en un mercado en el que, por desgracia, no estamos demasiado acostumbrados a cierta humanidad.
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“Me acuerdo”, de Boris Cyrulnik
Sin duda, el libro más personal del autor. Confronta sus recuerdos con la realidad de los lugares, con palabras de las personas que estuvieron allí. Frente al horror, el espíritu se protege, nos protege de la locura. Cuando no lo hace, se produce la caída.
En este libro nos habla de sus recuerdos alejado de cualquier etiqueta o patología, tan arraigada en nuestros días, y lo hace con una memoria de guerra excepcional, llena de lecciones para aquellos que no ofrecen a los recuerdos de la infancia, la importancia que se merecen. Y vuelve a mencionar la resiliencia como ese antídoto y agente salvador.
“Cuando un niño se da muerte”, de Boris Cyrulnik
Quizás el trabajo más duro del autor por la complejidad del tema que trata. El suicidio en los niños. Y lo hace desde una perspectiva sistémica, e incide a que es la escuela el nuevo clasificador social, cuya desorganización impide el aprendizaje e incrementa el malestar.
El mensaje de Boris Cyrulnik siempre es esperanzador. En un psicoterapeuta convencido que ama su profesión y aúna conocimientos tanto biológicos como psicológicos que es lo que le hacen tener una perspectiva más amplia del impacto del trauma y el maltrato infantil. Siempre aboga por HACER ALGO CON EL SUFRIMIENTO; ese podría ser sin lugar a dudas, el leitmotiv de su vida personal y su experiencia profesional.
Al contrario de lo que rezan otras corrientes puramente biologicistas y acostumbradas a la patología como preludio del siempre apetecible negocio farmacéutico.
“El lápiz y la pluma nos defiende mucho mejor que el activismo, la venganza, el aislamiento o la regresión. La escritura reúne en una sola actividad el máximo número de mecanismos de defensa: la intelectualización, el ensueño, la racionalización y la sublimación”. [La maravilla del dolor. Boris Cyrulnik]
