Alice Miller dedicó gran parte de su vida a investigar el maltrato infantil. Desde sus causas y consecuencias hasta desarrollar una terapia útil para ayudar a los sobrevivientes del maltrato infantil a inspirarse y dar se sentido a sus vidas. Su extensa bibliografía merece dedicar un segundo artículo a explicar su valiosa aportación en el ámbito del maltrato infantil y, de otros, que han sido reconocidos a nivel internacional.
“El auténtico perdón no bordea la rabia sin tocarla, sino que pasa a través de ella. Sólo cuando pueda indignarme por la justicia que cometieron conmigo, cuando advierta el acoso como tal y pueda reconocer y odiar a mi perseguidor como tal, sólo entonces se me abrirá realmente la vía del perdón. La ira, la rabia y el odio reprimidos dejarán de perpetuarse eternamente sólo cuando la historia de los abusos cometidos en la primera infancia pueda ser revelada. Y entonces se transformarán en duelo y en dolor ante la inevitabilidad del hecho, dejando, en medio de ese dolor, cabida a una verdadera comprensión, a la comprensión del adulto que ha echado una mirada a la infancia de sus padres y, liberado finalmente de su propio odio, es capaz de vivir una empatía auténtica y madura. Este perdón no puede ser exigido con preceptos ni con mandamientos; ha de ser vivido como gracia y surgirá espontáneamente cuando ningún odio reprimido –por estar vedado– siga envenenando el alma. [Alice Miller “Por tu propio bien”]”.
“El cuerpo nunca miente”, de Alice Miller
“Lo que se calla en la primera generación, la segunda lo lleva en el cuerpo”. Francoise Doltó. El cerebro es una maquinaria perfecta a la hora de sobrevivir, y cuando hablamos del cerebro de un niño, su infinita capacidad de olvidar lo malo y su poderosa imaginación resultan las mejores armas a la hora de sobrevivir a cualquier situación, también de maltrato infantil.
Pero es el cuerpo el que a través de las quejas somáticas, ofrece señales de peligro que nos deben poner en alerta máxima. Es en la edad adulta cuando más aparecen estas enfermedades, en ocasiones, muy graves, que dan cuenta acerca del maltrato recibido. La negación y la represión de los traumas vividos, sobre todo en la etapa infantil, cuando el niño se está haciéndose, constituyen una seria amenaza para su vida, con tal de mantener intacta una lealtad invisible, que viene de antiguo, la de “honrarás a tu padre y a tu madre”, y que en muchas ocasiones les lleva hasta la muerte.
Alice nos enseña estrategias útiles para descifrar esos mensajes que nos envía el alma y poder librarnos así de los síntomas y hasta de los traumas.
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“El drama del niño dotado”, de Alice Miller
“El drama del niño dotado: y la búsqueda del verdadero Yo”, nos ofrece una radiografía clara y concisa, libre de tecnicismos en la que nos explica las causas por las que un niño puede llegar a perder su identidad.
Alice está convencida de que todos los niños nacen completos y dependiendo de la historia de vida de cada cual, obedece que algunos lleguen a desarrollar todas sus potencialidades y otros se pierdan por el camino, sin tener una visión clara de su propia identidad.
Es por esto que los niños son capaces de adoptar roles como el de rebelde, perdido y hasta bufón, con el objetivo de ser aceptados por sus familias. Este hecho trágico, en muchas ocasiones, hace que el niño actúe conforme a otros adoptando roles que otros quieren (viviendo la vida de otros) aniquilando así cualquier atisbo de personalidad propia. El bufón de las comedias romanas no estaría muy lejos de la representación del sufrimiento de estos niños.
“La madurez de Eva”, de Alice Miller
“La madurez de Eva: una interpretación de la ceguera emocional”, nos devuelve al origen. A Adán y Eva, al paraíso creado en El jardín del Edén. “Cada vez que el niño desobedece los mandamientos de los padres-dioses, es castigado, cuando no azotado, y por si fuera poco se le hace creer que es por su propio bien.”
En él, la autora nos sumerge en el círculo vicioso del proceso de violencia, un círculo vicioso al que el niño se acostumbra sin remedio y que se convierte en causa de futuros patrones repetitivos, compulsivos y hasta destructivos.
Personalmente, es el libro que más ha calado dentro de mí, sobre todo, porque ofrece la posibilidad de “darse cuenta” de las causas que alimentaron ese círculo vicioso de emociones incomprendidas, al tiempo que ofrece la posibilidad de romperlo, abandonando así una infancia atormentada de forma consciente y cuidadosa, por el bien de las generaciones tanto presentes como futuras. Porque el mayor legado que dejó Alice Miller a lo largo y ancho de su extensa bibliografía es que:
“la violencia ejercida sobre los niños revierte en algún momento sobre la sociedad”.
