Hubo tres claros triunfadores en la pasada noche del sábado en la Fiesta del Cine Español. La bella actriz Enma Suárez, en una madurez interpretativa envidiable, se llevó los dos Goyas a los que estaba nominada: el de actriz de reparto por “La próxima piel”, y el de actriz principal por su trabajo en la cinta de Pedro Almodóvar “Julieta”. No esperaba Suárez tal resultado -ni las quinielas lo anunciaban-, y la emoción y la sorpresa se veían reflejadas en su rostro a la hora de recoger el segundo, en la recta final de la ceremonia. La Suárez vive uno de los mejores momentos de su carrera, y Almodóvar ha sido uno de los causantes al darle la oportunidad de protagonizar esa cinta profunda y desgarradora. Un Almodóvar, por otro lado, que se fue de vacío, sin las estatuillas de mejor cinta ni mejor guión adaptado. Una vez más, el manchego no fue profeta en su tierra.
La segunda vencedora resultó la producción “Un monstruo viene a verme”, que se llevó nada menos que nueve estatuillas, ocho de las cuales fueron los premios llamados técnicos -foto, maquillaje y peluquería, dirección de artística, dirección de producción, música original, efectos especiales, sonido y montaje-, más el de mejor director al nervioso J.A. Bayona que no paró ni un segundo tranquilo, en un constante ataque de nervios durante toda la gala, y hasta el presentador Dani Rovira le dio una tila para que se calmara. La película de Bayona confirma con tantas premios que ha sido uno de los sucesos cinematográficos del año.
Por último, el tercer vencedor de la noche y que se fue más contento que unas castañuelas, fue el director Raúl Arévalo. Con su ópera prima “Tarde para la ira” ganó el de mejor director novel y el de mejor película del año. Se cumplieron, así, los pronósticos y el estupendo y sólido debú en la dirección del también actor Arévalo consigue llevarse con todo merecimiento la estatuilla.
Pocas sorpresas en la 31ª edición de los Goya 2017
Por otro lado, el soberbio thriller de Rodrigo Sorogoyen “Que Dios nos perdone” tampoco se fue de vacío, y Roberto Álamo, uno de sus protagonistas, fue justo vencedor del Goya al mejor actor principal. Era otro de los favoritos en las quinielas, y verdaderamente es merecido el reconocimiento.
Tampoco se fue sin nada otro de los films del año “El hombre de las mil caras”. La cinta de Alberto Rodríguez es un maravilloso e impactante thriller político que habla de “El caso Roldán”, uno de los asuntos más turbios y peculiares de la Historia de la Corrupción en nuestro país. Que ganara el de mejor guión adaptado y el de actor revelación a Carlos Santos en la piel de Luis Roldán, es justo, pero tanto esta cinta como “Que Dios nos perdone” son films que merecían mucho más. Pero esto de los premios ya se sabe.
Y pocas sorpresas más en esta edición que premió a la cinta de Verhoeven “Elle” como la mejor europea del año, arrebatándoselo al mismo Ken Loach que además estaba presente en la sala; y a “El ciudadano ilustre” como la más destacada iberoamericana. Lo esperado.
Dani Rovira, el perfecto presentador de los Goya
Resultó una ceremonia que, a pesar de durar 3 horas, no fue pesada, y que fue conducida con la gracia y la soltura habituales de un Dani Rovira que se ha confirmado como uno de los presentadores más indicados que puede tener esta gala. Hubo también críticas a la política cultural del gobierno y al nuevo presidente norteamericano, pero todo expuesto con acertada elegancia. También se lanzó una llamada de atención al asunto tan delicado de la precaria situación laboral de muchos actores españoles, de los que solo el 8% puede vivir de su trabajo interpretativo.
Esperemos que este próximo año sea tan destacable en calidad y en rentabilidad económica -generó más de 105 millones de euros- como el pasado para el Cine Español. Un cine que demuestra continuamente que le sobran talento e ilusión, pero al que no se le ayuda ni se protege todo lo que se debiera.