
Intérpretes: Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling, Bradd Pitt.
Guión: Adam McKay y Charles Randolph. Basado en el libro de Michael Lewis.
Duración: 123 minutos.
Todo lo que aparece en esta cinta titulada La gran apuesta es terrible, durísimo, descorazonador y pesadillesco. Es una cinta de terror sin proponérselo ni entrando en los temas y ambientes típicos del género. Porque habla de economía, de las causas que hicieron que el mundo saltara hecho añicos en septiembre de 2008, y que se entrara en una crisis económica que parece no tener fin, y que está modificando las clases sociales en dos apartados cada vez más diferenciados: los ricos y los muchos pobres.
El film está basado en hechos reales. En unos tipos que supieron ver y anticipar años antes la debacle que se veía venir, la burbuja inmobiliaria que estallaría, y que se hicieron ricos apostando bursátilmente a que sucedería ante la incredulidad, asombro y mofa y carcajadas de los demás. Apostar contra los valores inmobiliarios que eran un valor seguro era una locura, una chifladura, decían. Y boom!
La gran apuesta: Película de alto voltaje
La cinta es una gran película. Es cine necesario, denunciador. Con la excusa de esa apuesta se le explican al espectador, de forma clarita y entendible, los entresijos de la quiebra, y el espectador asiste boquiabierto a las añagazas y malas artes de los bancos para el único fin de ser competitivos y ganar más y más dinero sin importarles ni lo más mínimo la base de su capital que es el ciudadano medio, el que después pagaría los platos rotos.
El film disecciona descarnadamente el monstruo que puede ser el capitalismo, y también nos muestra cómo es de onerosa la propia condición humana.
Y lo peor de todo es que nada ha cambiado, que el sistema continúa igual, y que los culpables no están en la cárcel, sino todo lo contrario, con buenos puestos de trabajo y ganando maravillosos sueldos.
La condición humana parece que no tiene arreglo, nos dice esta película tan recomendable.
Cinco nominaciones a los Óscar, incluyendo mejor película y mejor director.
Junto a Margin Call, Inside Job y Company Men, conforma un ramillete imprescindible para entender lo que ha pasado. Lo que han hecho y hemos hecho.