La astrología, ¿mito o realidad?

Más allá de las inverosimilitudes científicas, existen razones que llevan a la conclusión de que la astrología sí funciona.

Desde el punto de vista de las ciencias, no hay razón alguna para considerar una posible verosimilitud de la astrología, y así lo vienen declarando y desarrollando los científicos, desde el Medievo, desde la época de esplendor que la actividad cobrara, en el mundo cristiano.
Los motivos relativos a las ciencias que denuncian tal falta de lógica, entre otros, respectan a que los astrólogos trabajan en lo suyo desde un punto de vista geocéntrico antes que heliocéntrico, esto es, considerando a la tierra como centro del sistema solar; además de basarse en el movimiento aparente de los planetas, y de no poder ser probada la influencia que los mismos ejercerían sobre la psiquis humana, del modo, por ejemplo, como sí se ha probado la influencia de la luna sobre las mareas.
Sin embargo, si se trata de una equivocación o de un fraude, la historia del hombre no ha conocido uno que sea tan sofisticado en su estudio (la ética del astrólogo le obliga a un rigor, cuando menos, cientificista), ni tan sostenible en el tiempo, ni que cuente con tantos adeptos y aficionados, convencidos desde hace siglos de su completa verosimilitud, al menos respecto de los resultados.
En este artículo entonces, se intentará presentar razones por lo que puede ser que la astrología sí funcione.

En defensa de la astrología

Existe una anécdota. Se dice que cierta vez se le preguntó al ilustre matemático, Isaac Newton, cómo podía ser que una persona de su talento y reconocimiento pudiera prestarle atención a algo tan vago, falto de fundamentos y superficial, como lo es la astrología. “Porque la he estudiado”, respondió.
Hay una sola manera de estudiar astrología, que es, luego de estudiar sus fundamentos, hacer más y más cartas natales, para experimentar por uno mismo cómo es que funciona. Se hace una carta astral, se la analiza y se confronta con el sujeto sobre quien se ha trabajado, no hay otra manera.
El astrólogo racional estudia con rigor cientificista, como se ha dicho, por lo que antes de justificar la funcionalidad de su materia con intervenciones divinas o mágicas, preferirá reconocer su ignorancia, aún cuando pueda valorar los resultados.
No obstante, se puede intentar encontrar explicaciones racionales acerca de cómo puede ser que la astrología opera.

Un universo de energía

Se sabe que el universo está compuesto por energía, o por diferentes tipos de energía, o por energía en diferentes estados de rarificación. Lo que se conoce por materia, sustancia, no sería más que energía rarificada; los planetas, el cuerpo humano, todos los objetos. Objetos, bien, pero que no dejan de ser diferentes manifestaciones de energías.
Hay una relación imbricada entre todas las cosas, se puede deducir de esta manera, entre los cuatro elementos, los planetas, la flora, la fauna, el hombre, y todas las demás cosas. La relación entre todas estas manifestaciones de energía sería a través de vibraciones.

Un mundo de vibraciones

Cualquier guitarrista sabe que cuando pulsa una nota en una cuerda de su instrumento, por más que no toque a las demás cuerdas, las más próximas al menos, vibran. Esto es porque las ondas sonoras se propagan en el aire, desde una cuerda, para ir a golpear a las otras cuerdas, haciéndolas sonar también. Un guitarrista pulsa una nota en una cuerda, y esa cuerda influye sobre el estado de las otras.
Se puede imaginar entonces a todo el sistema solar como a un inmenso instrumento de cuerdas, donde cada planeta, el sol y la luna, son diferentes cuerdas, de un calibre determinado, de una frecuencia determinada. Este no es un instrumento que alguna vez se guarde en un estuche, sino que está en ejecución permanente. Imaginen ahora que un insecto minúsculo se pose sobre la segunda cuerda de una guitarra, en el preciso momento en que el músico toca una nota en la primera. ¿Se entiende la analogía?

Como es arriba, así son las cosas abajo

Existe otra teoría, quizás mucho más interesante, acerca de porqué funciona la astrología. La misma dice que de ninguna manera es que los planetas influyan, de modo alguno, sino que es el hombre quien proyecta sus contenidos psíquicos, sobre cada uno, diferenciadamente; así, al sol se le adjudica la vitalidad, a la luna el subconsciente, a Mercurio las asociaciones intelectuales, a Venus las emociones, a Marte la agresividad, a Júpiter las aspiraciones, a Saturno las limitaciones, a Urano la intuición, a Neptuno la inspiración, a Plutón el inconsciente y la sexualidad, y todas las correspondencias que por analogía le quepan a cada uno. De esa manera, se realiza un proceso psicológico de referencia a los planetas, y ya sistematizado, contrarreferencialmente, se obtiene un análisis, casi como el reflejo de un espejo, cuya proyección de la primera imagen tuviera que pasar primero por un prisma.
¿Cómo es que no se “mezclan” las correspondencias que a cada planeta le cupieren?; una teoría basada en la teoría de los “anticolores” (Física cuántica) dice que en realidad cada planeta es propiamente de la naturaleza opuesta a la adjudicada. Pero esto ya es demasiado vasto de explicar, y sin efectos, si no se posee algún grado de conocimiento acerca de esta ciencia.

Astrología, realidad o mito

El mayor conflicto a la hora de pensar sobre la verosimilitud o inverosimilitud de la astrología, sobre su posible realidad o mito, se debe a que, de asumirla, se entenderá o sentirá que se debe tomar una determinación acerca del predeterminismo del destino, o a favor de su contrario, el libre albedrío.
En un próximo artículo se intentará resolver conciliatoriamente esta diferencia.

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