El escritor vallisoletano Jorge David Alonso Curiel retrata en su libro “Saber Moverse” los intentos de unos seres demasiado sensibles por encontrar su lugar en un mundo tan complejo como éste.
En Galakia pusimos rumbo a Valladolid para acercarnos a la presentación del nuevo libro de relatos del escritor Jorge David Alonso Curiel (Valladolid, 1975), titulado “Saber Moverse” (Ediciones Atlantis). Nos vestimos de largo aquella tarde del 6 de mayo, conscientes de que acudíamos a una importante cita literaria que superó nuestras expectativas, ya de por sí altas. En aquel salón de la Casa Revilla de la capital vallisoletana no cabía un alfiler. El público estaba entregado y atento a las palabras del autor en la presentación de un libro que destila amor y pasión por los peculiares universos personales dibujados en cada uno de los relatos retratados en “Saber Moverse”. Al final del acto, Jorge David, amablemente, nos concedió una entrevista que le agradecemos y en la que conocimos un poco más al hombre y al escritor. Cercano, tranquilo, reflexivo, educado, con cierta timidez también, Jorge David Alonso Curiel resulta sobre todo una persona cálida, poseedor de esa exquisita materia prima con la que se imaginan, esbozan y escriben las maravillosas historias del negro sobre blanco.
“La literatura es mi camino, mi forma de estar en el mundo, de respirar. Soy alguien que escribe.”
G – ¿Cómo ha sido la vuelta a publicar en España después de haberlo hecho en Estados Unidos, nada menos que seis libros en aquel país?
J.D. – La verdad es que todos al final volvemos a nuestros orígenes. No sé si para bien o para mal, pero echaba de menos publicar aquí, volver. La experiencia americana ha sido estupenda, sin duda, y allí hay un altísimo cuidado de las instituciones y del Estado por la cultura. Pero quería regresar.
G – Autor polifacético, has tocado todos los géneros: novela, libro infantil, relatos eróticos, novela breve, microrrelato, artículos, poesía…
J.D. – Sí. Yo intento hacer siempre literatura, y cada género tiene su encanto y su interés. No creo que se me deba denominar como novelista o poeta, me siento escritor en su sentido más amplio, y eso es lo que soy, creo que es lo único que soy. Cuando me viene una idea, ya me viene debajo, como etiquetado, el género que va a tener. Intento hacer literatura, sólo eso. Es mi camino, mi forma de estar en el mundo, de respirar. Soy alguien que escribe.
G – “Saber Moverse” es tu nuevo libro. ¿Te sabes mover en la vida, Jorge David?
J.D. – Difícil pregunta. Uno nunca lo sabe bien, si sabe moverse o no. La realidad es muy complicada. Todos hacemos lo que podemos. Ese es el asunto crucial de la vida: saber, aprender a moverse en ella.
“Un relato breve es como un dardo certero, nunca deja indiferente”
G – Es un libro de relatos. Parece que este género está pasando un buen momento.
J.D. – El relato breve, o de un poco más de extensión, es uno de los géneros primigenios de la literatura junto a la poesía. A diferencia de otros, el cuento, el relato, tiene la distancia idónea para contar un argumento, un suceso, de forma precisa y certera, como un gancho directo y bien dado, o como un dardo certero que se clava en el centro de la diana. Todo comenzó con alguien que narraba a alguien un suceso, un puro relato. Este género siempre ha tenido y tendrá interés. ¿Parece que las editoriales le prestan ahora más atención? Es una buena noticia. El género de por sí tiene mucho por ofrecer. Un relato breve nunca deja indiferente.
G – Como has dicho en la presentación, “Saber Moverse” es “un intento de reflejar las desgracias del hombre moderno”.
J.D. – La mujer y el hombre actuales están, aunque parezca lo contrario, muy desprotegidos. No hay más que incomunicación, soledad, amargura, incomprensión y desastre. Parece que lo tenemos todo, y no tenemos nada. El hombre de hoy vive en la neurosis y el desconsuelo. Vive en una continua zozobra, guardando el equilibrio a duras penas. Se tienen demasiadas cosas encima, y la presión es insoportable. El hombre sufre, y no lo puede esconder, aunque lo intente. Los personajes de estos cuentos son seres sensibles -y quién no lo es- que buscan su lugar en el mundo, su equilibrio, y les cuesta mucho hallarlo.
G – Intentan saber moverse…
J.D. – Eso es. Y en ese camino, hasta saber moverse si es que lo logran, sufren mucho. La vida parece que está en otra parte para ellos.
“El futuro será muy difícil para las personas sensibles y con inquietudes, y el arte o la literatura serán marginales, salvo que se produzca un giro”
G – ¿Qué es lo que más te preocupa del mundo actual? ¿Hacia dónde nos encaminamos?
-Si se produjera un giro, el futuro no será desolador. Pero el giro no parece que vaya a ocurrir. El hombre y la mujer, como personalidades, van a quedar totalmente subordinados al resultado y a los números, a lo material. La deshumanización será total, y la vida muy triste. El futuro será muy difícil para todo aquel demasiado sensible y con inquietudes. Tampoco habrá lugar para el error. Y la esencia del ser humano es errar, levantarse y volverlo a intentar, reconducirse. Pero esto no tendrá cabida. El arte, la literatura, las humanidades pasarán a ser asuntos de personas totalmente marginales. Aunque espero que no. Que la sensibilidad se imponga. Que prevalezca el sentido común.
G – Pero no deja de haber humor, y sexo, en el libro.
J.D. – No, eso siempre estará en mis libros. Afortunadamente, considero el humor una parte muy importante del género humano, y de la literatura, del arte. Toda obra maestra no se olvida del humor. El humor es esencial. Toda persona que vale la pena tiene humor. Es difícil confiar en alguien que no tenga humor; como es difícil conectar con un libro o una película que no lo tenga, aunque sea humor de cualquier tipo, ácido o negro. Y el sexo, también, lo mismo. Sin sexo y sin humor, el hombre se derrumba. Y un libro ¿por qué no puede tenerlo?
G – Para finalizar ¿qué vendrá después de estos trece relatos de “Saber Moverse”?
J.D. – Hay varias cosas acabadas. Un libro de relatos eróticos, un poemario, otro libro de microrrelatos. Y tengo en marcha una novela con mucho humor. Ya se verá. Ahora toca “Saber Moverse”. Que los lectores devoren estos relatos, y tengan buena digestión.
Abandonamos aquel salón de actos ya vacío en un silencio cómplice. Nos gustó charlar un ratito con Jorge David Alonso Curiel. El bedel apagó las luces y cerró la puerta. Bajamos, y en la entrada de la Casa Revilla nos dimos la mano, resguardados de la lluvia, con uno de los escritores emergentes españoles que, poco a poco y con paso firme, es dueño ya de una carrera interesante, y que va a más.
Después el escritor cruzó la calle corriendo y se metió en un bar en donde le esperaban. Jorge David nos quiso dar a entender que la literatura está estrechamente ligada con la vida. Y así lo comprendimos.