La química es un fenómeno inexplicable, que se produce en las raras ocasiones en que dos talentos extraordinarios se combinan dando lugar a algo único. Es lo que ocurría cuando coincidían Jack Lemmon y Walter Matthau en la pantalla.
El primero en triunfar fue Jack Lemmon, licenciado en Harvard procedente de familia acomodada. Al año de su debut fílmico recibió un Oscar al mejor secundario por Escala en Hawai, de John Ford. Se especializó en personajes corrientes, a veces grises y mediocres, pero siempre encantadores. Lo más decisivo de su carrera fue su encuentro con Billy Wilder en Con faldas y a lo loco. El maestro encontró a su alter ego, y le sacó tajada especialmente en El apartamento.
Por su parte, Walter Matthau procedía de una familia humilde y su infancia en el East Side neoyorquino estuvo marcada por las penurias económicas. Comenzó en Broadway, y posteriormente en el cine interpretó secundarios memorables como el jefe de la CIA en Charada. Se consagró en los escenarios con La extraña pareja. El autor, Neil Simon, criado en su mismo barrio modesto de Nueva York, había pensado en él mientras escribía la obra. Uno de los admiradores de los trabajos teatrales de Matthau era Wilder.
Mientras veía un partido por la tele, el cineasta había tenido una genial idea. El balón se había salido del campo golpeando a un cámara. Ahí había una película, y el accidentado sería Lemmon. Matthau había nacido para interpretar a su cuñado, abogado sin escrúpulos que le convence para fingir daños permanentes y cobrar el seguro.
Como admiraba profundamente a Wilder y Lemmon, Matthau aceptó sin mirar el guión. Cuando estuvo terminado y lo leyó, llamó a Lemmon para preguntarle: “¿Por qué no haces tú mi papel, que es el mejor, pues tú eres el famoso?”. Lemmon le respondió que “ya era hora de que te sacaran tajada”.
Tan convencido le dejó a Wilder la interpretación de Matthau, que suspendió el rodaje siete semanas cuando éste sufrió un infarto. Mereció la pena la espera, pues el resultado fue una obra maestra, el nacimiento de una pareja mítica, también amigos en la vida real, y un Oscar para Matthau.
Jack Lemmon y Walter Matthau en el film “En bandeja de plata”.
Jack Lemmon y Walter Matthau se convierten en “La extraña pareja”
La segunda colaboración de los dos astros de la pantalla tuvo lugar en la adaptación a la gran pantalla de la citada La extraña pareja. Aunque Lemmon intentó que el director fuera otra vez Wilder, muy interesado, la productora se quedó finalmente con Gene Saks, que cobraba menos y que hizo un gran trabajo.
En este film, Felix, abandonado por su esposa, se muda con su amiguete Oscar. Ignoran que sus caracteres son como la noche y el día, pues Felix es ordenado, y neurótico de la limpieza, mientras que Oscar es un juerguista caótico. Por supuesto, Oscar Maddison era Matthau, que había bordado al personaje en los escenarios, aunque todavía lo iba a mejorar con las réplicas de Jack Lemmon.
A continuación abordaron un enorme reto, pues Wilder se atrevía a rodar un remake de la irrepetible Luna nueva, de Hawks, que se tituló Primera plana. Por suerte, volvió a funcionar la magia entre los actores, que incluso consiguieron que no se echara de menos al protagonista de aquélla, Cary Grant, toda una proeza.
El trío volvería a reunirse en Aquí un amigo, donde Lemmon es un suicida que ayuda a un asesino a sueldo. Además, Lemmon probó fortuna como director con Kotch, protagonizada por Matthau.
En sus últimos años, el dúo coincidió en múltiples ocasiones, aunque destaca J.F.K., con ambos de secundarios, y El arpa de hierba, dirigida por Charles, hijo de Matthau. También rodaron comedietas insulsas, que son Dos viejos gruñones y su continuación, la infame Por rumbas y a lo loco y La extraña pareja otra vez, secuela que desmerecía el original.
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