Impresionismo Americano es la primera exposición en España dedicada a las obras más significativa de este lenguaje formal de origen americano en su diálogo con las pinturas más emblemáticas del mismo género en Francia. Las pinceladas del gran maestro Monet a lado de las composiciones de Cassat, Sargent o Whisthler, entre otros artistas, son expuestas en el Thyssen para poder disfrutar de las más puras impresiones del instante hasta el 1 de febrero de 2015.
La exposición Impresionismo Americano organizada por el Musée des impresionismes Giverny y la Terra Foundation for American Art, en colaboración con las National Galleries of Scotland y el Museo Thyssen – Bornemisza y el apoyo de la Terra Foundation for American Art pretende ofrecer al público a través de casi ochenta pinturas una visión completa sobre lo que significó el origen del impresionismo en Francia y su posterior desarrollo y aceptación en Estados Unidos en torno al 1900.
Impresionistas americanos en Giverny
El eje central de la exposición lo encontramos en Giverny, el refugio en plein air de Monet, donde el artista en 1890 compró su casa y dio vida a los jardines que él mismo quería representar. El lugar se convirtió rápidamente en la meta obligada para los artistas americanos deseosos de aprender las técnicas para pintar al aire libre de la mano de uno de los máximo representantes vivos del impresionismo francés, aunque el maestro solo permitía a unos pocos colocar el caballete junto al suyo.
Mary Cassat mantuvo una estrecha amistad con Monet y, gracias a su relación con Degas y Morisot, fue invitada a participar en cuatro exposiciones impresionistas entre 1878 y 1886 en el Salón Oficial, es decir, en la exposición de arte oficial de la Academia de Bellas Artes de París, que se celebró desde 1725, como única representante norteamericana, logrando una buena acogida con sus representaciones de mujeres y niños de la clase medio-alta. Mary Cassat fue una de las principales impulsoras del estilo francés al otro lado del Atlántico.
La técnica impresionista John Singer Sargent empezó a utilizarla a partir de 1883, cuando se intensificaron sus visitas a Giverny y dio como resultado famosos retratos al aire libre, aunque siempre en sus obras pudo apreciarse un tratamiento más suave y acabado de las figuras.
Theodore Robinson, asiduo de Giverny hasta el 1892, también empezó a explorar las posibilidades del Impresionismo pintando al aire libre, utilizando colores más claros y a estudiar los cambios de luces y sombras a diferentes horas del día. Además Robinson empezó a utilizar una perspectiva diferente pintando sus obras con una vista elevada, fascinado por los efectos que producía.
Pinceladas impresionistas en el marco americano
A partir de final del siglo XIX varios artistas norteamericanos que habían vuelto de Europa empezaron a convertir las ciudades de Nueva York, Boston y Chicago en escenarios perfectos para jugar con los colores claros, los efectos de luz y las impresiones del instante que les proporcionaban los parques urbanos, las vistas y los jardines creando las obras que forman parte del impresionismo americano.
Artistas de la talla de Childe Hassam, William Merrit Chase, Edmund Charles Tarbell , James McNeill Whistler y Jhon Henry Twachtman consiguieron combinar las técnicas pictóricas europeas con los temas norteamericanos realizando alguna de las obras que el público puede disfrutar paseando por las salas del Museo Thyssen Bornemisza de Madrid.
Los lienzos de los artistas americanos puestos por vez primera a lado de las obras de Degas, Monet, Manet y Morisot brindan un abanico perfecto para adentrarse en el universo impresionista y gozar de las distintas facetas ofrecidas por todos y cada uno de los artistas que formaron parte del movimiento impresionista a nivel planetario.