Los datos que aportó la misión Cassini a la mayor luna de Saturno coinciden con lo esperado si la superficie de Titán estuviese habitada por formas de vida extremófilas basadas en la química del metano y del acetileno.
Junto con el hallazgo de numerosos planetas extrasolares cuya temperatura permitiría la existencia de agua en estado líquido, otro dato que llena de esperanza a los científicos que buscan vida extraterrestre es la existencia de extremófilos.
En los últimos años la comunidad científica se ha dado cuenta de que numerosas formas de vida evolucionan en condiciones extremas en nuestro propio planeta. La exploración de los lugares más inhóspitos de la Tierra ha demostrado que existen organismos capaces de vivir sin la luz del Sol, sin oxígeno o a temperaturas y presiones extremas. Por ejemplo, existen bacterias que son capaces de soportar temperaturas de hasta 113 ° C. También encontramos peces que viven en fosas abisales, a presiones 500 veces mayores que la atmosférica. Y en los hielos del antártico se han encontrado peces y artrópodos.
Estas observaciones nos llevan a pensar que incluso planetas en los que las condiciones no sean tan óptimas como en la Tierra podrían albergar también formas de vida complejas. Este es el caso de Titán, la mayor luna de Saturno.
Titán, un mundo hostil a la vida tal como la conocemos
Titán es la segunda mayor luna del sistema solar, con un diámetro algo inferior a la mitad del de la Tierra. Es el único cuerpo del sistema solar en el que se ha encontrado evidencia clara de cuerpos de líquido estables en su superficie. Además, es el único satélite conocido con una atmósfera densa y estable. La atmósfera tiene nubes que producen lluvia, y en su superficie se suceden estaciones a lo largo del año, igual que en la Tierra.
Sin embargo, la temperatura media en su superficie se supone de unos -179° C, con una presión atmosférica de 1,5 bares. Esto hace imposible la presencia de agua líquida en su superficie. La lluvia, las nubes, los lagos y ríos de Titán están por tanto formados principalmente por metano y otros hidrocarburos, y posiblemente amoniaco. Es por tanto un mundo helado y venenoso.
Científicos han imaginado como sería la vida en Titán
Si bien la vida a esas temperaturas parece imposible, Titán contiene en abundancia todos los ingredientes de la sopa química que se supone dio lugar a la vida en nuestro planeta. Por ello, algunos científicos han propuesto que sería posible la existencia de organismos extremófilos adaptados a las condiciones de Titán.
En el año 2005 el astrobiólogo Chris McKay imaginó que si existiera vida basada en el metano en la superficie de Titán, es probable que esta tuviese un efecto mensurable sobre la atmósfera de Titán, ya que los niveles de hidrógeno y acetileno en la troposfera – la capa más baja de la atmósfera – serían sensiblemente inferiores a lo previsto debido al consumo de estos compuestos por los organismos.
En Titán, las diferencias más fundamentales con la Tierra son la gravedad y la distancia al Sol. Pero Titán presenta una importante ventaja con respecto a otros cuerpos del sistema solar, ya que su superficie está protegida de las radiaciones solares nocivas por una atmósfera densa. Esto permitiría que bajo las condiciones adecuadas la química pudiera dar lugar a organismos que en lugar necesitar agua utilizasen hidrocarburos como disolventes, e hidrógeno y acetileno en lugar de oxígeno y glucosa para la reacción. Estas formas de vida producirían metano como subproducto, en lugar de CO2. Semejantes organismos podrían vivir en los lagos de Titán, contribuyendo a la formación de metano, que normalmente es un compuesto muy inestable que desaparece rápidamente.
McKay también imaginó que el metabolismo de estas criaturas debería ser muy lento, debido a las bajas temperaturas, y que para ser eficientes los organismos de Titán deberían tener una gran superficie. McKay habla de bacterias del tamaño de una sábana.
Los datos de Cassini-Huygens son consistentes con la presencia de vida
Cuando la sonda Huygens de la misión Cassini aterrizó en Titán, a parte de espectaculares fotos de su superficie, tomó mediciones de la composición de su atmósfera a distintas alturas. Los datos fueron analizados por Darrell Strobel, de la Universidad Johns Hopkins, quién en 2010 identificó una mayor abundancia de hidrógeno molecular en las capas superiores de la atmósfera en comparación con las capas inferiores, lo que prueba que existe algún proceso que consume hidrógeno en la superficie de Titán. Este hallazgo está en línea con los efectos predichos por McKay.
En el mismo año otro estudio mostró niveles bajos de acetileno en la superficie de Titán, que fueron interpretados por McKay como consistentes con su hipótesis de la existencia de organismos que consumen hidrocarburos en la superficie del satélite.
Además el espectrómetro de Cassini detectó ausencia de agua helada, que debería formar la mayor parte de las rocas sobre la superficie de Titan, mientras que encontró grandes cantidades de benceno y de otro material, que parece ser un compuesto orgánico que los científicos no han sido capaces de identificar por el momento. Los hallazgos llevan a los científicos a creer que estos compuestos orgánicos forman una película de unos pocos milímetros o centímetros de espesor sobre el hielo que forma la roca madre de Titán, pero posiblemente mucho más profunda en algunos lugares. El hielo permanece cubierto incluso en los lugares donde fluyen el metano y etano líquidos que llenan los lagos y mares de Titán, lo que apunta a que son reemplazados muy rápidamente una vez son lavados.
Otras explicaciones diferentes a formas de vida en Titán son posibles
Sin embargo el propio McKay advierte que si bien la hipótesis biológica es consistente con los datos, estos también podrían tener otras explicaciones probables, como ciertos procesos químicos aún no identificados en la superficie o fallos en los actuales modelos. Hasta la fecha, las formas de vida basadas en metano son sólo hipotéticas. Los científicos aún no han detectado o encontrado formas de vida parecidas en ningún lugar, aunque hay microbios en la Tierra que se alimentan de metano o lo producen como subproducto de su metabolismo. Mark Allen, investigador en el Instituto de Astrobiología de Titán de la NASA, dijo que “una explicación biológica de estos fenómenos debe ser la última opción a considerar. Un proceso químico tiene más probabilidad de ser la explicación, pero por ahora no podemos descartar la existencia de vida”.
En cualquier caso, si se demostrase que hay vida en Titán tendríamos una base para pensar que la vida no es un fenómeno raro en el universo, y que puede aparecer incluso en mundos aparentemente inhóspitos, muy diferentes a nuestro propio planeta. Estaremos pues atentos.