¿Qué ver en New York en una primera visita?

Cuando un viajero llega a la ciudad de New York, se encuentra con una oferta turística enorme. ¿Qué ver? ¿Por dónde empezar? Para no sucumbir al agobio, conviene tener claro que esta ciudad no puede agotarse en una primera visita. Una vez asumida esta cuestión, lo mejor es organizarse para conseguir disfrutar del primer contacto con la Gran Manzana.

New York es muchas cosas: la ciudad que nunca duerme, el escenario de películas inolvidables, un mito en forma de ciudad que recibe millones de visitantes al año. Cuando alguien llega por primera vez es muy probable que sienta cierta ansiedad turística. ¿Qué visitar? ¿Qué es lo que uno no puede perderse?

Como toda gran ciudad, New York es inabarcable. Por eso, hay que mentalizarse para no intentar ver cada calle. Huyamos de la imagen de ese viajero que tacha puntos en un plano. De lo que se trata es de prepararse, elegir lo que se prefiera inicialmente y dejar lo demás para disfrutar la siguiente visita.

¿Cómo organizarse hacer eso? Desde aquí proponemos una sencilla guía que oriente los pasos del visitante primerizo. En primer lugar, New York es una enorme ciudad compuesta por cinco condados. Para la primera visita, centrar la atención en Manhattan está muy bien (aunque no se olviden escapadas a conocer los demás). Después, conviene estructurar la visita. En este artículo lo haremos siguiendo un sencillo criterio geográfico: norte, sur, este y oeste. Por último, solo queda una cosa, la más importante: disfrutar de esta gran ciudad.

¿Qué tiene de interesante el norte de Manhattan?

Por norte de Manhattan vamos a entender todo lo que hay a partir del borde sur de Central Park. Una recomendación de este tipo no puede dejar de mencionar una visita a una misa de góspel, un paseo por Central Park o algún que otro museo.

New York es una ciudad de contrastes. Tan conocida por sus colosales rascacielos como por su oferta cultural. Y, cómo no, por sus ineludibles misas de góspel. Resulta muy interesante el contraste entre las celebraciones religiosas tradicionales de, por ejemplo, España, y las misas del barrio de Harlem. Observar en directo una forma de vivir la espiritualidad tan diferente (incluyendo los famosos coros, por supuesto) merece la pena. Pero debéis tener en cuenta varias cosas: que las misas se celebran en días y horas concretos, que pueden completar su aforo o que, incluso, cobren entrada.

El pulmón verde de la Gran Manzana

El Central Park de New York

Y, por descontado, ir a New York significa pasear por Central Park. Las misas de góspel suelen ser temprano, así que para acercarte a la iglesia probablemente vayas en metro. Pero si vas de nuevo al sur, no puedes dejar de pasear por el gran pulmón de Manhattan. El parque tiene espacios para jugar, caminitos bajo el sol y senderos entre una vegetación sorprendentemente frondosa. Además, podrás acercarte a rincones como el dedicado a la memoria de John Lennon, o disfrutar de los mil y un recovecos que el parque ofrece.

Y, una vez cultivados el espíritu y el cuerpo, ¿qué mejor que seguir con la mente? La oferta cultural de New York es amplia y variada, pero quizá pueda concretarse en algunos de sus principales museos. Pegadito a Central Park está el que quizá sea más emblemático: el Metropolitan Museum of Art, también conocido como Met. Un majestuoso edificio que acoge en su interior muestras de arte antiguo, pinturas y esculturas de numerosos artistas y escuelas en Europa y significativas obras de arte moderno. El Met es una visita fantástica tanto para los amantes de arte como para cualquier visitante inquieto.

¿Qué se puede visitar en el sur de New York?

Siguiendo el criterio que hemos marcado en el anterior apartado, denominaremos sur de New York al segmento de Manhattan al sur de Central Park. En esta zona está el núcleo comercial, turístico y cultural de la ciudad, por lo que conviene reservar algo más de tiempo para andar por aquí. Las propuestas de esta zona las dividiremos en las siguientes categorías: impresionantes vistas, manifestaciones culturales y paseos ineludibles.

Uno de los principales rascacielos de la ciudad

El Empire State Building de New York

New York ofrece la posibilidad de subir a algunos de sus principales rascacielos y disfrutar de unas vistas inolvidables desde las respectivas terrazas. Dentro del amplio repertorio de majestuosas moles, desde aquí destacamos dos. Por un lado, el mítico Empire State Building, que permite observar la ciudad desde la segunda altura más alta posible. Por otro lado, el Top of the Rock, situado en pleno Rockefeller Center y que, sin ser de los más altos, goza de una ubicación privilegiada para admirar desde lo alto todo Central Park. Estas fantásticas vistas tienen un precio, y no es una forma de hablar: el ascenso a los cielos cuesta desde los aproximadamente 30 dólares del Top of the Rock hasta los, como mínimo, 50 dólares del Empire State.

Con respecto a las manifestaciones culturales, y sin ánimo de hacer un repaso exhaustivo, proponemos tres actividades. La primera, una visita al Museum of Modern Art, más conocido como el MoMA, posiblemente la gran referencia a nivel mundial entre los museos de arte contemporáneo. Que no haya reparos: conocer este templo cultural es una experiencia que merece la pena vivir, independientemente de que uno no sea experto en esta clase de arte. La segunda, acudir a ver un musical de la zona de Broadway. Y para ello, un pequeño truco: sacar las entradas en el mismo día abarata mucho los precios, con la pequeña condición de elegir entre las obras que aún dispongan de entradas libres. Y la tercera, si es posible, una visita al mítico Madison Square Garden para poder ver un partido de la NBA (asegurándose antes de que en el tiempo de nuestra llegada a New York los Knicks juegan en casa). ¿Quién dijo que el deporte no es cultura? Asistir a un espectáculo deportivo en el Madison es una oportunidad de primer nivel. En cualquier caso, poder visitar el pabellón, aunque no haya partido, es igualmente algo realmente interesante.

Un puente mítico de la ciudad

El Puente de Brooklyn, en New York

Sobre los paseos, New York es una ciudad plena de rincones, calles y barrios que poder andar tranquilamente y disfrutar. Aquí os recomendamos, para empezar, visitar los barrios de Chinatown y Little Italy, los cuales suponen un atractivo contraste cultural, étnico y gastronómico: comercios, restaurantes y vecinos que ilustran la riqueza social de la ciudad, y que ofrecen una experiencia de New York alejada de los grandes rascacielos, las tiendas de moda y las hamburgueserías. Otro paseo fundamental (la leyenda dice que quien lo realiza regresa a New York) es el Puente de Brooklyn, una construcción que une Manhattan y Brooklyn, y que permite recorrer un emblema de la ciudad: disfrutad de las vistas que ofrece hacia el norte y hacia el sur, pero cuidado con invadir el carril destinado a los ciclistas. Por último, la recomendación más especial: el High Line, un espectacular parque urbano construido sobre una línea abandonada de ferrocarril. Se trata de paseo en altura, agradable, acogedor, muy cuidado y que ofrece la posibilidad de abstraerse de New York en una caminata original que permite conocer la ciudad de una manera diferente y alejada de los tópicos.

¿Cómo completar la visita a New York?

Por supuesto, todo lo indicado en este artículo no es más que una serie de recomendaciones. Es evidente que New York ofrece muchas más posibilidades de las recogidas en los apartados anteriores. Sin perder de vista el hecho de que nunca se podrá abarcar una ciudad así en unos pocos días, unos últimos comentarios sobre cómo poder exprimir al máximo el viaje.

Para comer, hay que aprovechar los desayunosos, variados y de mucha enjundia, que dan la energía precisa para no desfallecer en la visita. Por descontado, uno no puede visitar New York sin probar unas cuantas hamburguesas (recomendamos desde aquí el Johnny Rockets y la peculiar hamburguesería Joint Burger, situada en el hall del hotel Le Parker Meridien) y sin pedir unos perritos calientes en los puestos callejeros repartidos por toda la ciudad.

En cuanto a las compras, el tema merecería un acercamiento monográfico. Solo un par de consejos: no emplear tiempo en ir a tiendas outlet situadas lejos de la ciudad (hay comercios más que suficientes en la Gran Manzana) y aprovechar para hacer compras en marcas y productos nacionales (como por ejemplo, Apple o Nike).

Solo queda una cosa más: insistir en que se puede disfrutar al máximo de New York sin necesidad de ir corriendo a todos los sitios. Recordad, una primera visita no agota todas las posibilidades. Saboread el primer contacto, y preparaos para cuando podáis realizar otro viaje.

 

 

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