La presencia de sustancias extremadamente tóxicas introducidas en el ecosistema de manera artificial, acompañada de una febril proliferación del turismo y transporte marítimo, la expansión demográfica y el incontrolable desarrollo agrícola e industrial en el litoral mediterráneo han sido los factores que han favorecido la concentración de contaminantes en las cálidas y cada vez menos azules aguas del Mediterráneo.
Según diversas organizaciones ecologistas tales como Greenpeace, Oceana Europa o WWF-España coinciden en afirmar que el Mediterráneo recibe anualmente entre 400.000 y 500.000 toneladas de petróleo y restos oleosos, de los cuáles un porcentaje nada desdeñable se vierte como consecuencia del propio traslado o de accidentes de buques petroleros. De hecho, el mar interior de mayor extensión del planeta, alcanza las tasas más elevadas de contaminación debido al vertido de hidrocarburos y residuos plásticos procedentes de tierra firme.
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Los riesgos en el ecosistema del Mediterráneo
Vertido de petróleo sobre una playa – Imagen de PH2 POCHE
Además distintas actividades marinas tales como la extracción de gas y petróleo, las rutas turísticas marinas, el tráfico de buques mercantes y la proliferación de parques eólicos utilizan, maltratan y percuten sobre el mar Mediterráneo constantemente. El crecimiento desaforado tanto del turismo como del tráfico marítimo, la acuicultura y la extracción de petróleo son realidades que ensombrecen su futuro y su ecosistema.
Según estadísticas que aportan los propios países bañados por el Mediterráneo la extracción de hidrocarburos ocupa cerca del 25% de su superficie y el tráfico de buques que transportan sustancias peligrosas crece exponencialmente año tras año, suponiendo más del 20% del transporte mundial de petróleo.
Por otra parte, las regiones ribereñas del Mediterráneo son las que registran un mayor consumo de pesticidas altamente tóxicos debido a que es en estas zonas en las que se produce una agricultura más intensiva. Veintidós países que disfrutan pero que también usan y abusan de los más de 2,5 de kilómetros cuadrados y 3.860 km de longitud que ocupa el mar Mediterráneo.
El litoral español también contribuye a la contaminación
Litoral español mediterráneo – Imagen de Diego Delso
Por ejemplo en España, comunidades autónomas como Andalucía, Murcia, Valencia y Cataluña que ocupan el 30% de la superficie del estado consumen el 68% de pesticidas empleados. Y una buena parte de estos acaban siendo arrastrados por las cuencas fluviales al Mediterráneo convirtiéndolo en una inmensa cloaca. Una situación que se agrava por la deficiente infraestructura para el tratamiento de las aguas residuales que se traduce en el derramamiento al mar de un importante volumen de aguas sin depurar. De hecho según estimaciones entre el 70 y el 80% de las aguas urbanas de las ciudades costeras se vierten sin purificar. Cabe recordar que el 50% del litoral mediterráneo está urbanizado.
Numerosas organizaciones defensoras del medio ambiente tanto españolas, europeas como mundiales han alzado la voz contra el continuo deterioro, pero paulatinamente el Mediterráneo pierde su encanto , su identidad y su salubridad.
Propuestas para el rescate del Mediterráneo
Homenaje de sensibilización contra el calentamiento global – Imagen de John LeGear
Entre la multitud de propuestas realizadas a los gobiernos de los países bañados por el Mare Nostrum con la finalidad de rescatarlo destacan: la desnuclearización de la zona, la aplicación de precauciones y estrictos controles a todos los procesos de producción, la contribución de todos los países de la región en detener el calentamiento global, el correcto tratamiento de los residuos para evitar la degradación ambiental y la protección y conservación de la biodiversidad y de los recursos marinos.
El Mediterráneo necesita ayuda. Desde la profundidad de sus aguas emergen susurros que imploran auxilio.
