Los juegos de mesa ofrecen a los niños múltiples ventajas. En el caso del dominó además de ofrecer momentos de diversión también aporta muchos beneficios a nivel cognitivo y también afectivo. Este juego acerca de manera atractiva y fácil al pensamiento matemático, al desarrollar habilidades como el manejo de la estadística, uno de los elementos de esta ciencia que se utiliza diariamente para tomar decisiones. Además, como se trata de un juego sencillo, permite a los más pequeños divertirse con la familia y amigos.

Se cree que el dominó surgió hace un milenio en China a partir de los juegos de dados con seis caras. Las fichas que se utilizaban entonces eran de hueso y llevaban a cada lado un alfiler u ojiva que sujetaba una lámina de ébano para ocultar al contrario los puntos. Así nació el contraste del blanco y el negro que identifica al dominó. Éste llegó a Occidente en el siglo XVIII a las cortes de Venecia y Nápoles, aunque fueron los franceses quienes le dieron este nombre, escogiéndolo de una capucha negra por fuera y blanca por dentro que usaban los curas en invierno.

Desde entonces, se ha extendido por todo el mundo y se ha convertido en uno de los juegos de mesa que más seguidores tiene. Su sencillez a la hora de jugar es una de las razones de esta expansión. Su objetivo es lograr una puntuación que se fija al comienzo, jugando para ello las rondas que sean necesarias. En cada ronda, cada jugador coloca en el tablero una ficha que sea igual que uno de los lados de la ficha en el centro. El jugador que gana una ronda, suma los puntos de las fichas de sus adversarios, hasta lograr la puntuación elegida previamente.

Pero el dominó, no sólo es para mayores. Sus reglas sencillas y las múltiples variantes que hay en la actualidad, que permiten a los más pequeños acercarse hasta él. Hoy en día, los peques de la casa pueden jugar con las habituales fichas blancas con puntos negros o con alguna de sus variantes con figuras geométricas, con colores, con letras o con dibujos.

Beneficios del dominó para los niños

Pero este juego, no sólo entretiene, si no que aporta múltiples beneficios a los más pequeños y con el que logran desarrollar varias cualidades. Estos son algunos de las aportaciones positivas del dominó para los más pequeños:

Como con cualquier juego de mesa, los más pequeños aumentan su concentración y su poder de retención al tener que aprender sus reglas. Además, favorece la memoria y la lógica, ya que les obliga a trazar una estrategia que deben seguir en función de las piezas que los contrincantes van colocando. Esto les ayuda a mantenerse mentalmente activos y ágiles.
Ayuda a controlar las emociones de los niños: tanto si ganan como si pierden tienen que ser capaces de afrontarlo de la mejor manera posible, respetando y sin molestar a los demás jugadores. Además favorece su paciencia y fomenta el control de la impulsividad, ya que deben esperar su turno para jugar.
Favorece las habilidades interpersonales y la socialización al ser un juego que se practica entre varios jugadores. También es una buena forma de enseñarles a compartir.
La práctica del dominó mejora las habilidades psicomotoras de los niños al tener que colocar correctamente en su sitio las fichas durante el juego.
Da igual si jugamos con un dominó clásico o con sus derivados con diferentes formas, colores y figuras. Todos y cada uno de ellos les proporciona conocimientos de matemáticas, ya que deben aprender a contar los números de las fichas o los personajes que contienen.
Les ayuda a desarrollar procesos básicos cognitivos de percepción visual al tener que fijarse en las jugadas de las fichas.
Además de enseñarles todo lo anterior, el dominó también les ayuda a desarrollar capacidades cognitivas.

Así que, cualquier momento es bueno para jugar al dominó con los peques de la casa. Con ello conseguiremos disfrutar de un rato de diversión y ayudamos a los niños a desarrollar múltiples habilidades.