El biso: la seda natural marina producida en Cerdeña

El biso es una fibra producida por Pinna nobilis, el molusco bivalvo más grande del Mediterráneo, para adherirse a las rocas. Con ese filamento dorado se hacían telas y bordados. Hoy, la única persona que conoce los secretos del biso, heredados de su abuela, se llama Chiara Vigo y vive en Sant’Antioco, una pequeña isla en el oeste de Cerdeña.

Museo del biso en Cerdeña, que conserva esta tradición de siglos

Museo del biso. Imagen por Ricardo Rossi

El biso vestía a faraones del antiguo Egipto, a fenicios, caldeos, hebreos y griegos. La técnica de elaboración cayó en desuso a comienzos del 1900, pero ya en el 1300, con la gran difusión de la seda en los mercados mediterráneos, se había reducido a una artesanía familiar practicada en Cerdeña, Sicilia y la zona de Taranto.

Historia del biso

Entre los antiguos pueblos del Mediterráneo, cuya vida era ligada al mar, se producía el biso. Fenicios, caldeos y egipcios fueron los mayores protagonistas de la historia del biso. Las cantidades recogidas de Pinna nobilis eran abundantes y suficientes para confeccionar telas y bordados destinados a los personajes de alto rango, políticos y religiosos; además de a las célebres bailarinas. Con la producción de hoy, sólo se pueden realizar bordados.

Con la difusión del gusano de seda, el molusco no podía competir con la continua e ilimitada producción de gusanos y, además, estaba condicionado por la laboriosa técnica, en la cual se especializaban solo pocas familias.

Extracción y elaboración del biso

Pinna nobilis es una especie protegida, no en riesgo de extinción, pero sí con una disminución de su población debido a la contaminación del agua por el tráfico marítimo.

Se comienza por la extracción del molusco de las aguas, de la concha se quita el biso con un bisturí y se vuelve a depositar en el agua. Una vez obtenido el biso se procede a su lavado, a la aplicación de un ácido natural para reforzar la fibra, al secado y, finalmente, al hilado, el cual se realiza con un huso especial de madera de laurel, y debe su complejidad a deben unirse hebras de no más de 2 cm de largo. El resultado es un puñado de hilos color ámbar, los cuales son trabajados en un telar de 400 años, “el biso es muy delicado y no puede ser trabajado con un telar moderno”, explica Chiara. En un año se extraen apenas 600 gramos, con los cuales se pueden hacer como máximo tres piezas que serán expuestas en museos o asociaciones culturales.

Chiara Vigo: el maestro del biso

Chiara es un ser carismático, última intérprete del arte del biso, capaz de realizar trabajos que desde el exterior han querido comprar ofreciendo importantes sumas de dinero, pero ella, el maestro del biso, ha rechazado siempre las ofertas, porque “no es cuestión de dinero, juré a mi abuela y al mar que conservaría el arte del biso”. El pasaje y la entrega de las leyes de la maestría se realizan a través de un juramento que prohíbe el enriquecimiento personal: “el biso es y debe ser un bien de todos, como el mar”.

El museo del biso, en Sant’Antioco, Cerdeña

Nace en el 2005 como una necesidad de Chiara, para dar la posibilidad de descubrir el patrimonio gestual del proceso del biso.

La puerta del museo está siempre abierta y la entrada es gratis. Quien visita el museo encuentra a una Chiara Vigo siempre dispuesta a hablar con los visitantes. La visita comienza cada vez de distinto modo, porque es modificada según la necesidad de las visitas. Es posible observar el trabajo de Chiara: el hilado, la torsión y el tejido de las fibras. A pedido, se pueden realizar lecciones a alumnos que hayan elegido este tema como tesis de estudio.

Según la tradición, un maestro percibe cuando es el momento de irse, cediendo el paso a quien le sucederá. Chiara cree ser solo un instrumento que hace vivir el arte, el cual podrá continuar con vida, solamente, si el sucesor jura no vender jamás el biso.

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