La celebración de la Semana Santa se inicia con el Domingo de Ramos, con lo que termina la Cuaresma. Siete días en los que también destacan el Viernes y el Jueves Santo, el Sábado de Gloria y el Domingo de Resurrección.
El Domingo de Ramos es para el cristianismo el preludio del cierre de las celebraciones que por el recuerdo de la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, se celebra anualmente en todo el mundo. Marca el inicio de la Semana Santa, con lo que terminan los actos iniciados con la Cuaresma y el Miércoles de Ceniza.
¿Qué es la Cuaresma?
La Cuaresma invita a los cristianos a una sincera revisión de su vida a la luz de las enseñanzas evangélicas. Parece haber sido objeto de debates desde los primeros siglos de la era cristiana en lo concerniente a su duración, naturaleza y obligación; actualmente implica un tiempo de abstinencia en la alimentación de cuarenta días, practicado en un grado u otro por los cristianos del mundo entero hasta antes de la Pascua.
Origen etimológico de la Cuaresma
La palabra proviene del vocablo teutón Lent, que desde el período anglosajón viene usándose para traducir la palabra latina “quadragesima”, de mayor precisión por significar “cuarenta días” o, más literalmente, “el cuadragésimo día”. La misma que, a su vez, imitaba el nombre griego de la Cuaresma “tessarakoste” (cuadragésimo), formado por su analogía con Pentecostés (pentekoste), que ya era usado desde antes de los tiempos del nuevo testamento para nombrar la fiesta judía.
Hoy se considera que su duración va más enlazada a los 40 años que los israelitas pasaron en el desierto, y a los cuarenta días de ayuno de Jesús en el desierto, que a las cuarenta horas que es factible haya durado en la tumba.
Origen y significado del Domingo de Ramos
El Domingo de Ramos marca el inicio de la celebración de la Semana Santa; recuerda la entrada de Jesucristo y sus seguidores a Jerusalén, con unas Palmas y Olivos en las manos. Según el apóstol y evangelista San Lucas, la gente iba además alfombrando el paso de Jesús con sus vestidos al grito: “Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto”.
Para la Iglesia Católica, se trata de una ceremonia que tiene su origen en dos tradiciones litúrgicas; la primera consiste en la alegre, multitudinaria y festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en mimesis (imitación de lo que Jesús hizo en Jerusalén); y la segunda en la austera memoria, anamnesis, de la pasión que marcaba la liturgia de Roma por aquel entonces.
Jueves Santo y Viernes Santo, Sábado de Gloria y Domingo de Pascua
A partir de lo cual empiezan a sucederse los consecutivos días de la semana, cada cual con una u otra importancia, significación y/o evocación. Especialmente a partir del Jueves Santo, en el que se recuerda el lavado de pies de Jesucristo a sus discípulos, la instauración de la Eucaristía católica y la Última Cena; el Viernes Santo por evocar la muerte de Jesús, el Sábado de Gloria, y el Domingo de Resurrección o Pascua.
La ‘otra’ celebración de la Semana Santa
Días en los que, por otro lado, las calles de muchas ciudades se llenan de procesiones y actos similares. Al tiempo que de miles de personas o turistas que, más que presenciar o ser parte de los eventos religiosos programados para la ocasión, se pasean y divierten como si de cualquier otro día de fiesta se tratara. Muy acorde a la tendencia consumista que prolifera actualmente en todo el mundo.