
Comedia que quiere ser disparatada, sin límites, con un ritmo loco, revolucionada, gamberra, sórdida, con mucho humor negro y mucho sarcasmo e ironía, con crítica también, y mucho toque escatológico de brocha gorda. Es un producto que quiere hacer reír con los elementos más sórdidos de este país llamado España: con la corrupción política, con los secretos de los más altos cargos, con la falta de profesionalidad, el amor por el trabajo mal hecho y por el dinero fácil, el separatismo territorial, con la mala leche…
Juanma Bajo Ulloa no tiene pelos en la lengua en esta su nueva comedia, y reparte palos a todo lo que se mueve, hasta a la familia real. Nos recuerda que España es un país de pícaros, de oportunistas, de vagos y maleantes, de perdedores, en todos los estratos y niveles, y que es un lugar donde nunca las cosas irán bien, aunque también apunta que esa corrupción no sólo está en nuestro país.
La cinta cuenta la historia de un gitanito canalla y vividor que se entera, poco antes de morir su madre, de que es hijo del anterior rey don Juan Carlos. Entonces contratará los servicios de dos investigadores fracasados, estrafalarios e impresentables que viven en la ruina para que le ayuden a obtener pruebas biológicas de que es así, aunque les engaña diciéndoles que todo es para salvaguardar la seguridad del rey ya que van a atentar contra su majestad, y como recompensa les hará ricos.
“Rey gitano”: actores estupendos
Hay un gran elenco de actores en “Rey gitano”. Desde los siempre destacables Karra Elejalde, Manuel Manquiña o María León hasta las maravillosas Rosa María Sardá o Charo López. Sus presencias son lo mejor de la película. Lo mejor porque “Rey gitano” no acaba de funcionar como comedia disparatada y no consigue hacer que el espectador pase un rato divertido. Se podría haber hecho algo más consistente y más conseguido con todos estos elementos, porque al final nos recuerda a la saga de Torrente, de Santiago Segura, actor que también aparece en esta cinta encarnando a un impedido de clase alta que va en una silla de ruedas.
La cinta comienza bien, engancha, pero pronto tiende hacia lo convencional, lo facilón, y hasta se va volviendo confusa.
Bajo Ulloa ha querido hacer otra locura como lo fue”Airbag”, de 1997, para arrasar de nuevo en taquilla como lo hiciera. Aquella tenía su gracia. Este “Rey gitano” no está a esa altura.