Hay escritores y artistas que son todo un ejemplo de amor, entrega y pasión por su oficio, de increíble tenacidad, de trabajo incansable y de mejora constante. Escritores totalmente comprometidos por su oficio y por su vocación, que lo viven como si les fuera la vida en ello, a pesar en muchos casos de que tengan que desempeñar otros trabajos para poder subsistir. Son escritores de raza; románticos escritores de destino y de vocación. Uno de ellos es el vallisoletano J. D. Alonso Curiel (1975), autor prolífico que desde 2007 inició una carrera literaria que ya posee once títulos en casi todos los géneros, que ha participado en más de diez antologías, que además ejerce como articulista en varias publicaciones, realiza crítica literaria y crítica cinematográfica, y ha sido ganador y finalista en incontables premios.
Y fiel a su cita de cada año (porque publica al menos un libro al año o más), y tras su estupendo anterior poemario Reflejos en el Cristal Cotidiano (Playa de Ákaba, 2016), y sus estimables libros de relatos Saber Moverse (Ediciones Atlantis, 2016) y La Noche del Escaparate (Ediciones Atlantis, 2017), ahora publica en el sello madrileño Apache Libros Media Hora, su nueva colección de cuentos, y de los que hablamos con el autor en una entrevista que nos concedió hace pocas fechas. Se trata de unos relatos que, como bien apunta la portada, son eróticos y canallas.
Media Hora: Lectura tan entretenida como provocadora
Son adjetivos acertados para estos 67 textos, pero también se debería advertir de otro ingrediente fundamental que poseen: el humor. Humor absurdo por momentos; negro en otros; blanco en algunos. Pero humor del bueno, bien elaborado siempre, y que mezclado con situaciones donde el sexo y lo erótico logran una conjunción que funciona de manera perfecta. Son piezas escritas con el estilo sobrio, directo y sencillo (y tan difícil de conseguir) que caracteriza toda la obra de Curiel, y consiguen entretener, divertir y sacar más de una carcajada al lector en esta propuesta desprejuiciada y sin complejos. Porque Media Hora es un libro que es un soplo de libertad, y que no extrañaría que pueda escandalizar a muchos.
Pero hay que detenerse en la palabra citada: libertad. Aparte de todo lo dicho, el libro es también un toque de atención (como bien dice su contraportada) contra esta nueva censura que padecemos denominada “lo políticamente correcto”, que no es más que otra medida de coartar al creador. El mundo que vivimos se está convirtiendo en un lugar frío, aséptico, muy infantil, pacato, preocupantemente conservador, absurdo por momentos, y esto está afectando también al trabajo artístico. Curiel nos recuerda que el creador debe estar siempre por encima de ello, con una mirada completamente libre y crítica (o al menos intentarlo), y en donde la transgresión aparezca si es necesario. “El arte es libre o no es”, decía Dalí.
Media Hora: Muchas más cosas que Sexo y Humor
Hay otros temas importantes en este libro, y que el lector viene descubriendo en las anteriores obras del escritor, porque Curiel posee un mundo literario y un estilo bien definidos. Entre sexo, humor y cierta transgresión, existen reflexiones sobre la soledad, la incomunicación, las difíciles y complicadas relaciones amorosas y sentimentales, la desorientación vital en un mundo como este; con personajes hipersensibles, perdidos, que saltan al vacío en un intento de encontrar su refugio y su lugar… Es decir, con un envoltorio hilarante de apariencia intranscendente, el lector se encontrará serias y emocionantes miradas sobre estos temas de los que Curiel nos habla despertando interés.
En definitiva, una amena y valiente apuesta literaria que se lee con mucho placer. Un libro recomendable de un escritor total, por el que se percibe la huella de autores como Kakfa, Bukowski, Carver, Augusto Monterroso, Henry Miller, Jardiel Poncela o Mihura. Una nueva marca en una carrera literaria –ya de por sí extensa– que aún va a avanzar mucho más, y que va a regalar a los lectores bastantes alegrías.
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