“La Habitación” es un agudo claroscuro psicológico sobre la adaptación al mundo después de un forzado encierro vivido por una madre y su pequeño hijo. Dirigida por Lenny Abrahamson y estelarizada por Brie Larson.

La infancia está repleta de momentos en los que la convivencia con su entorno será determinante en la confección de la madurez y en su crecimiento. El lazo familiar, en particular con los progenitores, son el eslabón principal sobre el aprendizaje del mundo que le rodea.

“La Habitación” (Room, 2015) entreteje, entre la oscuridad y la esperanza, la convivencia claustrofóbica de una madre con su hijo en la habitación del título en la que se encuentran encerrados, el único consuelo ante una existencia de cautiverio.

Trama de “La Habitación”: Un encierro con dejos de esperanza

Jack (Jacob Tremblay) es un niño que vive con Ma (Brie Larson) en una habitación que tiene lo indispensable para vivir: desde una pequeña cocina y televisión hasta un pequeño armario. La única persona que ha visto además de a su madre es el viejo Nick (Sean Bridgers), sin saber que es su padre y el hombre que ha mantenido encerrada a Ma por siete años. Todo cambiará cuando, por diversas circunstancias, se presenta la oportunidad para escapar del confinamiento y entrar en contacto con el exterior, ambos tratando de adaptarse a una nueva vida.

Crítica de “La Habitación”: La oscuridad y el amor en el lazo de una madre y su hijo

Room (2015),kristenswigtumblr

El realizador irlandés Lenny Abrahamson (Adam and Paul, Garage, Frank) otorga a “La Habitación” contrastes de pesimismo y esperanza a la complicada situación de aprisionamiento al que están sometidos Ma y Jack.

El guion de Emma Donoghue (encargada de adaptar su propia novela homónima) muestra el punto de vista del niño, quien a pesar de vivir en un espacio tan pequeño y recluido mantiene una buena actitud ante las circunstancias que desconoce. La madre intenta mostrarse optimista a pesar de la depresión que padece, al presentar a la habitación como la única realidad que existe para ambos, además de lidiar con sus propios demonios atribuidos a los abusos de Nick.

Así, la dualidad de madre e hijo se confronta por la creciente curiosidad de Jack sobre las explicaciones del exterior que Ma ofrece y con la televisión como el medio en el que existe el mundo para él. Abrahamson, sin deslindarse del todo de la oscuridad que implica las vivencias de los personajes, realiza una paulatina transición del minimalismo al polo opuesto con el escape del confinamiento para después mostrar el proceso de adaptación, uno en el que las introspecciones psicológicas están latentes en los personajes.

El cambio es una amenaza en un mundo que apenas y conocen, incluyendo el entorno familiar. El paulatino descubrimiento de Jack de lo que hay detrás de los muros lo impresiona fuertemente, llevándolo a desear el confort de la estancia previa de la habitación y su madre rememora el resentimiento por todo lo vivido allí, golpeándola emocionalmente la pérdida de un pedazo de su juventud. La disyuntiva afecta también a Nancy (Joan Allen) y Robert (William H. Macy), quienes intentan asimilar la inesperada reaparición de la hija que dieron por perdida años atrás.

Brie Larson realiza una destacada interpretación como Ma por el vaivén de emociones que experimenta dentro y fuera de la citada habitación, respaldada por Jacob Tremblay como el pequeño Jack que está obligado a madurar desde una temprana edad, sin ensombrecer su niñez al maravillarse con los descubrimientos que realiza tras los confines del encierro.

Si bien la intensidad dramática puede ser por momentos un poco pesada, logra aligerarse un poco en los que se aprecian momentos felices que existen en un mundo tan ambivalente e incierto, por la inocencia del niño que es el principal sostén emocional de la madre (quien termina lidiando más en adaptarse a un reinicio de vida que su propio hijo) y por la tónica de esperanza representada en el apoyo humano.

“La Habitación” es un sólido, inteligente y absorbente retrato del vínculo de madre e hijo sostenido por el amor incondicional, sin importa las circunstancias de diferentes tonalidad ni de las vivencias que molden sus propios bagajes personales.