Con la odisea de un hombre solitario de la carretera, George Miller innovó con la saga de Mad Max el escenario de la distopía. Regresa con la cuarta parte, revitalizándola con Tom Hardy como el reservado Max.

Para fines de la década de los setenta, el realizador australiano George Miller presentaba su ópera prima: “Mad Max”, una cinta que presenta un punto de vista concerniente a una humanidad que vivía en regiones áridas, azotada por la violencia y la delincuencia.

Con ella, inició una historia de culto que no únicamente colocó en la mira al cine australiano independiente, sino que también afianzó una notable influencia en la concepción del apocalipsis y el post- apocalipsis, aspecto que puede apreciarse en similares cintas como “El Libro de Eli“ (The Book of Eli, 2010) y de videojuegos como “Fallout 3″ (2008).

Mad Max (1979) bearblur tumblr

“Mad Max” (1979)

Escrita también por James McCausland, Miller presenta una Australia post apocalíptica, en la que las carreteras son asediadas por pandilleros, con algunos cuerpos policiales encargados de frenarlos y capturarlos. Uno de ellos es Max Rockatansky (Mel Gibson), el mejor elemento del escuadrón, quien tras asesinar a Nightrider (Vince Gil) enfrentará diversas pérdidas que lo harán evaluar su puesto como policía.

Max, subsecuentemente, cuestiona el permisivo sistema judicial y cae en una espiral de locura que lo convertirá en alguien igual de peligroso y violento que los maleantes de carretera que acecha como halcón, olvidando la mayor parte de la humanidad que le queda en pos de la venganza por la muerte de su amigo Goose (Steve Bisley), su esposa Jessie (Joanne Samuel) y su hijo a manos de la pandilla liderada por Toecutter (Hugh Keays- Burne).

Miller sella el destino de antihéroe de su personaje y respalda su sencilla historia con la innovación del género de acción, presentando bien logradas persecuciones de veloces autos y motocicletas (adelantadas quizás a su época setentera) y representando también a una sociedad que se ve rodeada por la violencia, aspecto que se constata en cualquier país del mundo.

Por si fuera poco, el entonces jovencísimo Mel Gibson comenzaba a dar su brinco a la fama, siguiéndole además de las siguientes dos partes de la saga el drama de guerra “Galipoli” (1981) y la trama de la volatilidad de un gobierno en “El Año que Vivimos en Peligro” (The Year of Living Dangerously, 1982) dos filmes más de manufactura australiana que lo proyectaron a nivel internacional.

Mad Max 2 (1981) heathledg.tumblr

**“Mad Max 2: Guerrero de la Carretera” (Mad Max 2, 1981)**

Con la eliminación de las leyes y el orden en la sociedad, Max prosigue deambulando por el desierto en compañía de su perro. Tras ser atacado por un grupo de pandilleros, en la búsqueda de gasolina conocerá al Capitán Gyro (Bruce Spence), un merodeador que trata de emboscarlo en vano y que también desea encontrar el preciado recurso natural.

Con el propósito de obtener tanques de gasolina, tendrá que unir fuerzas con el líder de la única refinería de la zona para combatir a Lord Humungus (Kjell Nillson), quien junto a su pandilla buscarán hacerse de la propiedad.

Resumiendo los sucesos de su antecesora, la segunda parte de la saga de Mad Max adquiere un poco más de profundidad, dejando atrás los deseos de venganza. Se aboca en presentar una pelea campal por la obtención de combustible, después de los diversos problemas ocurridos entre las naciones del mundo, aspecto que no se escucha tan alejado de la realidad en la que dicho recurso es peleado, negociado y costeado por millones de dólares por las poderosas empresas de energéticos.

Miller se supera a sí mismo, y a su salvaje relato añade una vez más mejoradas y adrenalínicas secuencias de acción, en las que a los autos y a las motocicletas suma una persecución a un camión de combustible que evidencia el instinto de supervivencia en cada uno de sus personajes.

La violencia continúa siendo capaz de corromper ante situaciones de supervivencia y Max continúa lidiando con los vestigios de la pérdida. Aunque rechaza vínculos emocionales y la oportunidad de reestablecerse, continúa mostrando pizcas de honorabilidad y humanidad que lo instan en ayudar a otros y combatir a todo aquel que lo amenace… buscando también en el camino su propio modo de supervivencia.

Gibson convierte por completo a Max en una figura de culto como el clásico antihéroe. Y el singular personaje de The Feral Kid (Emil Minty) es también un elemento muy reconocible de la secuela, reconocido como el pequeño que arroja un letal bumerang, leal a Max y a su gente.

Mad Max: Beyond Thunderdrome (1985) heathledg.tumblr

**“Mad Max: Más Allá de la Cúpula de Trueno” (Mad Max: Beyond Thunderdome, 1985)**

Tras ser asaltado por un piloto, Max llega a Bartertown, un pueblo en el que una pequeña economía trata de levantarse, además de tratarse de un sitio en el que no hay leyes, gobernado por la tía Entity (Tina Turner). Tras verse involucrado en una lucha de poderes, será desterrado al desierto, descubrirá un diminuto poblado de niños y estará obligado a rescatarlo.

George Miller, en colaboración con George Ogilvie, se encargan de dirigir la tercera parte de la saga, esta vez ubicando el relato 15 años después de los sucesos de la primera.

Sin carreteras de por medio, con dejos de estilo punk, con el estilo futurismo apenas perceptible para adoptar uno tribalista (característico de los lejanos pueblos en el mundo), con la tecnología casi nula en su existencia y el desierto como el atosigador medio de supervivencia, la sociedad prácticamente vive en desolados lugares en la búsqueda de la sobrevivencia, siendo el trueque el modus vivendi que intenta instaurarse. La llamada “Cúpula del Trueno” es el escenario para practicar la justicia (aunque de manera conveniente para quien gobierna), uno rudimentario en el que en una pelea, quien asesine primero a su contrincante es el ganador. Como los primeros vestigios de un intento por controlar la ley.

Siendo quizás la más optimista de la trilogía y ofreciendo las dosis de acción que enriquecen el periplo de Max, Miller se pone el límite y no logra dar una explicación adecuada al origen de los pueblos presentados, perdiéndose un poco la oscuridad característica de la saga para dar paso a la esperanza, con el fin de los tiempos como el aliciente para el resurgimiento de las sociedades. Icónica la aparición de una destruida y abandonada ciudad de Sydney.

**“Mad Max: Furia en el Camino” (Mad Max: Fury on the Road, 2015)**

Mad Max: Furia en el Camino (2015) PelículasEnAudioLatino Facebook

Miller, quien porta también bajo el brazo la lucha de tres brujas por conquistar a un hombre en “Las Brujas de Eastwick” (The Witches of Eastwick, 1987) y el drama verídico de la búsqueda de una cura para una rara enfermedad en “Un Milagro para Lorenzo” (Lorenzo´s Oil, 1992), ofreció también retazos infantiles como el guionista de “Babe” (1995), el realizador de su secuela en 1998 y el encargado de las dos entregas de “Happy Feet” (2006, 2011).

Treinta y seis años después de vislumbrar por primera vez el rudo universo distópico de Mad Max, resucita una vez más su propia saga y presenta una cuarta parte con “Mad Max: Furia en el Camino“, teniendo a Tom Hardy como el nuevo Max y Charlize Theron como Furiosa, su contraparte femenina.

Así, Mad Max logra mantener un balance en la saga, dejando el trecho abierto para más posibilidades de historias en las que el estelar, sin buscarlo, cambia el destino de aquellos que conoce, sin importar sus orígenes, mientras que el suyo, se limita a deambular por el mundo, sólo para sobrevivir hasta ver finiquitados sus días.