
Una de las grandes cosas que tiene Wonder Wheel, la última cinta del gran Woody Allen que vuelve puntual cada año con un nuevo film (los anteriores fueron Café Society e Irrational man) es el trabajo y la presencia de la actriz Kate Winslet. Es una de las mejores actrices actuales, repleta de talento, belleza y sensibilidad, y a la que la cámara ama sin ninguna duda. Aquí el espectador lo comprueba de nuevo, en una historia dura y dolorosa, con escasos rasgos de comedia, muy pocos.
Esta vez Woody Allen ha elegido el sendero del melodrama, con tintes de tragedia clásica griega -uno de los asuntos que le han interesado desde siempre y que se ha hecho notar en algunas de sus cintas anteriores- para entregar al espectador una historia ambientada en los años 50 en el parque de atracciones de Coney Island, en la que una camarera que está a punto de cumplir los 40 años, y que se siente ahogada en un matrimonio con un hombre violento que deja mucho de desear, y que sufre constantes disgustos por los incendios que provoca su hijito pirómano y que prefiere meterse al cine que ir a clase, le empieza a entrar un poco de luz en su vida al entablar una relación con el socorrista de la playa y aspirante a escritor, y que es bastante más joven que ella. Todo se complicará con la llegada de la joven hija de su marido, que huye de su matrimonio con un mafioso de baja estofa.
Wonder Wheel: una historia de soledad y de pérdida
Wonder Wheel vuelve sobre muchos de los temas que le preocupan a Allen. Es una cinta reconocible, lleva su sello. Reflexiona una vez más sobre la infelicidad, la soledad, sobre las difíciles siempre relaciones sentimentales, sobre la naturaleza del amor, sobre el egoísmo, sobre el peso y las consecuencias de nuestras decisiones, sobre la venganza… Reflexiona, en fin, de nuevo a cerca de la debilidad y lo voluble del ser humano, de la importancia que tienen los sentimientos y el corazón en nuestras vidas. Y, como siempre, el director neoyorkino lo lleva a cabo de una manera interesante.
Y esta vez ha elegido hacerlo, como decía, en tono trágico, totalmente dramático, profundo, que recuerda también a las obras de Tenesse Williams o Eugene O’Neill, olvidando el tono de comedia o de tragicomedia que ha utilizado en otras cintas en las que ha conseguido un puñado de obras maestras. Aquí está el tono de otras cintas suyas como Septiembre o Interiores, de aire mucho más trascendente e intimista, muy reflexivo, con la clara influencia del cine de Bergman, que es uno de sus cineastas preferidos y que más le han marcado. Asegura Allen que el cine que le gusta hacer es verdaderamente este.
Y lo que resulta de esta Wonder Wheel es un film que merece la pena, a pesar de ser una cinta menor en su filmografía, y a pesar de que por momentos pesa cierta teatralidad en su puesta en escena; porque la historia podría ser una adaptación de una obra teatral, aunque no lo sea: es un guion original del propio Allen, como siempre en sus films.
Cinta menor de Woddy Allen, sí, pero cinta que está a mucha más altura que la media de lo que se hace y de lo que se estrena. Merece acercarse a la sala, ya solo para comprobar que este genio de ya 82 años está en plena forma y que rueda con más soltura y provoca mucho más interés que cualquier joven; o para disfrutar de una portentosa Kate Winslet que llena la pantalla y que ofrece una lección más de interpretación encarnando esta vez a una mujer que no para de sufrir.
Año 2017
Duración: 101 min.
País: Estados Unidos.
Dirección: Woody Allen
Guion: Woody Allen.
Fotografía: Vittorio Storaro.
Reparto: Kate Winslet, Justin Timberlake, Juno Temple, James Belushi, Max Casella,Michael Zegarski, Tony Sirico, Marko Caka, Jack Gore, Dominic Albano, Evin Cross,Debi Mazar, Brittini Schreiber, Geneva Carr, Steve Schirripa, Matthew Maher