Una de las películas de terror más originales de los últimos tiempos. Crítica de “Un lugar tranquilo”, con John Krasinski y Emily Blunt.

John Krasinski y Emily Blunt.

Al actor John Krasinski le conocen en España sobre todo los apasionados de las series por “The Office”. Sin embargo, esta telecomedia le convirtió en una celebridad en Estados Unidos, donde además ha tenido repercusión mediática su matrimonio con la superestrella Emily Blunt. También ha interpretado algún papel notorio en cine, sobre todo como protagonista de “Un lugar donde quedarse”, de Sam Mendes, y como novio de la hija de Meryl Streep en “No es tan fácil”.

Se aventuró a dirigir por primera vez con la desconocida “Brief Interviews with Hideous Men”, seguida de “Los Hollar”, que pasó desapercibida pese a tratarse de una comedia dramática memorable, que ya prometía que iba a tener una carrera a tener en cuenta como realizador.

La consagración le ha llegado en un campo insospechado, nada menos que el fantaterror, un terreno maltratado al que se adscribe su tercera cinta, una de ésas que devuelve la dignidad al género, y una de las más frescas de las últimas décadas. Con ella ha arrasado en las taquillas, además de cosechar las críticas más elogiosas.

“Un lugar tranquilo” se estrena en España el viernes, 20 de abril de 2018.

Sinopsis de “Un lugar tranquilo”, día 89

Imagen del film.

Estamos ante uno de esos títulos en los que conviene saber poco del argumento. La acción comienza el día 89, después de que haya acontecido una pandemia global que parece haber acabado con la totalidad de la población de la Tierra. Sobreviven Lee y Reagan Abbot, que intentan salir adelante con sus tres hijos.

Pero los Abbot tienen que tener muchísimo cuidado para estar en silencio, porque cualquier sonido, incluso el más mínimo, atrae a unos depredadores, ciegos pero con un oído hiperdesarrollado. Los miembros de la familia pueden comunicarse entre sí gracias a que Regan, la hija mayor, es sordomuda de nacimiento, así que conocen el lenguaje de signos.

Crítica de “Un lugar tranquilo”, con John Krasinski y Emily Blunt

El propio director ha coescrito el guión, complejo de llevar a la pantalla, pues apenas tiene tres o cuatro diálogos. Parece casi una película muda en plan “The Artist” o la española “Blancanieves”. Así que la narración se sustenta únicamente en las imágenes. Se apuesta por la sugerencia, por ejemplo, el desastre que ha asolado el planeta únicamente se insinúa a través de unos recortes de periódico que guardan los protagonistas.

Produce una agobiante sensación de terror, primero porque al describir con cuidado a los personajes, su destino interesa al espectador. Y también por la utilización del sonido, ya que cualquier cosa que suene eleva la tensión, manteniendo al respetable con los ojos pegados a la pantalla. Se multiplican los momentos de altura, como cuando la protagonista femenina se hace daño en el pie en una escalera, o la secuencia del granero.

Resultan igualmente convincentes los efectos visuales. Los monstruos están dosificados, pues aparecen en momentos puntuales de forma fugaz, pero están muy bien elaborados.

El reparto está compuesto únicamente por siete actores, aunque en realidad sólo cuatro tienen importancia real en la trama. Así las cosas, éste tenía que estar compuesto en su totalidad por actores de primera categoría, o el film sería un desastre. John Krasinski realiza una interpretación memorable, y se nota que tiene química con su esposa, tanto en la ficción como en la vida real, Emily Blunt, a su altura habitual.

Están a la altura los niños, tanto Noah Jupe, que fue el amigo con el que se enfada el protagonista de “Wonder”, como Millicent Simmonds, que ha aparecido en títulos como “Wonderstruck. El museo de las maravillas”. Esta última padece discapacidad auditiva en la realidad.

Parte de un argumento propio de subproducto de serie B, pero alcanza cierta hondura lírica, e incluso recuerda a “La carretera”, la novela de Cormac Carthy llevada al cine por John Hillcoat. Al igual que aquélla, acaba siendo una alegoría del amor hacia los hijos, y del sacrificio que supone sacarles adelante, en un mundo hostil, y con todas las cartas en contra.