Crítica de “Nunca Estarás a Salvo (You Were Never Really Here)”: La oscuridad de Lynne Ramsay

“Nunca Estarás a Salvo (You Were Never Really Here)”, de la realizadora Lynne Ramsay, es un duro, austero y oscuro thriller que disecciona las secuelas psicológicas provocadas por la guerra muestra los pormenores de la corrupción política. Estelarizan Joaquin Phoenix, Ekaterina Samsonov y Alex Manette.

Las complejidades humanas esconden oscuridades que se reflejan a través de los miedos de diversas naturalezas y orígenes, de las frustraciones y de las pesadillas provocadas, en ocasiones, por la culpa en el cometimiento de actos que guardan transgresiones.

La mente, en ocasiones, frágil y moldeable antes los sucesos del exterior, es también susceptible a la amalgama de emociones que tanto pueden hallar un control o un descontrol autodestructivo. “Nunca Estarás a Salvo” (You Were Never Really Here, 2017), además de realizar un duro aborde psicológico a los traumas personales y a sus complejidades, esquematiza los alcances de la corrupción en el sistema política y la percepción de una sociedad dividida entre riqueza y clandestinidad.

Trama de “Nunca Estarás a Salvo (You Were Never Really Here)”: El onirismo mortal

Joe (Joaquin Phoenix) es un veterano de guerra que labora como asesino a sueldo, dedicado al rescate de adolescentes desaparecidas. Cuando el Senador Albert Votto (Alex Manette) lo contrata para descifrar el paradero de su hija Nina (Ekaterina Samsonov), Joe entra en una debacle de emociones que lo lleva a ensoñar pesadillas y a encontrarse en un gran peligro en el cumplimiento de su misión.

Nunca Estarás a Salvo, película Lynne Ramsay

You Were Never Really Here (2017) lottereinigerforever tumblr

Crítica de “Nunca Estarás a Salvo (You Were Never Really Here)”: Severo thriller de Lynne Ramsay

La realizadora Lynne Ramsey utiliza el thriller como un áspero medio para retratar dos aspectos cada vez más generales y comunes dentro una sociedad: el primero, la incorrecta indiferencia en atestiguar sucesos violentos y casos de corrupción a causa de la impunidad y el segundo, la inadaptabilidad emocional que muchas veces padecen los veteranos de guerra a causa de las secuelas provocadas por la ejecución de la violencia, trasladada hacia una dificultad por sentir compasión al prójimo.

Basada en la novela homónima del escritor estadounidense Jonathan Ames, el relato disecciona el tormento individual que deja una marca indeleble la conciencia. Joe (un destacado Joaquin Phoenix) vive con su madre (Judith Roberts), la única persona a la que manifiesta cariño, aspecto que define que no ha perdido por completo la poca humanidad que le queda.

A su vez, la mujer es la encargada de recordarle, inconscientemente, una complicada infancia derivada de atestiguar constantes conflictos familiares. El adulto Joe, depresivo, aquejado por el pasado y el conflicto conyugal de sus padres, coquetea con el suicidio a través de su encierro en bolsas de plástico que reflejan la ausencia de un verdadero impulso por vivir, insatisfecho a causa de la culpa que reside en su pasado como militar y policía, rescatando mujeres víctimas de la trata como un medio para dotar de un significado su existencia.

Ramsey, acostumbrada al retrato de individuos que sienten asfixia e insatisfacción por su modo de vida y que buscan un escape radical a su gris cotidianidad, como en el viaje personal en “Morvern Callar” (2002), explora a la figura del detective, mucho más que a la investigación del crimen, guiando a una espiral oscura donde se enaltece la frialdad de Joe al utilizar el martillo como herramienta de agresión, su brutalidad física en el cumplimiento de su trabajo y en el cuestionamiento de su estado mental, como en “Tenemos que Hablar de Kevin” (We Need To Talk About Kevin, 2011).

Apoyada con la pulcra fotografía de Thomas Townend, la solvencia del thriller se entrevé con la conjugación de los recuerdos y los sucesos turbios del presente que llevan a Joe al onirismo de la muerte, representado en el agua que lo sumerge a sus profundidades, perjudicado por el remordimiento, tal y como sucede con el pequeño James de “Ratcatcher” (1999). A pesar de confrontar las raíces oscuras del sistema político y su imparable alcance en el control de las situaciones y en el aspecto judicial, los breves instantes de cambio se asoman en Joe al contar con la oportunidad de rescatar a Nina después de afrontar la pérdida que lo lleva a tocar un poco con su humanidad, con la violencia como el único medio que conoce para saldar cuentas y abrir una ventana para una redención, un poco semejante a la exploración de Martin Scorsese con la resolución del Travis Bickle de Robert De Niro en “Taxi Driver” (1976).

Las atrocidades de los seres humanos, su deshumanización por el abuso del poder y la fragilidad mental que lleva a la falta de distinción entre sueño y realidad se asoman en “Nunca Estarás a Salvo (You Were Never Really Here)”, donde la importancia radica no únicamente en su inclemente premisa y elegante representación visual del thriller, sino también en la esperanza por recuperar un poco de humanidad para obtener el sentido de existencia.

https://www.youtube.com/watch?v=2-82XWKwmnw

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