“Nace una Estrella (A Star is Born)” es un efectiva, predecible y sensible perspectiva de la fama, la música, el éxito y las adicciones. Estelarizan Bradley Cooper, Lady Gaga y Sam Elliott.
La vida de los artistas, el resultado de sus producciones artísticas, la fama, las trifulcas experimentadas para alcanzar el sueño de consolidación y los pormenores de la industria cinematográfica o musical son elementos de una farándula que captan el interés de una audiencia en pos de generar conversación. Hollywood ha tocado el tópico en muchas ocasiones de diversas maneras, séase con una crítica al oscurantismo del Star System y al uso de las relaciones personales con “What Price, Hollywood?” (1932) o con el musical moderno del esfuerzo por sobresalir en la industria de “La La Land” (2016).
“A Star is Born” (1937) es una de aquellos filmes que pertenecen al clasicismo hollywoodense gracias a la empatía que provoca la admiración por el talento, el romance entre artistas y la perseverancia en un entorno que exige resistencia a la vida pública, sin olvidar el lado destructivo de la fama. Sus remakes subsecuentes son evidencia de su aceptación, todos ellos adaptados a sus respectivas épocas en música y costumbres.
“Nace una Estrella” (A Star is Born, 2018), la cuarta cinta de la historia original de William A. Wellman y Robert Carson, corre de mano de Bradley Cooper, quien debuta como realizador, preservando la esencia básica de las cintas antecesoras, añadiendo variaciones contemporáneas en su formato musical y en el manejo de sus personajes.
Trama de “Nace una Estrella (A Star is Born)”: El ascenso y caída mediática de los artistas
El músico de country Jackson “Jack” Maine (Bradley Cooper), además de gozar de fama y éxito, atraviesa por crisis personales que lo han llevado a las adicciones a lo largo de su vida. Tras conocer a Ally (Lady Gaga) en un bar, se dispone a darle un impulso como cantante, viendo cómo su propia carrera sucumbe ante el súbito estrellato de la joven.
A Star is Born (2018) Depeliculatv Facebook
Crítica de “Nace una Estrella (A Star is Born)”: Sencilla y efectiva perspectiva del estrellato
La ópera prima de Bradley Cooper pretende dar a una historia predecible su propia identidad, inspirada ligeramente en la versión de cine musical de 1954 y en la cinta de 1976. De la primera, extrae el tributo a Judy Garland. De la segunda, el entorno de la industria discográfica y las exigencias de las mismas.
A su vez, el guion, de Eric Roth, Will Fetters y el propio Cooper, realiza también ligeras variaciones como un bar burlesque como el foco del primer encuentro pre-romántico, los tonos rojos que remarcan sensualidad, la presencia familiar que funge como el apoyo para desarrollar la carrera musical y el ahondamiento al trasfondo de las adicciones y la depresión, incluyendo los demonios de Jack reflejados en la paulatina pérdida de audición que le impide realizar su trabajo con eficacia.
Cooper, con los contrastes de dinamismo y quietud del relato, captado por la fotografía de Matthew Libatique, dota de intimidad a la trama, apoyada por sutilezas y dinamismo en la recreación de los conciertos, el bullicio generado al escuchar canciones y los contrastes iniciales en el modo de vida, captado en los excesos de Jack y los cuidados de su hermano y también manager Bobby (Sam Elliott), en el compromiso laboral de Ally con su padre Lorenzo (Andrew Dice Clay) y el restaurante para el que trabaja.
La música country es el telón y catalizador que brinda fuerza emocional al relato, con las composiciones de Lady Gaga representando el estado que atraviesa el desarrollo de la relación en su punto álgido y en su declive, como las inquietudes internas con “Shallow” o la tristeza por la conclusión trágica de un amor en “I´ll Never Love Again”, además de los contrastes que experimentan Jack y Ally con respecto a la fama, uno declinando y el otro alzándose al estrellato.
Sin embargo, la interesante primera parte que evidencia la nata inseguridad humana ante los súbitos cambios sucumbe con una segunda mitad que se atora en ritmo y cae en convencionalismos dramáticos y técnicos como en la innecesaria reiteración del flashback en un desenlace previsto y una ensoñación artística un tanto ingenua sobre el cumplimiento del objetivo.
“Nace Una Estrella (A Star is Born)” es el recordatorio de una búsqueda artística que permea en la actualidad por la dificultad en ocupar un nicho en Hollywood y la empatía por un amor trágico, realzada por su atractiva música y el despliegue de química entre Bradley Cooper y Lady Gaga, otorgando un magnetismo que encanta, a pesar de algunas fallas.
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