Intérpretes: Matt Damon, Jessica Chastain, Kate Mara.
Guión: Drew Goddard, basado en la novela de Andy Weir.
Duración: 142 minutos.
Cada vez que el británico Ridley Scott estrena una nueva cinta se crea acertadamente una gran expectación porque es, sin duda, uno de los grandes directores actuales. Su filmografía tiene varias películas excelentes e inolvidables que han quedado en la memoria de todos los espectadores como Los Duelistas, Alien, Thelma y Louis, American Gangster, o la maravillosa -y para muchos una de las mejores cintas de la historia de este séptimo arte- Blade Runner, ese film de replicantes futuristas que son perseguidos por un policía fracasado y melancólico que busca un poco de claridad y estabilidad.
Acompañando a estas obras maestras, hay en su filmografía otras cintas llenas de interés y amenidad, que aunque no alcanzan la categoría de obra maestra, no dejan de ser cintas más que aceptables como La sombra del testigo, Gladiator, Robin Hood o Blackhod derribado.
Es decir, que Ridley Scoot es un valor casi seguro para el espectador, un cineasta del que se espera siempre un nivel de calidad y de interés, su nombre es una referencia. Todo su prestigio lo tiene bien ganado.
En esta ocasión, y tras la espectacular Éxodus del año pasado, y tras su acercamiento fallido al universo tan implacable e interesante del escritor Corman McCarthy en 2013 con El consejero, entrega ahora una obra de ciencia-ficción sobre un astronauta que se queda solo en Marte, el planeta rojo, aislado, ya que sus compañeros le dan por perdido tras un accidente en plena tormenta, y regresan a la tierra sin él. Allí él solo tendrá que arreglárselas para sobrevivir e intentar mandar señales a la tierra para que le rescaten.
Marte: Una odisea en el planeta vecino, y también en el espacio
Marte (The Martian) era una cinta muy esperada. Es una vuelta más al mítico tema del náufrago que intenta sobrevivir y espera ayuda pero, en este caso, en un planeta hostil.
Los actores cumplen, y técnicamente está muy bien realizada, con cuidados efectos especiales. Marte no es una de las grandes cintas de Ridley Scoot, pero al menos se deja ver, a pesar de sobrarle al menos veinteo treinta minutos, ya que se hace larga.
De un tema tan interesante se esperaba algo más, se podía haber potenciado de forma más eficaz las posibilidades de un argumento tan jugoso como éste. Es una cinta que no entusiasmará, aunque tampoco deja indiferente.