Quizá sea un problema mío, no lo sé. Pero es que las cintas de Sofía Coppola me dejan completamente frío. Esta directora indie, tan personal y tan prestigiosa, no ha logrado emocionarme con ninguna de ellas, ni ha logrado involucrarme en sus historias tristes e íntimas de personajes ensimismados, depresivos y apesadumbrados. Su cine siempre me ha parecido impecable en el aspecto visual y en la dirección de actores, aunque después el tedio me ha invadido. Quizá su ópera prima Las vírgenes suicidas me interesa un poco más que el resto.
Esperaba que este su sexto film La seducción, basada en la novela de Thomas Cullinan, me hiciera cambiar de opinión sobre esta directora. Pero, lamentablemente, no ha sido así.
El argumento es atractivo y se le puede sacar mucho más provecho de lo que Coppola ha conseguido. En plena guerra de secesión norteamericana, a una residencia de mujeres situada en el sur del país, va a llegar un atractivo soldado yankee herido en una pierna, tras encontrarle una de las niñas en un paseo por el bosque. A pesar de que es un enemigo, le curarán las heridas y convivirá con ellas. El problema es que su presencia despertará las pasiones dormidas de muchas de estas aisladas mujeres.
La seducción: una historia de mujeres que pretende ser inquietante
Hay una versión anterior de la novela dirigida por Don Siegel en 1970 y protagonizada por Clint Eastwood. Sin ser una gran película, tenía cierto interés y era mucho más divertida y llegaba mucho más al espectador. Pero esta nueva versión de Coppola no solo no logra eso, sino que además consigue el mayor pecado que una obra de ficción puede tener: el aburrimiento, y por tanto, la indiferencia.
A la cinta le falta pasión, más tensión argumental, mayor profundidad en los personajes y en los motivos por los que suceden las acciones; el guion puede dar mucho más de sí. El resultado es un producto frío, superficial, hierático, que sabe a muy poco.
Y la mayor sorpresa de todo esto es que, en el último Festival de Cannes, un jurado en el que estaba Pedro Almodóvar le concedió la Palma de Oro a la mejor dirección. Ojos tendrás para ver estas cosas.