Vuelven los dinosaurios de Steven Spielberg, por quinta vez. Crítica de “Jurassic World, el reino caído”, de Juan Antonio Bayona, con Chris Pratt.

Escena del film.

Steven Spielberg se marcó un tanto (otro más) en las taquillas con “Parque jurásico”, su adaptación de una novela de Michael Crichton, estrenada en 1993. Él mismo rodó una continuación, “El mundo perdido: Parque Jurásico 2”, de 1997, y cedió el testigo de la realización a Joe Johnston, en “Parque Jurásico III”, de 2001. Parecía que la franquicia había concluido, pero la resucitó Colin Trevorrow en 2015, con “Jurassic World”, paradigma de ‘reboot’, última tendencia de Hollywood, que consiste en resucitar una franquicia, a medio camino entre el remake y el homenaje (la misma jugada de J.J. Abrams en “Star Wars: el despertar de la Fuerza”).

Trevorrow había concebido su obra como inicio de una trilogía. Aunque él mismo se ocupará de dirigir la tercera, se desvinculó como realizador de la segunda (porque iba a dirigir el noveno capítulo de “Star Wars”, aunque finalmente le despidieron). Se mantiene como guionista y productor ejecutivo, pero la realización ha recaído en el español Juan Antonio Bayona, que hasta ahora había rechazado entregas de franquicias como “Divergente”, pero que esta vez ha dicho que sí, ya que suponía la ocasión de trabajar con el Rey Midas, una de las grandes inspiraciones para su cine, como se ha visto en “Lo imposible” y “Un monstruo viene a verme”.

“Jurassic World: El reino caído” se estrena en España el 7 de junio de 2018.

Sinopsis de “Jurassic World, el reino caído”, la amenaza del volcán

Han pasado cuatro años desde que “Jurassic World”, el ‘resort’ y parque temático que exhibía dinosaurios traídos de nuevo a la vida, fue destruido al descontrolarse las criaturas. Desde entonces Isla Nublar ha sido abandonada por humanos, así que sus monstruosos habitantes viven a su libre albedrío, hasta que el volcán hasta entonces inactivo de la isla amenaza con entrar en erucción. Esto destruiría a todos sus habitantes.

La evidencia de que las criaturas prehistóricas volverán a extinguirse ha movilizado a activistas pro derechos de los animales. Milita en sus filas Claire Dearing, antigua gerente de las instalaciones, que se dedica a pedir a congresistas que ayude a que se aprueben fondos para salvar a estos seres. Pero un hombre de confianza del potentado Benjamin Lockwood le recluta para que ayude a un equipo que viajará a Nublar a capturar a varios especímenes, con el fin de garantizar su supervivencia. Le piden que convenza también a Owen Grady, cuidador que se ocupaba de Blue, un ejemplar de velociraptor muy especial.

Crítica de “Jurassic World, el reino caído”, espectáculo pirotécnico

Chris Pratt.

Se salda con buena nota la primera superproducción de Hollywood firmada por el hasta ahora especialista en presupuestos medios Jota (apodo de Bayona), que parece haberse llevado la saga a su terreno, pues el guión de Trevorrow tiene elementos que aparecían en el cine del español, como la figura de una niña (en este caso huérfana de madre) que sirve para reivindicar la importancia de la familia, o una mansión recreada con ambientación gótica. Según las declaraciones del español fue escogido para este trabajo precisamente porque le iba al pelo.

Puesto que querían que se notara su toque personal, el barcelonés exigió que se reclutara a algunos de sus colaboradores habituales, que contribuyen a crear su característico estilo. Así, está a bordo el montador Bernat Vilaplana y el director de fotografía Óscar Faura, que ayudan a que la factura técnica sea de alta calidad.

Que conste que el realizador tiene claro que se le pide un espectáculo pirotécnico de primer orden en el que las grandes estrellas no sean los humanos, sino los dinosaurios (se aporta una nueva especie, el Indoraptor, a la mitología de la serie). Lo consigue gracias a secuencias muy trabajadas, como la de la erupción, o la huida en el vehículo esférico, que sacan mucho provecho a los más sofisticados efectos especiales. Todo está concebido para que se disfrute en el cine con palomitas. Pese a la sobredosis de acción, el metraje no se hace repetitivo, sobre todo porque la trama se adentra en terrenos inexplorados hasta el momento en la franquicia.

En el reparto vuelven a demostrar su química la actriz de expresivos ojos Bryce Dallas Howard y Chris Pratt –con su carismático toque gamberro-cómico– a quien el realizador parece reconvertir en el Harrison Ford de “En busca del arca perdida”, como uno de sus homenajes al Rey Midas, ya que se pueden rastrear muchos más (una iluminación en la escena de la subasta que recuerda a “Encuentros en la tercera fase”, o los personajes que sobreponen los intereses económicos a los peligros para los seres humanos del estilo de “Tiburón”). Se recupera también a Jeff Goldblum como el emblemático matemático Ian Malcolm, que trae consigo el elemento nostálgico, y se recurre a recién llegados bastante eficaces, como James Cromwell (el potentado Lockwood), Rafe Spall (su mano derecha), Toby Jones (un subastador de criaturas), Justice Smith, que aporta mucho humor, y la jovencísima la joven Isabella Sermon, que no había rodado ni siquiera un spot de televisión antes de ponerse ante la cámara. Como en el resto de la filmografía de Juan Antonio Bayona también está Geraldine Chaplin, otra vez como mujer experimentada a la que conviene escuchar.

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