No resulta frecuente una película capaz de desatar carcajadas en el cine. El mismo día de Navidad llega a los cines en España “Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?”, gran éxito en Francia que gustará más o menos, tendrá críticas buenas o malas, pero que no cabe duda que tiene una virtud más que apreciable: logra hacer reír.
Aunque Hollywood inventó la ‘screwball comedy’, compuesta por juegos de guión, enredos y diálogos tan rápidos como inteligentes, en los últimos años el género cómico está de capa caída. Por regla general se tiende a la grosería, cada vez más vulgar, y se ha perdido por completo la sutilidad del pasado. Salvo algún caso aislado como el cine de Woody Allen, resulta complicado encontrar producciones de este género que no sean un auténtico desastre.
Para reír, en el cine, es necesario por norma general huir a otras cinematografías. Es el caso de Francia, que sigue manteniendo la tradición de sus grandes maestros, y con mucha frecuencia ofrece grandes alegrías al público ansioso de carcajearse. Es el caso de “Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?”, donde en 2014 se convirtió en un fenómeno de público, superando en poco tiempo los 5 millones de espectadores.
Sinopsis de “Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?, historia de cuatro hermanas
El film tiene como protagonistas a los integrantes de un matrimonio de lo más tradicional, formado por los fervientes católicos Claude Verneuil –notario admirador del general De Gaulle– y Marie, su esposa. Ambos intentan mantener una mentalidad abierta, pero aún así sienten cierta confusión y decepción cuando su hija mayor contrae matrimonio con un musulmán, a continuación la segunda hace lo propio con un judío y la tercera acaba en el altar con un joven chino.
Aunque intentan aceptar la situación con el mayor optimismo posible, en realidad tienen la esperanza de que su cuarta y última hija se busque a un esposo que comparta con ella al menos la misma religión. Cuando telefonea a sus padres para comentarles que ha conocido a un joven también católico, la chica omitirá deliveradamente cualquier otro detalle que traerá cola.
Crítica de “Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?”, amable apología de la tolerancia
El especialista en comedia Philippe de Chauveron (“L’amour aux trousses”), hasta el momento poco conocido fuera de su país, dirige y coescribe “Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?”, que cuenta con numerosas situaciones y diálogos divertidos. Muchas veces, los gags se sitúan al borde del precipio, por ejemplo en un momento en el que el yerno musulmán discute con el judío. Pero De Chauveron sabe guardar el equilibrio y mantener –a veces milagrosamente– la elegancia.
Podría decirse que se trata de cine ligero, sin demasiadas ambiciones, pero acumula situaciones de plena actualidad, lo que explica su apabullante triunfo en el país galo. Dejando aparte algún que otro golpe muy local (por ejemplo, un chiste en torno al comediante Louis de Funès), lo cierto es que cuenta además con potencial para conectar con el público en otros países. Por ejemplo, todo el mundo reconocerá a su alrededor a los personajes, descritos con enorme humanidad.
Los actores ofrecen interpretaciones exageradas, pero efectivas, sobre todo en el caso de Christian Clavier, popular por haber encarnado a Astérix, y también por protagonizar la saga de “Los visitantes”. Le secundan actores tan capaces como Chantal Lauby (“La jaula dorada”).
En suma, se trata de un ‘divertimento’ menor. Pero “Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?” incluye una sentida apología de la tolerancia, y una invitación a tratar de entender las demás culturas.