“Desobediencia (Disobedience)”, del realizador Sebastián Lelio, es una delicada e intensa historia de amor, obstaculizada por la severidad de un entorno religioso conformado por la religión judía-ortodoxa, adversaria del lesbianismo. Estelarizan Rachel Weisz y Rachel McAdams.

El retrato de la cotidianidad de la mujer, su punto de vista sobre el mundo, la debacle que enfrentan por circunstancias sociales o machistas y su búsqueda por consolidar una liberación de los estereotipos de una sociedad conforman un pedazo del sello representativo del realizador chileno Sebastián Lelio, iniciado con las peripecias por encontrar un segundo aire en el amor y en su propia existencia en “Gloria” (2013).

Tras ganar el primer Óscar para Chile a Mejor Película Extranjera gracias a la humanidad de la aceptación personal y el desencanto de la homofobia de “Una Mujer Fantástica” (2017), Lelio completa su delicada y sutil trilogía de mujeres que desafían los cánones sociales con “Desobediencia” (Disobedience, 2017), una sutil perspectiva de un amor prohibido entre mujeres que anhelan una libertad dentro de una comunidad judía, severa en sus creencias y la tradicionalidad en el cumplimiento de roles femeninos.

Trama de “Desobediencia (Disobedience)”: El entorno del judaísmo ortodoxo

Tras mucho tiempo de residir en Nueva York, donde funge como fotógrafa profesional, Ronit (Rachel Weisz) regresa a Inglaterra tras la muerte de su padre, un influyente rabino en una comunidad de judíos ortodoxos, enfrentando un fuerte rechazo de los residentes del lugar por su postura liberal sobre la vida.

Al reencontrarse con Esti (Rachel McAdams), amiga de su infancia casada con Dovid (Alessandro Nivola), renacerá una antigua atracción que incidirá en una suprimida pasión mutua que las llevará a pisar la delgada línea de la fe, la libertad y la sexualidad.

Disobedience (2017) dailyweisz tumblr

Crítica de “Desobediencia (Disobedience)”: Intenso romance que invita a la obtención de la libertad

Con “Desobediencia (Disobedience)“, Lelio subraya, con sutilidad, el cuestionamiento de la fe capaz de sofocar las libertades individuales, obligando a Ronit y Esti a confrontar las normas sociales que imperan en la pequeña comunidad, en este caso, la judía-ortodoxa. Basado en la novela de Naomi Alderman, el guion de Sebastián Lelio y Rebecca Lenkiewicz enfatiza en las repercusiones locales y personales tras el regreso de Ronit, vista como una “paria” y una rebelde a causa de una independencia que la ha llevado a decidir en no tener hijos y sin abrazar la creencia en la religión judía.

Su presencia busca una redención personal por el desprendimiento absoluto del padre y detona el resurgimiento de un romance de juventud silenciado por los prejuicios de una comunidad acostumbrada a la tradicionalidad del rol de una mujer que la destina al matrimonio y a la procreación. De manera progresiva, el relato revela las restricciones por las que atraviesan sus personajes que les impiden actuar con libertad, incluyendo el entramado psicológico a la supresión de Esti (McAdams con uno de sus mejores trabajos) con respecto a su preferencia sexual, el rechazo hacia Ronit por parte del ausente padre rabino que la omitió de su testamento y al propio Dovid, quien al subir como rabino tiene sus propias dudas sobre las altas expectativas sobre sus espaldas por parte de la comunidad, preocupado por su correcto funcionamiento en el cargo y la cabalidad en la interpretación y comprensión de la lectura de la Biblia.

A su vez, Lelio, apoyado por la elegante fotografía de Danny Cohen que matiza la reclusión y la rigidez de creencias a través de sus calles, clima nublado y viviendas, disecciona paulatinamente la tensión de la comunidad ante la aparente rebeldía de Ronit y la verdadera razón por la que se vio obligada a abandonar su lugar de origen, vinculado con el matiz de su relación con Esti. De la delicadeza de la expresión de un amor truncado pasa a una intensidad romántica que entrevé la honestidad en su relación, la intimidad de las confidencias, las restricciones, la intolerancia de un segmento social hacia el lesbianismo y el ansia por una libertad que nunca parece llegar por completo para los involucrados, pero inicia con pequeños detalles como remover una peluca que representa una verdad íntima.

“Desobediencia (Disobedience)” tiene instancias de redundancia en su propuesta y peca un poco de arquetípica, pero termina trazando una sólida y frágil perspectiva sobre la reclusión de sentimientos y la inalcanzable consolidación de un romance destinado a la separación, con la convicción sobre la voluntad y el libre albedrío.

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