
Intérpretes: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thompson, Phylicia Rashad.
Guión: Ryan Coogler y Aaron Covington.
Duración: 135 minutos.
En esta séptima cinta de Rocky Balboa Creed. La leyenda de Rocky –y parece que ya la última de la saga, o al menos eso parece-, el archifamoso y querido boxeador que llegó a lo más alto desde lo más bajo, toma como pupilo a Adonis Johnson, el hijo no reconocido del que fue su gran amigo y rival Apolo para hacerle un campeón y una mejor persona llena de bondad y principios.
La gran sorpresa de este film, que no es ni mejor ni peor que las cinco partes anteriores, es que Sylvester Stallone ha ganado el Globo de Oro al mejor actor secundario y que está nominado al Óscar en la misma categoría y que es el claro favorito para llevárselo a su casa. Esto parece que no es más que un homenaje de la industria cinematográfica de ese país para dar las gracias a este personaje ya mítico que tanto dinero ha recaudado y que está en el imaginario de millones de personas.
Creed: No hay nada nuevo encima del ring
La cinta es más de lo mismo: una historia de superación y sacrificio, con mucho sentimentalismo y mucha moralina, y escenas bien rodadas y mil veces vistas de combates de boxeo tanto de entrenamiento como la del enfrentamiento oficial en la parte final del metraje.
Para quienes sean fans de la saga, será un plato a degustar. Y para los que no, resultará una cinta intrascendente y muchas veces vista, y que alarga innecesariamente una saga cuya mejor cinta fue la primera, aquella estupenda de 1976 que ganara hasta tres Óscar: mejor película, director y montaje.