Crítica de ‘Coco’: Pixar se sacude con fuerza el polvo

Pixar vuelve a primera división, tras una serie de proyectos basados en secuelas de éxitos pasados (Cars 3, las futuras Los increíbles 2 y Toy Story 4) o en conceptos menores (El viaje de Arlo). El estudio del flexo vuelve a apostar fuerte, por primera vez desde Inside Out, con Coco, una fábula que combina la música y la tradición mexicana del Día de Muertos. El resultado es una espectacular propuesta que esconde cierta rutina narrativa tras un fastuoso diseño plástico.

Parece que Pixar no conoce el término medio. O bien se dedica a revisar éxitos contrastados con más o menos éxito (Cars 3 y Buscando a Dory son ejemplos de secuelas con distintos grados de éxito), o bien se plantea ambiciosas propuestas (Inside Out, o la plasmación audiovisual del mundo de las emociones). A esta segunda categoría corrspondería Coco. Por vez primera, Pixar se aleja de las culturas occidentales para ubicarse en México, concretamente en un pueblo que se prepara para celebrar el Día de Muertos, una festividad con la que los mexicanos recuerdan a sus seres queridos fallecidos. En ese contexto, Miguel, el miembro más joven de una familia de zapateros, se enfrenta al rechazo que muestran sus parientes por la música, desprecio que viene de un hecho del pasado que marcó el devenir de la familia.

Lee Unkrich y el resto del equipo aciertan en la diana con una película excelente, que se muestra sobresaliente en varios aspectos y conservadora en algún otro. El balance es sumamente positivo: la película ofrece satisfacciones a los más pequeños y a los no tan jóvenes, en una nueva muestra de esa doble lectura que Pixar siempre propone en sus producciones.

El espectacular aspecto de Coco

El gran valor de la película es su impresionante factura visual. Aprovechando la ocasión que brinda un mundo fantástico como el de los Muertos, Coco apuesta por un diseño colorido, barroco, imaginativo y original. Nuevamente, tal y como sucedía en Inside Out, la cima se encuentra a la hora de plasmar en imágenes y sonidos un universo ajeno al mundo cotidiano. Los escenarios y personajes de la Tierra de los Muertos es una muestra del poderío visual y de la capacidad de reinventarse de Pixar. Por supuesto, la apariencia plástica del pueblo del protagonista, así como los diversos flash-backs, son signos evidentes de la pretensión de Coco de jugar sus cartas a la baza del carácter estético. Y, huelga decirlo, sale ganadora de envite.

Un relato algo convencional

Coco pone en circulación una serie de temas explotados triunfalmente con anterioridad por Pixar (y por muchos otros). La lucha por conseguir un sueño, la importancia de los lazos familiares, la verdad de los sentimientos por encima de las apariencias… Todos ellos, en mayor o menor medida, comparecen en la película. Por supuesto, lo hacen de manera coherente, ordenada y eficaz. Pero en una obra que moviliza con tanta elaboración e imaginación el aspecto visual, resulta llamativo lo convencional del argumento.

Una historia que toca los resortes emotivos y cómicos perfectamente, que se ajusta como un guante a las expectativas de sus numerosos espectadores, pero que deja la sensación de haber sido poco arriesgada. En una película tan innovadora en el plano estético, cierta audacia narrativa no habría sido demasiado pedir.

Una apuesta segura en la cartelera

Todo lo expuesto previamente refuerza una idea: ver Coco es una elección certera a la hora de escoger película para ir al cine. Perfecta para el público adulto, idóneo si se va acompañado de los más pequeños, Pixar logra un nuevo hito en una filmografía que, a pesar de los puntuales signos de desgaste, siempre sabe volver por la puerta grande.

 

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