“BlacKkKlansman”, del realizador Spike Lee, es una extravagante, incisiva y oportuna crítica al racismo en Estados Unidos y a la supremacía blanca representada en el Ku Klux Klan. Estelarizan John David Washington y Adam Driver.
La figura del hombre de color ha sido repudiada a lo largo de la historia de Estados Unidos como país independiente por un amplio sector de la sociedad blanca. Su representación en el cine alcanzó su punto más polémico con “El Nacimiento de una Nación” (The Birth of a Nation, 1915), perspectiva del cine clásico que si bien innovó el tecnicismo cinematográfico en el plano detalle, el uso de los planos generales, la profundidad campo y en el uso del montaje, se convirtió en una cinta polémica por su narrativa racista, retratando a la raza negra como una amenaza humana.
El legado de la cinta del realizador D.W. Griffith afianzó la ideología de la supremacía blanca, reflejada en su uso como estandarte de reclutamiento del Ku Klux Klan, organización que recobró fuerza en el siglo XX después de su debilitamiento por la declaración del Acta de Derechos Civiles en 1871.
La lucha de los derechos afroamericanos y la representación de íconos políticos encargados de su defensa como Malcolm X han sido vertientes destacadas en la filmografía del realizador Spike Lee, quien con “Infiltrado en el Ku Klux Klan” (BlacKkKlansman, 2018) continúa en su célebre estilo, agregando un dinámica perspectiva del tema.
Trama de “BlacKkKlansman”: La ironía xenofóbica
Estados Unidos, 1970. Ron Stallworth (John David Washington) es el primer policía afroamericano en una ciudad del condado de Colorado, sin estar exento de recibir insultos raciales por algunos de sus compañeros. Tras leer en un periódico una convocatoria de reclutamiento por parte del Ku Klux Klan, iniciará una investigación en el organismo que lo llevará a infiltrarse a la organización auxiliado por Flip (Adam Driver), quien se hace pasar por él en las reuniones.
Crítica de “BlacKkKlansman”: Sarcástica, incisiva y oportuna perspectiva del racismo
Basada en la memoria homónima del propio Ron Stallworth, el relato se acompaña con tintes de documental por medio de una revisión histórica breve hacia el pasado y hacia el presente de Estados Unidos en el aspecto social, desde la propaganda política instada por el grupo con “El Nacimiento de una Nación”, la segregación racial en los cincuenta representada por la división de escuelas y lugares públicos hasta los conflictos en la era presidencial de Donald Trump, entreviendo la vigencia del racismo y sus violentas consecuencias.
Lee, además de tocar elementos políticos y culturales de los setenta como la presencia del radicalismo de las Panteras Negras, el rechazo a la Guerra de Vietnam e íconos de color como el detective Shaft (protagónico televisivo poco usual en la época), agrega humor negro y sarcasmo hacia la ineficacia de la ideología del Ku Klux Klan, la clandestinidad asociativa que pretende ocupar un poder fáctico y la ingenuidad de las posturas xenofóbicas.
El dinamismo de la propuesta alcanza uno de sus puntos más altos con el paralelismo de iniciación al grupo y la plática del racismo que resalta el conflicto y la ironía de la consagración de las creencias por parte del líder de la organización David Duke (Topher Grace) y sus seguidores, obsesionados con la violencia como recurso de curación para un mundo que califican como caótico, aplicadores de la fórmula que tanto critican.
A su vez, la adaptación de Charlie Wachtel, David Rabinowitz, Kevin Willmott y el propio Spike Lee no arremete por completo a la culpabilidad de todos los integrantes de la sociedad blanca, guiando hacia una conciliación en la investigación policíaca en la que afroamericanos y blancos unen fuerzas para investigar las fauces del Ku Klux Klan, representados en los integrantes del operativo de Stallworth, algunos de ellos experimentando también rechazo por sus orígenes étnicos. Flip ha experimentado rechazo por sus raíces judías, llevándolo a comprender el trasfondo de la aceptación social.
“BlacKkKlansman” y sus tintes psicodélicos quizás palidezcan un poco en su drama y en la representación del conflicto de interés político y policíaco con respecto a la ejecución de justicia, pero es una incisiva y sarcástica perspectiva del racismo, conflicto social que nunca muere sin importar la época en la que esté retratada, pero que puede ser contrarrestado gracias a la unión civil.
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