Joel y Ethan Coen vuelven con humor a la época dorada del cine en “¡Ave, Cesar!”, un divertimento menor pero con buenos dialogos y secuencias divertidas.

George Clooney.

Los hermanos Coen reconstruyeron la época dorada de Hollywood en la genial “Barton Fink”, Palma de Oro en Cannes. Ahora vuelven al cine dentro del cine en “¡Ave, César!”, donde los protagonistas trabajan para el mismo estudio, Capitol Pictures, que el guionista retratado en aquélla.

El film ha abierto, fuera de concurso, el Festival de Berlín, donde cosechó tibias críticas.

“¡Ave, César!” se estrena en España el 19 de febrero de 2016.

Sinopsis de “¡Ave, César!”, la estrella secuestrada

Estreno 18 de febrero.

Eddie Mannix (Josh Brolin) trabaja como solucionador problemas de un gran estudio de Hollywood. Está disponible las veinticuatro horas del día para arreglar asuntos como convencer a los líderes religiosos de las bondades de una película bíblica, conseguir que un director como Laurence Laurentz (Ralph Fiennes) acepte al especialista en películas del Oeste Hobie Doyle (Alden Ehrenreich) para protagonizar un sofisticado drama, intentar que la prensa no se ensañe con la actriz y nadadora DeeAnna Moran (Scarlett Johansson), que se ha metido en un lío, y ayudar a la superestrella de los musicales Burt Gurney (Channing Tatum).

Pero tendrá que hacer frente al mayor reto de su carrera cuando secuestran al astro Baird Whitlock (George Clooney) en pleno rodaje de “¡Ave, César!”, un film de romanos. Los culpables son los miembros de un misterioso grupo que se hace llamar “El futuro”. Si el estudio no les entrega 100.000 dólares, matarán al actor.

Crítica de “¡Ave, César!”, diversión ligera

Scarlett Johansson.

Tras la excelente “A propósito de Llewyn Davis” y su modélica revisión del guión de “El puente de los espías”, de Steven Spielberg, se esperaba muchísimo de la pareja fraterna de realizadores. Quizás por eso puede resultar decepcionante que hayan compuesto un entretenimiento asumidamente intrascendente.

Pero “¡Ave, César!” se enmarca en esas comedias corales, estilo “Quemar después de leer”, con la que los cineastas dejan de lado su objetivo de hacer mella en los críticos y jurados de festivales, y parecen concentrarse en una única cosa, pasarlo bien ellos mismos durante el rodaje. Esto se contagia a los espectadores, mediante numerosos momentos brillantes, con diálogos bien trazados. Quizás pesa la sensación de que el film se atasca, que no va a ninguna parte, y se queda en una descripción, llena de nostalgia, de una época del pasado de Estados Unidos, y en un sentido homenaje al Séptimo Arte.

Como siempre, los Coen saben sacar tajada de los actores que interpretan a sus peculiares personajes. Aquí no sólo resulta meritorio el trabajo como protagonista de Josh Brolin, sino que se diría que todos los secundarios se lucen, como George Clooney, ideal como divo de los antes, o Tilda Swinton, en el doble papel de dos hermanas columnistas, capaces de hundir a cualquier actor con sus escritos. El personaje de Scarlett Johansson da lugar a la mejor secuencia, un número musical acuático que rinde tributo a la legendaria Esther Williams.