“Atómica (Atomic Blonde)” es un irregular periplo de espías aquejado por su dispersa trama y amenizado por el dinamismo de sus secuencias de acción. Estelarizan Charlize Theron y James McAvoy.

En muchas ocasiones, los personajes femeninos en el cine de acción han sido relegados a los sumisos roles de “damiselas en apuros”. No obstante, excepciones como Ellen Ripley en “Alien” (1979), Sarah Connor en “Terminator 2: El Juicio Final” (Terminator 2: Judgement Day, 1991) y Beatrix Kiddo en la saga de “Kill Bill” (2003-2004) rompieron un poco el tradicional paradigma para demostrar que las mujeres pueden contar con su propio protagonismo en el género.

“Atómica” (Atomic Blonde, 2017) recorre la habitual asignación del cumplimiento de una complicada misión, a cargo de una notoria protagonista.

Trama de “Atómica (Atomic Blonde)”: Traiciones y espías en la Guerra Fría

Berlín, 1989. El muro que divide a Alemania Occidental y Oriental está a punto de colapsar. Lorraine Broughton (Charlize Theron) se dará a la tarea de enfrentar a rivales espías y de investigar las causas de la muerte de un integrante del MI6, así como la búsqueda de la lista de agentes encubiertos en el país buscada por naciones enemigas.

Atomica (2017) Depeliculatv Facebook

Crítica de “Atómica (Atomic Blonde)”: Irregular juego de espionaje

Basada en la novela gráfica “The Coldest City”, de Antony Johnston y Sam Hart, la adaptación de Kurt Johnstad toma un poderío visual gracias a los planos secuencias, recreando un dinamismo en la acción que es crucial para el desenvolvimiento del relato.

El realizador David Leitch toma prestado la agilidad de sucesos del desenfreno de venganza de “John Wick” (2014), su ópera prima, así como el uso constante de las sombras y luces en neón, para dotar de misterio a la suma de intrigas en las que el juego de traiciones está a la orden del día.

Aunado a ello, el soundtrack, aunque descolocado en algunos momentos cruciales de la trama, compasa la mayor parte de las escenas y las coreografías de combate, oscilando la crítica comunista de la cantante alemana Nena, los ataques de la KGB acompañados por Depeche Mode, la pelea en un auto resaltada por el “Major Tom” de Peter Schilling o una persecución callejera al son de A Flock of Seagulls.

La presencia de Charlize Theron como figura de acción destaca de manera similar a lo logrado con su Emperadora Furiosa en “Mad Max: Furia en el Camino” (Mad Max: Fury Road, 2015). Su rol como Lorraine, la encargada de resolver la identidad del asesino de su camarada, se equipara a la inteligencia de James Bond, la audacia de Jason Bourne y de la brutalidad y precisión de John Wick, así como de los instantes de fragilidad de la Nikita de Luc Besson. James McAvoy hace lo propio como Percival, la contraparte masculina que otorga el lado sarcástico, gandaya y desenfadado.

Sin embargo, el desarrollo de la investigación y el thriller de espionaje pierden mucha fuerza por la dispersión de las subtramas en las que la Guerra Fría y los personajes secundarios como los agentes del MI6 interpretados por John Goodman y Toby Jones nunca alcanzan una verdadera importancia en el relato, aquejado de igual forma por la lentitud del ritmo.

“Atómica (Atomic Blonde)” es una irregular odisea de espías en las que la rebuscada intriga y los tintes de cine noir son tambaleantes ante el impacto de su cuidada propuesta visual, pero logra una porción de entretenimiento gracias al desempeño de Charlize Theron y la versatilidad en combate de las confrontaciones entre espías.