El Renacido (The Revenant).
Intérpretes: Leo DiCaprio, Tom Hardy, Domhall Gleeson, Will Poulter, Forrest Goodluck.
Guión: Mark L. Smith y Alejandro González Iñárritu. Basado en la novela homónima de Michael Punke.
Fotografía: Emmanuel Lubezki.
Duración: 156 minutos.
Es más que probable, tierne muchas más posibilidades este año, que le den finalmente a Leonardo DiCaprio el Óscar al mejor actor principal y que tanto se mereció en películas anteriores. Y no lo digo porque su trabajo en la nueva película del mexicano González Iñárritu sea lo mejor de su larga carrera como actor, sino porque esta vez encarna a un personaje muy sufrido fisicamente, al que le ocurren mil cosas y asuntos, porque le pegan, le intentan matar, le entierran, es atacado por un oso, se cae con un caballo desde un precipicio, porque sufre como un bellaco en esta cinta que narra la historia basada en hechos reales de la venganza de un cazador de pieles y al que le matan a su hijo mestizo en pleno invierno y en plena naturaleza salvaje norteamericana en 1823, y que pasa más frío que un homeless en Nueva York.
Es el típico papel sufrido que se lleva todos los premios -como así ya se llevó el Globo de Oro-, como también es la típica superproducción que arrasará en los Óscar, está nominada a nada menos que doce estatuillas.
Si DiCaprio finalmente lo gana, será como recompensa y compensación a una larga lista de nominaciones anteriores y en las que era favorito, pero en las que finalmente, y a veces con clara injusticia, no se llevó el gato el agua. El espectador no puede olvidarse de su estupendo trabajo, por ejemplo, en su encarnación de la falta de moral y de la ambición sin límites del personaje de El Lobo de Wall Street, esa maravillosa cinta de Martin Scorsese. O por ejemplo encarnando a Howard Hughes en ese biopic llamado El Aviador. O sin hablar ya de la clara injusticia de no estar ni nominado por Titanic, en 1998.
El Renacido: Unas espectaculares imágenes que no dejan indiferente
Pero tampoco El Renacido es de las mejores cintas de González Iñárritu, que aquí está claramente por debajo del nivel que nos suele entregar en obras tan inquietantes e interesantes como son Birdman, 21 gramos o la magnífica Babel.
En esta ocasión Iñárritu ha querido dar el pelotazo total en la industria norteamericana y triunfar popularmente con un film de acción y venganza en lo que más importa son los efectos técnicos, una factura deslumbrante y las escenas espectaculares, y al que le falta la poesía que suele insuflar este director a su cine. Porque por lo demás El renacido posee un argumento demasiado básico y simplón, que no se aleja del tópico y que resulta tópico, y tampoco llega Iñárritu a dar ninguna verdadera profundidad a la historia, sólo lo apunta, como también está temeroso de poner claramente su sello personal a la cinta, un sello que sólo vemos en los planos secuencia y en la humanidad del protagonista.
Esta vez el mexicano ha elegido ser directamente comercial, y epatar con la espectacularidad de las imágenes -con una cuidada fotografía, eso sí, y con unos paisajes maravillosos-, para ganarse al público y a la taquilla. Aunque hay que decir que tampoco logra hacer una buena muestra de cine de aventuras, de evasión, un blockbuster. Es decir, es menos Iñárritu que nunca, y tampoco logra hacer una buena muestra de cinta de aventuras y supervivencia en un paraje hostil.
Lo mejor de la cinta, sin olvidar destacar la estupenda creación de una atmósfera agobiante, es el trabajo de ese actor portentoso y lleno de fuerza y personalidad que es Tom Hardy, también nominado al Óscar como mejor actor de reparto por esta cinta, que encarna al malo de la película, a un cazador de pieles sin escrúpulos ni moral al que sólo le importa el dinero, y que ilumina la pantalla cada vez que aparece.
El renacido, entonces, un film vacío y de demasiado metraje, recubierto de un bello e inquietante caparazón.
