
Intérpretes de Cien años de perdón: Luis Tosar, Rodrigo de la Serna, Raúl Arévalo, José Coronado, Patricia Vico.
Guión: Jorge Guerricaechevarría.
Coproducción Hispano-Argentina-Francesa.
Duración: 97 minutos.
Los espectadores estamos de enhorabuena porque ha vuelto el gran Calparsoro. El gran cineasta que es Calparsoro. Ya se echaba en falta su cine con su estilo tan reconocible que a nadie deja indiferente, y que llevaba unas cuantas cintas en las que no se le reconocía. Y en 100 años de perdón el espectador vuelve a disfrutar de una historia de perdedores contada con el estómago, una historia intensa con un ritmo vertiginoso, a mil revoluciones por minuto, un cine que es pura sangre hirviendo, fuego candente, con unos temas que indagan en la parte más turbia del ser humano y de la sordidez que le rodea.
Sus grandes películas como A ciegas, Salto al vacío o Guerreros están hechas con todo, con la tremenda y total necesidad de realizarlas y de contarlas porque de lo contrario, el director dejaría de respirar.
Y en Cien años de perdón el espectador tiene un buen banquete de todo esto. Calparsoro, esta vez, no ha podido resistir dar su mirada crítica y feroz sobre la crisis económica que parece no acabar nunca, sobre las entidades bancarias y el lado oscuro del poder, y lo hace poniéndose a favor, y sin pelos en la lengua, del ciudadano y de los más débiles. La cinta es una denuncia, un golpe duro y seco.
Cien años de perdón: Cine del género de atracos a bancos
El cineasta cuenta en su noveno film la historia de unos atracadores que en plena gota fría en Valencia entran en una sucursal bancaria para dar el atraco de sus vidas, con un plan medido al detalle, pero que se les irá complicando y no resultará tan fácil como pensaban.
Es cine negro potente, frenético, que no deja respiro al espectador y que atrapa desde el inicio hasta el final. Cinta sincera, rodada con maestría y con un estupendo trabajo actoral general, pero en el que destaca el soberbio trabajo del argentino Rodrigo de la Serna, el jefe del grupo de delincuentes.
Quizás en la parte final de la película esa pulsión, ese ritmo frenético disminuye, y el film se resiente. Pero la cinta es muy recomendable, y nos asegura en su mensaje moral que quien roba a los verdaderos ladrones, a las altas esferas del poder y a las entidades bancarias, tiene asegurado cien años de perdón.
No se la pueden perder.