Cosmética Victoriana, verte guapa podía ser mortal 

La cosmética victoriana dio problemas a muchas mujeres por ser un maquillaje que dañaba la salud. Era una época en la que la belleza era considerada como algo de aspecto enfermizo, puesto que daba un aire romántico y poético a las mujeres, y que se asemejaba a las narraciones literarias del momento.

En aquellos tiempos, las mujeres debían aparentar haber “sufrido por amor”, o haber padecido la tuberculosis, y por ello buscaban formas alternativas de cosmética para causar este ‘look’.

Cosmética Victoriana: el maquillaje era propio de actrices y prostitutas

Entre 1837 y 1905 fue cuando se asoció a la mujer con la cosmética. Los hombres dejaron los períodos en que se maquillaban, y la práctica se convirtió en algo más ‘femenino’.

Sin embargo, el uso de maquillaje no era visto como decente puesto que las actrices y las prostitutas lo usaban de forma sobrecargada para ocultar sus rostros y dedicarse a dichos trabajos considerados vulgares (sexo a cambio de dinero y las artes escénicas).

La mujer inglesa debía seguir el canon de belleza de la época que, básicamente, era asemejarse a la “rosa inglesa”.

O sea, una mujer de aspecto fresco, frágil, y natural.

El puritanismo veía la cosmética natural de buena forma. Mientras una mujer no usase maquillaje, o lo menos posible, era considerada una mujer correcta.

A pesar de ello, Inglaterra estaba fascinada con los colores de Asia y sus maquillajes.

Digamos que era la “moda”.

Las mujeres no tardaron en querer verse bellas y optar por métodos y cosmética que, para la época, dañaron la salud de muchas puesto que hacían cualquier cosa por suplir la falta de maquillaje en sus tocadores y poder asimilarse a las damas de alta cuna.

cosmética victoriana

Mujer victoriana, image by pinterest

Cosmética Victoriana: productos de belleza dañinos para la salud

No toda la cosmética era tóxica, pero muchos productos lo fueron y tuvieron desastrosos resultados. Incluso llevándolas a la muerte.

1.- Polvos faciales de plomo y óxido de zinc. 

El óxido de zinc era el ingrediente principal para resaltar la tez pálida y darle un toque aterciopelado.

También se mezclaba el polvo con vinagre y plomo para dar otra consistencia y así tapar las imperfecciones. Se le llamaba “el espíritu de Saturno”.

A largo plazo, esto podía causar despigmentación de la piel, podredumbre de la dentadura, y perdida de cabello.

2.- Plomo para colorete y sombras.

El plomo se usaba en la creación de blushes (colorete) y sombras de ojos.

Las mujeres que no estaban enfermas de tuberculosis, pero deseaban dicha apariencia enfermiza y frágil, se dibujaban venas falsas con pintura.

Los ojos debían siempre lucir con un tono rojizo pálido a su alrededor.

Lo que no sabían era que el uso de plomo podía causar parálisis, inflamación cerebral y ocular, calvicie, y la muerte.

3.- Arsénico para el cuidado de la piel. 

Este veneno era aplicado en jabones y cremas para suavizar la pie.

También les ayudaba a combatir el acné, manchas solares, y las pecas.

Daba un brillo especial a tu piel que consideraban ‘adorable’.

El arsénico daña el sistema nervioso, te da insuficiencia renal, calvicie, y lesiones cutáneas.

4.- Gotas de belladona para los ojos.

Como la belleza era de aspecto frágil, las mujeres aplicaban gotas de belladona para dilatar la pupila y darle a los ojos un aspecto hinchado y lloroso.

Además, aplicaban el tono rojizo pálido que dijimos o gotas de naranja y lima.

El uso de la belladona te dejaba ciega.

Cosmética victoriana

Cuerpo victoriano, image by wikimedia commons

Cosmética Victoriana: la obsesión por la belleza

La mujer victoriana tenía que siempre lucir arreglada y tener un rostro impecable que diese la sensación de no envejecer.

Además de los productos de cosmética, se sometían a tratamientos carísimos para sus cuidados de belleza e higiene.

1.- Grasa de oso para el pelo. 

El pelo era un simbolo de belleza y deseo, algo muy asiático.

Para cuidarlo, se usaba la grasa de oso para que el pelo creciese.

El color de moda era el rubio, así que lo conseguían usando peróxido de hidrógeno, el cual les quemaba el pelo.

Como cuidados de casa, debían cepillar el pelo 10 minutos 4 veces al día.

2.- Baños eléctricos anti arrugas. 

Las mujeres eran sumergidas en bañeras con sal y mediante una esponja se aplicaba electricidad con una pila galvánica.

Los médicos decían que esto reafirmaba los músculos y, en consecuencia, las arrugas aparecían con mayor lentitud.

También dormían con mascarillas de carne cruda para prevenirlas.

3.- Mercurio. 

Se usaba mercurio para ocultar las ojeras y las espinillas.

De ahí la expresión y enfermedad de “El sombrerero loco” ya que el mercurio causa temblores, locura, actitud anti social, y envenenamiento.

4.- Adelgazamiento.

Los corsés apretaban las costillas inferiores para hacer las cinturas estrechas y dar apariencia ‘calavérica’. Comprimía órganos y la columna vertebral.

Las mujeres seguían la moda y procuraban tener cintura pequeña como símbolo de belleza.

No podían respirar bien y por ello pasaban la mayoría del tiempo sentadas además de comer muy poco.

5.- Rizos. 

Los rizos eran considerados como algo de ‘alta cuna o nobleza’, pero no fue aquí cuando se inventaron los rizadores.

Los rizadores eran de metal y se calentaban sobre las llamas del fuego para ser aplicados luego.

Esto quemaba y dañaba el cabello.

Como podéis ver, el pasado y la modernidad no están muy lejos puesto que hoy en día hay varios productos de cosmética hechos con derivados de petróleo que también están dañando nuestra salud.

Para aquellas que buscan un look victoriano moderno, os dejo con un enlace para recoger tu pelo de forma original y ‘sweet’.

 

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